Durante el año pasado, dos de los regímenes más brutales del mundo, Irán y los talibanes afganos, han ilustrado cómo la negación de la libertad religiosa y los derechos de las mujeres van insidiosamente de la mano.
El gobierno iraní ha reservado un tipo especial de tiranía para las mujeres y niñas. Miles han sido encarceladas, abusadas (incluyendo violencia sexual) y, en algunos casos, asesinadas por protestar contra el brutal homicidio ocurrido bajo custodia policial de Mahsa Zhina Amini por el uso de un velo “inadecuado”.
La toma de control de Afganistán por parte de los talibanes en 2021 provocó un éxodo masivo de minorías religiosas, entre muchas otras minorías. La violencia generalizada contra quienes se quedaron reveló -pese a las garantías manifestadas a priori-, el rostro misógino del régimen, que ha excluido a mujeres y niñas de la vida pública, la educación, el empleo e incluso los parques de diversiones.
Ambos regímenes cometieron dichas violaciones contra las mujeres dentro de sus países, en virtud de sus draconianas interpretaciones de la ley religiosa y en flagrante violación de los estándares internacionales. Y ambos continuaron negando los derechos de las minorías religiosas, de las personas no religiosas y de todas aquellas cuyas convicciones más profundas pudieran diferir de las doctrinas oficiales.
Como Presidente y Vicepresidente de la USCIRF-Comisión de Libertad Religiosa Internacional de EE. UU., denunciamos firmemente todas las violaciones a la libertad religiosa contra los pueblos de Irán y de Afganistán, así como contra los otros 26 países mencionados en nuestro informe anual de 2023. Algunos de esos 28 países -en especial Pakistán y Arabia Saudita-, siguen el ejemplo de Irán y Afganistán al imponer una interpretación peculiar de la religión. Otros, como China, Corea del Norte, Vietnam, Tayikistán y Eritrea, buscan controlar la vida religiosa de su pueblo desde la cuna hasta la tumba, a menudo con un absoluto desprecio por la mismísima fe que arguyen detentar.
Otros países, como Myanmar, India y Rusia, promueven un tipo de nacionalismo mayoritariamente religioso que a menudo conduce a abusos contra las minorías religiosas.
En todos estos contextos, USCIRF ve una tendencia preocupante de violaciones específicamente dirigidas y que afectan a las mujeres, incluidas las mujeres musulmanas uigures sometidas a abortos forzados, control de la natalidad y esterilización por parte de China, y niñas cristianas y yazidíes mantenidas en cautiverio en Nigeria o Irak por grupos terroristas.
De acuerdo con el mandato legislativo de USCIRF, recomendamos este año que el Departamento de Estado de los EE. UU. nombre a 17 naciones como países que requieren una especial preocupación, o CPC-Países de Especial Preocupación (los peores de los peores abusadores de la libertad religiosa, que perpetran o toleran violaciones particularmente graves), y coloque a 11 en su Lista Especial de Vigilancia por perpetrar o tolerar dichas violaciones.
Entre estos países, dos en las Américas, Cuba y Nicaragua, empeoraron drásticamente en 2022, lo que llevó a la USCIRF a recomendarlos por primera vez como Países de Especial Preocupación. También recomendamos recientemente incluir a Sri Lanka en la Lista Especial de Vigilancia, ya que el estatus especial otorgado al budismo se ha traducido incrementalmente en enjuiciamientos problemáticos, discriminación generalizada y confiscaciones de tierras que tienen como particular objetivo a musulmanes e hindúes.
Junto con estas recomendaciones, continuamos subrayando la importancia de que el Departamento de Estado imponga consecuencias significativas a los gobiernos infractores cuando nombra a sus CPC-Países de Especial Preocupación, y que cese de emitir exenciones basadas en otros intereses de EE. UU. que les impidan evitar sanciones.
Estamos especialmente alarmados por las condiciones en Nigeria, el país más poblado de África, y reiteramos la necesidad de que el Departamento de Estado vuelva a designarlo como un país de especial preocupación y nombre un enviado especial para Nigeria y la cuenca del lago Chad. Las condiciones de libertad religiosa allí continúan siendo atroces: violentos actores no estatales, aplicación de leyes religiosas a nivel estatal, gobierno central ineficaz que conduce a un sufrimiento extremo tanto a las personas de fe como a las no creyentes.
Asimismo, seguimos instando una designación de CPC-Países de Especial Preocupación para la India, donde las leyes contra la conversión y otras leyes discriminatorias se están extendiendo en muchos estados. El gobierno nacional también ha tratado de silenciar las voces disidentes, en particular las de las minorías religiosas y de quienes las defienden.
Junto con nuestras recomendaciones al Departamento de Estado, instamos a los miembros del Congreso y a los pertinentes Comités del Congreso a aumentar su participación en lo concerniente a temas de libertad religiosa internacional, a través de audiencias, legislación y viajes de delegaciones del Congreso al extranjero. Las violaciones representan señales de alerta temprana respecto de mayores abusos contra los derechos humanos y de un aumento del autoritarismo y –por lo tanto-, no deben ignorarse.
La influencia más allá de sus fronteras de los atroces violadores de la libertad religiosa, también está aumentando. China continúa presionando a otras naciones, incluidas las de mayoría musulmana, a repatriar a los uigures y otros musulmanes túrquicos para que se enfrenten a las políticas genocidas en su contra. El ataque de Irán a quienes se oponen a las leyes obligatorias sobre el hiyab y otras restricciones a la libertad religiosa ha llegado incluso a los Estados Unidos.
Rusia también ha extendido su represión a la libertad religiosa y a la disidencia más allá de su propio territorio, abarcando las zonas invadidas y ocupadas de Ucrania, en ambos casos tanto desde 2014 en Crimea como tras el lanzamiento de su invasión a gran escala el año pasado.
A pesar de estos significativos y cada vez peores desafíos, USCIRF seguirá firme contra los gobiernos que niegan, controlan o ignoran el derecho esencial de la libertad religiosa para todas las personas y en todas partes. Esperamos que otros interlocutores que detenten ideas afines en todo el mundo (gobiernos y actores de la sociedad civil, personas de todos los credos y de ninguno, y todos aquellos que atesoran la libertad de religión o de creencias), se unan a nosotros para pedirles una rendición de cuentas por sus comportamientos y así instituir un impulso global en pos de la libertad humana, la dignidad y la justicia.
Nury Turkel, cofundadora del Proyecto Uigur de Derechos Humanos, es Presidenta de la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de EE. UU. Rabino Abraham Cooper, Decano asociado y Director de Acción Social Global del Centro Simon Wiesenthal, es Vicepresidente de la Comisión
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