¿Viste al Papa en África?

Fue silenciado por muchos el gesto de Francisco de ir a visitar y ponerse a la par de poblaciones alejadas

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El 40° viaje internacional del Papa Francisco fue a Congo y Sudán del Sur (AP Photo/Jerome Delay)
El 40° viaje internacional del Papa Francisco fue a Congo y Sudán del Sur (AP Photo/Jerome Delay)

No es común, por lo menos para mí, redactar un artículo con un título en forma de pregunta. Pero esta vez, creo expresar una parte fundamental de lo que van a significar estas líneas. Del 31 de enero al 5 de febrero, el Papa Francisco visitó la República Democrática del Congo y Sudán del Sur en su viaje apostólico número 40. Como el mismo Papa Francisco lo dijo en la audiencia general posterior al viaje, este viaje era “un sueño”.

El Papa ha hecho público una vez más su deseo de visitar lugares pequeños y desde ahí elige hablarle al mundo como Pastor. El Santo Padre, desde la pequeñez de estos pueblos, marcó un camino. En primer lugar, valora y presta su voz para dar a conocer los recursos y dones de lugares que muy pocos miran. Y si bien pone de manifiesto el dolor y la marginalidad, también siempre destaca los valores. Como dijo del Congo: “tierra rica en recursos, pero ensangrentada”. El Papa siempre habla al mundo desde los lugares que necesitan que una voz no solo les diga a otros lo que necesitan o les falta, sino lo que tienen y nadie valora.

Que se hable desde los “últimos del mundo” no genera atracción, solo un puñado de portales valientes han mostrado en estos días las imágenes y los mensajes del Papa Francisco en la sufrida y explotada África. Fue silenciado por muchos el gesto de Francisco de ir a visitar y ponerse a la par de poblaciones alejadas. Pensemos por un momento en la cantidad de “tiempo de teclado” que se le dedicó a las supuestas internas eclesiásticas después de la muerte del Papa Emérito (los “cuentos chinos” de los que habló el mismo Papa en el viaje de regreso); imaginemos si esa misma cantidad de tiempo y de uso de teclado se hubiera utilizado para mostrar el viaje. Por eso, y vuelvo al título, vale preguntar si se pudo ver al Papa en África, porque para lograrlo había que buscar… y mucho. Habrá que preguntarse si las denuncias que el Papa hizo al mundo sobre la explotación del África no se pudieron ver o si quizá no nos las quisieron mostrar…

El papa Francisco estuvo en Sudán del Sur dentro de una gira africana de seis días. (AP Foto/Gregorio Borgia)
El papa Francisco estuvo en Sudán del Sur dentro de una gira africana de seis días. (AP Foto/Gregorio Borgia)

Francisco fue a África y caminó con ese pueblo que lo recibió con alegría, con sus bailes y sus ritos. Con sonrisas y sobre todo con un testimonio grande de esperanza en un presente lleno de dolor y de violencia. Muchos pueden pensar que el Papa fue a África para que miremos esa parte del mundo que se explota y se asfixia. Los invito a que pensemos una lógica totalmente distinta, y es que Francisco, junto al pueblo que lo recibió, nos miró a nosotros, al resto del mundo, que nos olvidamos permanentemente de que en muchas naciones hoy en día sigue habiendo colonialismo y los grandes poderes del mundo solo piensan en cómo seguir extrayendo recursos y saqueando las tierras. El Papa, a la par del pueblo que lo recibía como su Pastor, nos dijo a cada uno desde la entraña del Evangelio y utilizando la comunicación para la denuncia contundente: “No toquen a la República Democrática del Congo, no toquen el África. Dejen de asfixiarla, porque África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear. Que África sea protagonista de su propio destino”.

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El Santo Padre prestó su voz apenas pisó tierra africana para comunicar al mundo la denuncia que hombres y mujeres del África no pueden hacer. ¿Pudiste ver que el Papa Francisco fue la voz de los que no tienen voz?

El Papa fue a encontrarse con esa porción de la Iglesia universal para ser un Padre que, junto a sus hijos e hijas, mira al mundo y da su voz para denunciar lo que escandalosamente hoy se vive en muchos lugares.

También fue difícil poder ver con profundidad aquello que el Papa hizo en Sudán en una peregrinación ecuménica: en todo momento el Papa se mostró con sus compañeros de viaje el Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el Moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshields. Todas las guerras son parte de la historia de terror que en el presente invade nuestro mundo, pero hay guerras que son invisibilizadas, y el Papa tuvo palabras muy claras para manifestar el deseo de paz, de cese de los conflictos y del uso de las armas. En su viaje de regreso, en la habitual conferencia de prensa, el Papa manifestó una frase que debiera resonar en todos nosotros: “todo el mundo entero está en guerra y en autodestrucción”.

En estos países, Francisco se hizo compañero de los que nadie tiene en cuenta. Habló con ellos y junto a ellos nos miró a nosotros y nos interpeló a fondo. Debemos dejar la autorreferencialidad permanente de pensar qué tengo que hacer yo por los demás o qué deben hacer los poderosos por los débiles y entrar en la lógica del magisterio de los gestos de Francisco: ellos nos miran a nosotros, nos dicen que son valiosos, que tienen recursos. “No le saquen más cosas al pueblo africano,” dijo el Papa, “déjenlos crecer en su propia identidad”..

El papa Francisco saluda a un grupo de fieles católicos de la localidad de Rumbek (AP Foto/Ben Curtis)
El papa Francisco saluda a un grupo de fieles católicos de la localidad de Rumbek (AP Foto/Ben Curtis)

¡Qué silenciosos estuvieron los teclados para acompañar las denuncias del Papa y su grito de paz urgente para todas las guerras, pero especialmente para aquellas de las cuales nadie habla!

Y por último, este viaje de Francisco ha tenido un mensaje claro: en medio del dolor, y mostrando una resiliencia absoluta ante el clima de violencia, nace en el continente africano la Iglesia del futuro. A la tradicional Europa y a la creyente y piadosa Latinoamérica nos mira el Papa junto a los africanos y africanas, y nos dice que ahí está la Iglesia del futuro. En medio de lo que parece débil, hay un pueblo que tiene esperanza, hay comunidades que rezan y crecen en su fe, hay vocaciones sacerdotales y religiosas; por ejemplo, el 3,6 % del total mundial de jóvenes que estudian para el sacerdocio son de la República del Congo. Las misas de este viaje han sido multitudinarias.

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Este viaje del Papa, del cual poco se ha visto, nos ha mostrado la riqueza y los dones de los pueblos. No nos habló al resto del mundo de ellos, sino que junto con ellos nos habló a nosotros. Nos expresó de muchas maneras que desde abajo y desde lo débil se construyen las grandes fortalezas del mundo. Francisco mira al mundo desde las periferias, y desde ahí se percibe lo que es todo el mundo, y se toma conciencia de lo que pasa.

Estamos a tiempo de leer los mensajes y gestos del Papa en este reciente viaje apostólico. No hablemos nosotros de África, el Papa nos ha posibilitado que ella misma lo haga. Se vio muy poco, se escribió menos, se silenció otro tanto, pero la fuerza de los gestos y de las palabras trasciende esos silencios y confiamos en que sean transformadores de verdad. Quizá no llamó la atención a los poderosos este viaje, o quizá preferimos hablar de otras cosas, en donde los protagonistas somos nosotros y no un hombre sabio que con sus actos empodera al que sufre.

*El padre Máximo Jurcinovic es el director de la Oficina de Comunicación y Prensa de la Conferencia Episcopal Argentina

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