Uno de los caballitos de batalla de los países que rivalizan o buscan espacios de mayor poder relativo frente los EEUU, a más de tres décadas del colapso soviético y en una compleja y no lineal transición del momento unipolar liderado por EEUU entre 1989 y el primer tramo del siglo XXI, es el irrefrenable ascenso de un supuesto Sur Global. Que va desde China pasando por Rusia, India, Turquía, Irán, Brasil, Sudáfrica, Indonesia, Argelia y, para los más optimistas aún, la misma Argentina. En otras palabras una especie de BRICS ampliado y combinado con el añejo Movimiento de Países No Alineados.
El régimen chino se ha posicionado a la vanguardia de este relato, mostrando a su país como en vías de desarrollo y que comprende y sintoniza con las aspiraciones y objetivos de diversos Estados relevantes del mundo subdesarrollado.
Como todo relato, tiene mucho de exagerado y artificial. Más allá que en términos geográficos China y otros tantos están el Norte, el hecho clave es que Beijing es una superpotencia y que su PBI es al menos 10 veces más grande que el de Rusia o Brasil. El PBI de todos los Estados antes mencionados no llega a superar al chino.
En el pasado, en el Movimiento de No Alineados no existía una brutal asimetría de estas características. En una estructura bipolar entre los EEUU y China como la que está tomando forma ante nuestros ojos, el relato del Sur Global se parece mucho más a un ropaje detrás del cual la diplomacia china busca llevar agua hacia su molino geopolítico.
Otro componente que sobrevuela todo esto es que el Sur Global aglutinaría a países que aún cargan con el peso y traumas de sus pasados como colonias del cruel Occidente. Llegado a ese punto, cabría recordar que China sigue reclamando como propias la zona de Siberia apropiada por Rusia en el siglo XIX y que países como Filipinas, Vietnam y tantos otros ven a China como una potencia que realiza acciones imperialistas en las aguas oceánicas que comparten. Ni que decir de la aguda y nuclearizada enemistad estratégica militar entre China y la India y el rol ruso como gran proveedor de sofisticado armamento a Nueva Delhi.
A lo largo de las décadas de Guerra Fría entre los EEUU y la URSS, bajo el paraguas de No Alineados había diversos países subordinados y dependientes de Moscú y otros con fluidos lazos con Washington. El mismo General Perón quiso tomar partido junto a los EEUU y sus aliados en la guerra de Corea iniciada en 1950. Así cómo su largo exilio lo llevó a vivir en países gobernados por dictaduras anti comunistas como eran los casos del Paraguay, Venezuela, República Dominicana y la España del General Franco. Las gestiones de aquellos peronistas que quedaron magnetizados con Mao y o con Fidel Castro siempre fracasaron en sus sugerencias para que el exilio fuese en China o Cuba.
Concluyendo, él tan mencionado y tan poco consistente Sur Global está llamado a generar fascinación en amplios sectores de la academia anti EEUU y anti Occidental que abunda América Latina. Una tradicional combinación de nacionalistas de izquierda (que se niegan a identificarse como comunistas pero que por su fobia al poder americano siempre terminan del lado de los adoradores del partido único y la sabiduría de sus providenciales líderes) y comunistas. Ya sin la rabiosa interna que tuvieron pos muerte de Stalin en 1953 entre los pro chinos y los pro soviéticos. Con Cuba dependiente y alineada con Beijing, esa grieta ha quedado atrás.
Para aquellos que en Argentina y en otros países de la región les corresponda la gestión concreta de los asuntos del Estado y sus acciones, será mejor tomar fríamente el entusiasmo antes mencionado y mirar las cosas tal como son y no como los relatos lo prescriben.
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