Cómo el poderoso mensaje de un cartel escolar terminó definiendo la esencia de una misión de la Liga Antidifamación a Chile

Una delegación estadounidense de la Liga Antidifamación viajó para conocer los desafíos que enfrentan los judíos chilenos

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La entrada de un colegio
La entrada de un colegio judío en Chile

“Soy el guardián de mi hermano”, decía el cartel en la entrada de uno de los pocos colegios judíos en Chile y uno de los mejores del país. Aunque había visitado muchas veces el colegio como embajadora, esta fue la primera vez que noté el cartel y me conmovió.

En este viaje, estaba en Chile en mi nuevo rol como vicepresidenta sénior de la Liga Antidifamación (ADL), acompañada por una importante delegación de líderes voluntarios y nuestro CEO, Jonathan Greenblatt.

Tantas veces en el pasado había conocido estudiantes de diferentes grados en los tres colegios judíos del país, pero esta visita fue diferente para mí. “Preferimos no salir con el uniforme fuera del colegio״, nos dijo una estudiante de 16 años. “Nos enfrentamos al antisemitismo, especialmente cuando tenemos encuentros deportivos contra otros colegios”, dijo su amigo. Y otro agregó: “No creo que se puede erradicar el antisemitismo. Con suerte lo podemos moderar un poco”.

Quería abrazar a cada uno de esos jóvenes y decirles: ¡No estás solo! ¡No estás sola!

Y es cierto, no están solos porque los estudiantes judíos en Estados Unidos, en Europa, en otros países de Latinoamérica y más allá lamentablemente sienten lo mismo. Se preguntan si vale la pena tomar “el riesgo” de vivir su judaísmo –ya sea religioso o cultural– de manera pública, libre y abierta o si es mejor vivir “tranquilos” escondiendo el Maguén David (la Estrella de David) y la kipá.

“Cuando ustedes hablan de antisemitismo en este país, ¿a qué se refieren?”, nos preguntó una de las autoridades chilenas en una reunión.

Nos referimos a estos jóvenes que esconden sus uniformes de colegio; a los estudiantes que se sienten acosados en sus universidades por el solo hecho de ser judíos; nos referimos a sus profesores judíos, quienes prefieren no definirse públicamente como sionistas para evitar ser discriminados; nos referimos a la joven judía que fue expulsada de un café en Providencia por llevar un collar con la Estrella de David; a los judíos de Temuco que a menudo se enfrentan con grafitis antisemitas en las calles de esa bella ciudad. Eso, sin mencionar las acusaciones de doble lealtad que enfrentaron los políticos judíos, los acosos sufridos por los líderes comunitarios y tantos otros ejemplos.

Directivos de la Liga Antidifamación
Directivos de la Liga Antidifamación (ADL) y de la Comunidad Judía de Chile se reúnen con el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alberto Van Klaveren.

El odio hacia los judíos es milenario, pero no ha cambiado mucho. Durante siglos, las comunidades judías fueron acusadas de beber la sangre de niños cristianos. Ahora se han convertido en acusaciones según las cuales los israelíes beben la sangre de niños palestinos. El mito de que los judíos controlan los bancos se amplió al mito de que controlan el mundo entero. Para algunos defensores de los derechos humanos, puede ya no ser aceptable culpar a “los judíos”, pero es totalmente legítimo –e incluso se incentiva— culpar a los “sionistas” de los problemas del mundo. La esencia del antisemitismo no ha cambiado: es el mismo odio, los mismos prejuicios y la misma discriminación contra individuos, grupos e instituciones por el simple hecho de ser judíos.

Sí, la delegación estadounidense de la ADL fue a Chile para conocer los desafíos que enfrentan los judíos chilenos, pero también para experimentar todo lo bello de la robusta comunidad judía de Chile. Es una orgullosa comunidad sionista de aproximadamente 18.000 personas que desean vivir en paz. Visitamos el Museo de la Memoria y el Museo Judío y conocimos una docena de ONG judías que contribuyen a la sociedad chilena —desde bomberos a médicos— todos orgullosos ciudadanos chilenos.

En una reunión con el
En una reunión con el Ministro de Educación chileno, Marco Antonio Ávila Lavanal, la ADL presentó, junto al Museo Judío de Chile, materiales educativos diseñados con el fin de combatir el antisemitismo y el odio.

Nuestra delegación también se reunió con funcionarios del gobierno, entre ellos ministros, senadores, congresistas y miembros de la más amplia sociedad civil.

Nuestro mensaje a la comunidad judía fue: Más allá de los convenios de cooperación que firmamos y firmaremos; más allá de las propuestas de legislación y los programas educativos que promovemos, queremos que sepan que no están solos ni solas. Juntos podemos vencer el odio, iluminando la oscuridad con el destello de nuestra luz unida.

Somos, todos nosotros, los guardianes de nuestros hermanos y hermanas.

Marina Rosenberg es la vicepresidenta sénior de Asuntos Internacionales de la Liga Antidifamación (ADL). @ADL_es

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