Venezuela fue uno de los países de mayor progreso en Latinoamérica, con una democracias que se consolidaba a la par que avanzaba el plan para el crecimiento económico, social, cultural, familiar y académico. Un país que en los años 1990 apenas caminaba por cuarenta años de estabilidad y que en ese corto tiempo el ciudadano disfrutó de las bondades de vivir en libertad, progreso y bienestar.
Pero los intereses mezquinos e individualistas coadyuvaron en su actuar, convirtiéndose en cómplices del atentado contra la democracia, dándole fuerza al liderazgo de un individuo oscuro, cargado de odios y de sentimientos revanchistas contra un sistema que brindaba a quienes con capacidad y trabajo lograban el éxito. Este personaje fue Hugo Rafael Chávez Frías, un militar que siempre ocupó uno de los lugares más bajos en su rendimiento académico y militar, demostrando así su escasa capacidad para alcanzar el éxitos como producto del esfuerzo, dedicación y estudio, elementos tan valorados en la Venezuela democrática. Chávez, entonces, se alió a fuerzas adversas a la democracia venezolana, las mismas que desde sus comienzos ejercieron un constante acecho producto del plan de apropiarse de las riquezas venezolanas por parte del dictador caribeño, quienes jamás dejaron de atentar contra la democracia Venezolana.
A través de este oscuro y nefasto personaje, con su discurso cargado de odio, resentimiento y envidias, Venezuela sucumbió al plan macabro que contra ella se gestaba y que al fin conseguiría lo que a lo largo de 40 años le había sido imposible.
Es así como la Venezuela del progreso cayó en manos de grandes corruptos representados en la Revolución Bolivariana, dirigida por este militar sin capacidad castrense, pero que logró -gracias a sus aliados dentro y fuera de Venezuela- representar el imaginario colectivo asociado al ejercicio del poder y el orden, que la figura militar representa, para una Venezuela que aún tenía cerca la anterior dictadura militar.
Así llegó un gran número de individuos que como plaga devoradora destruyeron todo el sistema productivo del país, expropiando empresas de capitales privados, invadiendo tierras propiedad privada. Se desarrolló la empresa del secuestro con la intención de forzar el abandono de las unidades agrícolas productivas, con el fin supremo de dominar la comida de los ciudadanos. Es así como comenzó el control alimentario, y se estableció la gran empresa nacional que no es otra que el negocio de la importación, el cual llena de ingresos las cuentas personales de los jerarcas del régimen de Hugo Chávez Frías.
Desde la presidencia se realizaron todos los cambios necesarios para controlar las intuiciones anulando la separación de poderes: se anuló la independencia del poder Judicial y, junto con el estamento militar, se convirtieron en los brazos ejecutores para callar la voz de los disidentes que se enfrentaron contra la corrupción y los atropellos que comienzaron a sufrir los ciudadanos, que se oponían al desmantelamiento del país.
Gremios, Universidades, Fuerzas Políticas, sindicatos, la sociedad civil organizada, todos los que de alguna manera podían ser voces de los Ciudadanos, encabezaron la defensa de sus derechos, pero comenzó la persecución despiadada por parte del ególatra Hugo Chávez Frías. Su soberbia de dictador militar se ensañó contra todo aquel que levantaba la voz y se oponía a sus dictámenes, obligando al éxodo de venezolanos, quienes para salvar sus vidas y la de los suyos debieron partir a otros países. Hoy somos la segunda emigración sin guerra más grande del mundo.
El hambre, la miseria, la muerte por falta de asistencia médica, las cáceles llenas de inocentes, un país en crisis humanitaria compleja, como resultado del robo de los bienes públicos, la destrucción del aparato productivo, el rompimiento del tejido social, la deserción en la universidades... Somos un país sumido en la desesperanza por no conseguir la salida de este oscuro túnel.
Hugo Rafael Chávez Frías será recordado a lo largo de la historia y espero que siempre se escriba la verdad sobre el responsable de la destrucción de un país próspero. El culpable de la muerte y persecución de los ciudadanos, quienes ejerciendo su deber de defensa hacia el país fueron vilmente perseguidos, torturados, injustamente encarcelado y cruelmente asesinados. Él, junto a su sucesor Nicolás Maduro, son responsables de los delitos de Lesa Humanidad.
Chávez será recordado como el delincuente más grande que ha tenido Venezuela, solo comparado en maldad con Nicolas Maduro.
*Carmen María Sivoli es una política venezolana, diputada de la Asamblea Nacional por el estado Mérida.
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