Qué esperar de Carlos III

La coronación salió mejor de lo que se esperaba pero su éxito o fracaso como monarca va a quedar determinado por la forma que enfrente los desafíos que tiene por delante

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Carlos III (AP Photo/Frank Augstein)
Carlos III (AP Photo/Frank Augstein)

La ceremonia de juramento mostró que la institución sigue contando con el respeto de los súbditos como también la cantidad de turistas y la transmisión televisiva urbi et orbi fue reflejo del interés mundial y que se había transferido al sucesor parte del capital simbólico ahorrado por la reina en su largo reinado.

¿Es esto suficiente para que la Casa de Windsor siga siendo la avanzada del poder blando del Reino Unido? Es, además, un escenario donde el antiguo imperio es hoy un poder en declinación, como lo es Francia y quizás Rusia después de su desempeño militar en Ucrania.

La verdad es que la respuesta a esta pregunta va a depender de como Carlos III pueda abordar los desafíos que enfrenta, que son gigantescos. Entre ellos podemos mencionar la mantención de la popularidad y lealtad en su casa, es decir, Inglaterra, además de que el Reino Unido siga siendo país unitario, toda vez que el independentismo sigue muy vivo en Escocia. Por otra parte, la supervivencia como actor internacional de la Commonwealth, que no es algo menor y un logro, ya que otros ex imperios no lograron lo mismo; también, evitar que nuevos países lo abandonen como su jefe de Estado, tal como lo hiciera Barbados tan recientemente como el 2021, ya que en varias naciones soplan vientos críticos sobre el pasado colonial de Londres.

Incluso la entrega de la corona a su heredero puede ser un desafío por los cambios que están recorriendo el mundo y al propio Reino Unido, sobre todo, si vive tantos años como su madre o su abuela, ya que, si permanece en Buckingham hasta sus 90s, el actual Príncipe Guillermo va a estar en sus 60s.

Los reyes Carlos III y
Los reyes Carlos III y Camila en su nuevo retrato oficial (Royal.uk)

¿Cuál sería la mezcla adecuada de tradición y modernidad en su reinado?

Seguramente ha tenido tiempo de sobra de pensar en la respuesta, aunque el largo tiempo de la espera para ser rey no siempre ha sido fácil para él, toda vez que no es precisamente simpático y como lo demostraron imágenes de los funerales de su madre, muchas veces el mismo provoca el rechazo, como el enojo con su servidumbre, porque el lápiz no funcionaba al firmar documentos.

Además, lo ha perseguido una imagen de que no sería demasiado inteligente ya que no tuvo nunca una buena prensa, acrecentado por la forma cómo fue responsabilizado, tanto por el fracaso del matrimonio como por las dificultades que Diana de Gales tuvo para ajustarse a su rol en la familia.

Quizás en todo esto hubo alguna o mucha responsabilidad de la BBC al manipular una entrevista a la princesa. También puede haber influido la exitosa serie The Crown que toma partido en el divorcio pintándolo como el culpable, aunque, por cierto, era una adictiva serie de televisión y no un documental.

La ceremonia de su coronación demostró que esto había sido superado al igual que el rol de Camila, que pudo abandonar en el imaginario colectivo el rol de destructora de un hogar, para asumir un rol digno de Reina y como el amor de la vida de Carlos. Por lo demás, nunca existió con Diana un cuento feliz.

Después de la ceremonia, todo indica que el desafío de Harry y Megan es para Netflix, y que los británicos no se confunden en su lealtad hacia la corona y en su critica a la pareja, que quería mantener su estatus sin cumplir con sus responsabilidades, en el sentido que más allá de la recepción que tienen sus quejas en la prensa, simplemente no tendrían razón en exigir privilegios que no les corresponden por haber renunciado voluntariamente a sus deberes.

Por lo demás, en Suecia el rey despojó a cinco de sus nietos de sus títulos y obligaciones reales. No perdieron línea al trono, pero dejaron de recibir beneficios económicos. Por su parte, en Dinamarca le reina hizo algo similar el año pasado.

Sus majestades el rey Carlos
Sus majestades el rey Carlos III y la reina Camila a bordo de un carruaje dorado de camino al Palacio de Buckingham (Charles McQuillan/pool photo via AP)

¿Habrá llegado el momento de la revancha de Carlos III?

Algo de eso puede haber, toda vez que contrario a la imagen de no tener muchas luces, Carlos demostró un temprano interés en temas que hoy son importantes para numerosas personas. De hecho, en los 70s y 80s se interesó públicamente en la arquitectura patrimonial y en temas medioambientales, pero como lo sabemos, tener la razón antes de tiempo, antes que a una idea le llegue su momento histórico, es muchas veces el equivalente a estar equivocado.

Contrario a lo que se dice, Carlos nunca escondió sus opiniones en temas que le interesaban, a pesar de que el poder que posee la corona se basa en estar afuera de la contienda politica y de lo que divide. Es así como en los últimos años le hizo ver a distintos ministros, lo que pensaba sobre el deterioro educacional como también su oposición al plan de gobierno para enviar inmigrantes ilegales a Ruanda, lo que desmiente una vez mas las acusaciones de racismo.

¿Es esto un antecedente de que inesperadamente podría convertirse en una especie de rey verde para el Reino Unido, como parte de su poder blando?

No lo sé, ya que en lo personal mientras fui estudiante de posgrado en Inglaterra, fui testigo de cómo sus opiniones fueron parte de la mala imagen de Carlos con los medios de prensa.

A pesar de ello, desde mi llegada me impresionó cuan masivo era el respeto de la población hacia la Corona, sobre todo, hacia la reina. No era algo superficial, sino muy profundo, y a todo nivel, desde la calle hasta lugares tan liberales como en general lo son los universitarios.

Nunca he tenido simpatía por ningún tipo de ventajas, regalía, dispensa o concesión, incluyendo que no se paguen impuestos o se reciban ingresos asegurados. Nunca me he sentido monárquico, por lo que quise entenderlo, aprovechando el paso por la Universidad de Essex para reducir mi ignorancia. Aprendí que, cortando la cabeza de un rey en la Revolución Gloriosa, han tenido una monarquía constitucional desde 1688, y cuan reglamentada estaba.

También, que todos sus pasos estaban regidos por la ley, por lo que es difícil acceder a las peticiones de Harry y Megan sin crear una crisis, lo que no se entiende fuera del Reino Unido.

Ese fue mi descubrimiento, que el tema de los recursos públicos y de los deberes de la familia real estaban definidos, y si alguien no quiere aceptar las reglas del juego renuncia al trono, como ocurrió con Eduardo VIII, el Duque de Windsor.

No solo el rey sino todo aquel que recibe dineros públicos y privilegios. Mucho viene de la Primera Guerra Mundial, donde por el conflicto no sintonizaban los orígenes germánicos de la familia por lo que a su final se cambió el apellido y la casa real se convirtió en la Casa de Windsor.

En mi caso, al egresar me fui del del Reino Unido con mayor conocimiento y respeto, pero sin entender del todo las razones de cuan profundo es el respaldo a la monarquía, y creo, que en ello influye que la institución sea una de las bases del sistema constitucional británico, aunque este nunca haya sido escriturado.

Sigo igual, con más información, pero sin entender del todo su popularidad. En el extranjero, creo que los medios de comunicación omiten o no destacan suficientemente la forma en que la ley regula el funcionamiento de la institución monárquica, ya que mas que ser una familia es una institución, y de las básicas para la estabilidad del país, por mucho que cueste entenderlo fuera del Reino Unido.

En la institución monárquica británica todavía permanecen los dos atributos que pedían los romanos, tanto para el poder como para la influencia. Por un lado, la autoritas es decir, poseer el titulo o derecho para exigirlo como la potestas, es decir, la capacidad efectiva de obtener lealtad y obediecia.

Sin duda alguna, permitir y aceptar la reducción de su poder político ha sido el secreto de la supervivencia monárquica, tanto en el Reino Unido como en Europa.

A pesar de ello, en definitiva, el éxito o fracaso de Carlos como el Rey Carlos III va a depender de que lo mostrado en la ceremonia de entronización se convierta en el sello histórico de su reinado, que las diferencias entre la ceremonia de su madre de 1953 y la suya sea el signo histórico de la actual Casa de Windsor, es decir, la transición de una presencia solo aristocrática y del poder político a la mayor diversidad del país actual, que además ya no es relevante como poder global.

Y todo, sin abandonar ese sello de lujo ceremonial que es tan atractivo para súbditos y el resto del mundo.

@israelzipper

*Abogado, PhD. en Ciencia Política, ex candidato presidencial en Chile.

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