La primavera del 2023 sirvió de marco a la despedida de Mary QUANT la primera diseñadora de modas en convertirse en una marca viviente y global. Aún cuando muchos le atribuyen la invención de la minifalda, prenda que realmente fue creada por André Courreges, la verdadera contribución de Mary Quant a la industria fue la de universalizar un modo de ver la vida distinto al que había predominado en la primera etapa de la post guerra.
Por demasiado tiempo, las estrecheces económicas que enmarcaron la vida cotidiana en Europa impusieron estilos de vestir cuasi monacales. El inicio del ingreso de las mujeres a los puestos de trabajo en el sector servicio vino acompañado de un “look” recatado para impedir que sobresalieran y provocaran distracciones en el ambiente de las oficinas y fábricas. Colores neutros faldas largas, blusas almidonadas y zapatos acordonados. Pero para los años sesenta el mundo era otro.
El crecimiento económico acelerado que caracterizó la recuperación europea y el pase a retiro de la generación directamente afectada por el conflicto bélico había abierto las puertas a un renacimiento cultural que se palpaba claramente en la dimensión cultural del continente. Las bellas artes, la música la moda y la literatura proclamaban a todos los vientos el advenimiento de una cultura que miraba al mundo con una visión fresca. Que portaba ropajes globalizantes y que prefería el entretenimiento a las estrechas directrices de industrialización.
Y si bien los modistos franceses y sobre todo Christian Dior percibieron este cambio, solo Mary Quant fue capaz de hacer de él un modo de vida internacional. Porque no solo popularizo la minifalda sino las telas de plástico, los colores iridiscentes y los maquillajes que hacían de las chicas una suerte de Coppelias. Lanzó las primeras supermodelos con estilos distintos pero con igual encanto: Jean Shrimpton y Twiggy además de incorporar modelos de origen africano y asiático a sus desfiles. Y desarrolló cosméticos que no se corrían y que daban a las pieles el brillo y frescor de la juventud.
Hoy esta creación luce desvaída ante una tormenta cultural que azota al mundo y que ha desatado en los seres humanos deseos insospechados. Los hombres desean ser mujeres. Las mujeres desean ser hombres. Los vestidos de buen acabado y corte han sido sustituido por franelas raídas y pantalones rotos. Los zapatos de tacón bajo y hermosa punta por zapatos deportivos. Los cabellos compiten con el arcoíris y los cosméticos sirven para acentuar las fallas de la madre naturaleza.
Definitivamente, para una Señora como Mary Quant había llegado el momento de partir.
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