La cuarta revolución industrial, también conocida como Industria 4.0, ha transformado la forma en que las empresas operan y realizan sus procesos productivos. Esto también implica una evolución en la gestión del factor humano. La incorporación de tecnología, la digitalización, el uso intensivo de internet y la robótica han hecho que, ahora, muchas tareas rutinarias se realicen de forma automática, lo que significa que los trabajadores deben aportar valor en otras áreas o campos. En ese sentido, se presentan varios retos para la gestión del factor humano que las organizaciones deben enfrentar.
Uno de los desafíos más importantes es el diseño de estrategias centradas en el colaborador, en donde se proporcione una experiencia del empleado excepcional. Ello significa ofrecer un ambiente de trabajo en el que los trabajadores se sientan valorados y apreciados, generando programas de bienestar, reconocimiento y desarrollo profesional, entre otros.
Otro desafío relevante son la convivencia de entornos híbridos en el lugar de trabajo y la gestión de equipos diversos. Resulta evidente la fuerza que han tomado las opciones que los trabajadores pueden tener, como horarios flexibles o días de trabajo remoto. Para ello, la construcción de una cultura de confianza y colaboración resulta vital para propiciar altos rendimientos en los equipos multidisciplinarios, dejando de ser relevante dónde se encuentren físicamente laborando.
Además, debido a los avances de conocimiento en todos los campos, sumados a la rápida evolución e incorporación de la tecnología, el aprendizaje y el desarrollo continuo de los colaboradores, requiere el no bajar la guarda en la necesidad de aprender nuevas habilidades y mantenerse al día con las últimas tendencias. De esta manera, la organización no pierde competitividad al poder adaptarse rápidamente a las exigencias de los mercados que impactan en los retos empresariales. Destacan también las habilidades como el manejo de altas cantidades de información, cada vez más complejo, que permitan soportar la toma de decisiones y la optimización de procesos, también debe estar en la lista de competencias a ser dominadas por las organizaciones.
Conectando con los colaboradores
Si bien adquirir nuevas competencias y conocimientos en la Industria 4.0 se vuelve relevante, no se puede dejar de lado el énfasis, el lado humano de las organizaciones. Es importante destacar la importancia de conectar emocionalmente con los colaboradores. Las empresas y sus líderes deben comprender e interiorizar que los trabajadores son su recurso más valioso y que es esencial establecer una comunicación clara y efectiva con ellos para maximizar su rendimiento, motivación, satisfacción y compromiso organizacional.
Ello se encuentra alineado con la estrategia centrada en la experiencia del colaborador, para atraer y fidelizar a los mejores talentos, lo que a su vez les permitirá mantenerse competitivas en el mercado.
En conclusión, la Industria 4.0 presenta varios retos para la gestión del factor humano. Las empresas deben desarrollar la capacidad de reinventarse y mantener una cultura de compromiso con sus colaboradores para seguir siendo competitivas en el mercado. La incorporación de las nuevas generaciones al ámbito laboral ha potenciado la diversidad de pensamiento, la inclusión y la capacidad de innovación, lo que permite comprender mejor las necesidades actuales y expectativas para poder adaptarse a un mundo marcado por cambios constantes.