La música tiene el poder de inspirar, crear, mover y revolucionar. En el Caribe la música corre por la sangre de sus habitantes, no es casualidad que dicha región sea uno de los mayores exportadores de música.
La música urbana, a su vez, se ha tornado en el arte de la liberación no tan solo en lo político, sino en lo social y hasta en lo sexual, donde las tres no necesariamente se tienen que separar. El fenómeno de Bad Bunny ha llenado a muchos puertorriqueños de orgullo ya que este se ha distinguido por el mundo por su ritmo compuesto de jerga boricua, lenguaje explicito y de protesta.
En Puerto Rico, el reggaetón empezó como un movimiento underground debido a su contenido explicito. Al pasar de los años, debido a su gran popularidad, el reggaetón se ha convertido en un orgullo patrio para muchos. Un orgullo que ha llevado a algunos dejar pasar el lenguaje machista de este género.
La canción “El Apagón” del disco ganador de un Grammy “Un Verano Sin Ti” de Bad Bunny es usada para protestas en contra de los estadounidenses en la isla debido a la afluencia de estos mudándose a Puerto Rico por los beneficios que trae la “Ley Para Incentivar el Traslado de Individuos Inversionistas a Puerto Rico” o “Act 22.”
Para los puertorriqueños en la isla esto ha sido un debate polarizado ya que unos argumentan que el “Act 22″ es beneficiosa para el crecimiento económico de la isla y otros argumentan que solo incrementa el desplazamiento y la desigualdad. Al final de dicha canción se escucha una voz femenina cantando “Que se vayan ellos; esta es mi playa, este es mi sol, y mi tierra.”
Aludiendo a un lenguaje xenofóbico hacia los estadounidenses en la isla. Es esta misma canción que engloba lo que se ha convertido la música urbana: una herramienta de liberación y expresión donde todo es válido y nada es blanco o negro. “El Apagón” no solo alude a los problemas sociales y políticos de Puerto Rico, sino también expresa explícitamente el gusto de Bad Bunny por los genitales femeninos de la mujer puertorriqueña.
La salsa, el dembow, rap latino, y el reggaetón tienen sus principios en África—yacen del ritmo ansioso de los esclavos africanos durante su lucha por la libertad. En pleno siglo XXI todavía tienen el mismo propósito. Cerca de las costas de Puerto Rico existe una lucha por la liberación de un pueblo esclavo. En dicho ejemplo, la música ha sido una agente ineludible para las movilizaciones libertarias.
En Cuba la música es parte del esplendor y el encanto de la isla, como también es un motor para el sentido patriótico y de lucha. José Martí en sus versos expresó que “el color tiene límites, la palabra: labios, la música: cielo. Lo verdadero es lo que no termina y la música está perpetuamente palpitando en el espacio.”
Fidel Castro entendía perfectamente el efecto de la música en la sociedad cubana. Como estrategia, la dictadura castrista compuso docenas de canciones con los ritmos cubanos de la salsa, el guaguancó, la rumba, y recientemente el rap y reggaetón.
El exilio cubano también encuentra en la música la expresión del rechazo del régimen comunista. Por años, Celia Cruz escribía en sus canciones su añoro de volver a Cuba, algo que Fidel Castro le prohibió. Otras figuras notables son Gloria y Emilio Estefan que han dedicado su carrera musical en elevar la cultura y la nostalgia cubana, al igual que Willy Chirino con “Nuestro Día Ya Viene Llegando.”
La dictadura castrista prohibió por muchos años a estos artistas; sus letras y ritmos crean un sentido patrio y de cambio para un pueblo ya cansado de “ese vivir sin vivir.” La apertura de Obama en el 2015 marcó un nuevo capítulo no tan solo en las relaciones de Cuba y Estados Unidos, sino en la fluidez de información y contenido—una cuestión que “le trancó el dominó” al régimen castrista.
En el 2021, la canción “Patria y Vida” marcó un antes y después en la sociedad cubana, luego de 59 años de Patria o Muerte, una canción urbana, rectifica a una sociedad ya desgastada por el sistema socialista. Es esta misma canción la cual miles de cubanos gritaban durante el 11 de julio del 2021.
Es importante destacar que la música urbana como protesta en contra de la dictadura castrista no es una nueva ocurrencia. Hay que resaltar a los Aldeanos, Aldo Roberto Rodríguez Baquero (“Al2 El Aldeano”) y Bian Oscar Rodríguez Galá (“El B”), pilares del rap cubano anti-castrista. El B y Al2 se encuentran fuera de Cuba y mantienen carreras como solistas.
Durante su tiempo en Cuba enfrentaron amenazas y sabotajes por parte del régimen castrista. Si aún no tiene prohibida la entrada a Cuba, si deciden regresar se enfrentarían con actos de repudio y hasta violentos como le pasó a el rapero Silvito “El Libre” en el Aeropuerto de José Martí en la Habana.
Otras figuras notables son Silvito “El Libre” el cual es hijo del cantautor y simpatizante del régimen Castrista, Silvio Rodríguez y Maykel Osorbo. Dos individuos que se encuentran privados de expresarse libremente en su arte dentro de Cuba. Uno se encuentra fuera de Cuba y otro en una celda oscura en Pinar del Rio.
Dicho por el apóstol José Martí, “lo verdadero es lo que no termina y la música está perpetuamente palpitando en el espacio.” Por más que el régimen castrista trata de silenciar toda aquella música que va en contra del sistema comunista, esta queda palpitando en la sangre de todos aquellos cubanos que luchan por la libertad.
*Angélica Franganillo se graduó en Florida International University y actualmente es estudiante de postgrado de periodismo en la Universidad de Georgetown
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