Propuesta de reglamento de Vivienda de Interés Social, una buena idea

El arquitecto José Orrego Herrera señala que el reglamento de Vivienda de Interés Social “garantiza la densificación de nuestras ciudades y la construcción de edificaciones en altura”.

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Es necesario la elaboración de
Es necesario la elaboración de planes a nivel distrital que responden a problemáticas de escala vecinal. (Andina)

La publicación del proyecto de reglamento de Vivienda de Interés Social (VIS) me parece una buena idea. Ordena normativamente lo que existe en el sector inmobiliario, garantiza la densificación de nuestras ciudades y la construcción de edificaciones en altura.

La Ley de Municipalidades tiene un problema estructural. Al darle autonomía a cada Municipalidad para legislar cómo ejecutar las edificaciones, impide la elaboración de planes a nivel provincial de aplicación obligatoria en todos los distritos, así como la aplicación de una visión integral de ciudad, como sí ocurre en ciudades como Bogotá o París, cuya administración central para toda la urbe logra una regulación estructurada de la ocupación del suelo.

En nuestras ciudades, lo único que queda es la elaboración de planes a nivel distrital que responden a problemáticas de escala vecinal con propuestas limitadas al ámbito que la Ley de Municipalidades permite.

Las viviendas en zonas urbanas,
Las viviendas en zonas urbanas, es quizás, una de las necesidades más importantes que deben de ser atendidas. (Andina)

Un buen ejemplo es Miraflores. La última gestión desarrolló normas que permitían la renovación urbana de algunas zonas del distrito, impulsando inversión privada con una mayor altura y reducción de áreas de los departamentos cuando se optaba por la construcción de edificios sostenibles certificados, mejorando así la calidad ambiental de los residentes. Se premiaba construcciones nuevas hasta con cinco pisos adicionales en algunas zonas donde el perfil urbano lo permitía, lo que gatilló la inversión inmobiliaria de departamentos de nueva generación que responden de forma inteligente a las necesidades actuales del mercado.

La ilusión de tener una ciudad planificada en nuestra realidad es una utopía que colisiona con las competencias de cada distrito y sus particulares visiones de lo que quieren los vecinos, que no necesariamente coincide con lo que es lo mejor para la ciudad.

Nuestras ciudades terminan siendo una suma de visiones fragmentadas o buenas intenciones, pero sin coherencia respecto a la ocupación del suelo, creación de infraestructura, zonificación, transporte, servicios de agua, desagüe y energía. Al final del día, cada alcalde responde a necesidades de corto plazo. El resultado es una ciudad incoherente con pequeñas intervenciones que atiende necesidades menores y que se ahoga en catástrofes como lo ocurrido con el ciclón Yaku.

En este escenario, las viviendas en zonas urbanas, es quizás, una de las necesidades más importantes que deben de ser atendidas. Lamentablemente, las autoridades tienen una equivocada visión de la “residencialidad” que busca convertir a Lima en un gigantesco dormitorio. Esta visión de ciudad impide tener un plan que permita el equipamiento de una ciudad multidimensional que promueva la construcción de todo lo que se necesita para que sea viable.

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