Para nadie es un secreto que, en pleno siglo XXI, la brecha salarial de género sigue siendo un problema preocupante en todo el mundo. Por ejemplo, solo en el Perú, las mujeres ganan un 25% menos que los hombres por realizar el mismo trabajo, lo que nos ubica entre los países de América Latina con más alta brecha en términos de remuneración, según el Instituto Peruano de Economía.
Pese a que el principio de igualdad salarial está consagrado en la legislación laboral de la mayoría de países, existen múltiples factores que explican por qué las mujeres ganan menos que los hombres. De hecho, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la discriminación de género, la falta de medidas de protección social y la concentración de las mujeres en sectores precarios y mal remunerados son solo algunos de los factores que generan la brecha salarial. Otras limitantes son la falta de acceso a educación y formación profesional, la falta de oportunidades de promoción y liderazgo, y la falta de apoyo para el cuidado de la familia y del hogar.
¿Qué podemos hacer para cambiar este escenario? En primer lugar, la clave es democratizar y descentralizar el acceso a la educación superior y creo que las plataformas digitales son una excelente alternativa que necesitamos potenciar. Segundo, considero necesario que las empresas adopten medidas concretas, como la implementación de políticas de igualdad salarial y la aplicación de criterios objetivos en los procesos de reclutamiento, selección y promoción de personal. También es importante desarrollar programas de capacitación y sensibilización para el personal y los líderes empresariales con el fin de prevenir y combatir la discriminación de género en el ámbito laboral.
Asimismo, es importante señalar que los gobiernos también tienen un papel fundamental en garantizar la educación de calidad y que se respeten los derechos laborales de hombres y mujeres, sin distinción. Esto incluye la adopción de políticas públicas que fomenten el empleo con igualdad de oportunidades y el fortalecimiento de los mecanismos de protección y sanción contra la discriminación de género.
Finalmente, es importante destacar que la lucha contra la brecha salarial de género no es solo un tema de justicia social, también es un imperativo económico y empresarial. Diversos estudios han demostrado que la igualdad de género en el empleo contribuye al crecimiento económico y a la competitividad empresarial. Por el contrario, la discriminación de género puede generar pérdidas económicas significativas para las empresas y la sociedad en su conjunto.
Estimados lectores, la igualdad de género es fundamental para el desarrollo equitativo y sostenible de nuestras sociedades. Es hora de actuar y trabajar juntos para lograr la igualdad de oportunidades para todos y todas.