La Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), comenzó con un récord histórico de ausencias, incluyendo la feliz retirada de los dictadores de Nicaragua y Venezuela. Daniel Ortega tiene una denuncia por crímenes de lesa Humanidad en tribunales argentinos y Nicolás Maduro, otra similar ante la Corte Penal Internacional. Maduro informó que no asistiría a la Cumbre porque existen “planes extravagantes” de sectores “neofascistas” en su contra.
Una izquierda fracturada y confrontada
Los roces y encontronazos entre Bolivia y Perú, Chile y Venezuela, México y Argentina, Nicaragua y Colombia, muestran una izquierda fracturada y confrontada. En algunos casos las diferencias son coyunturales, pero en otros son diferencias irreconciliables.
La ausencia del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, desnuda las grietas y luchas de poder entre la izquierda radical. Esto se evidenció en las pasadas elecciones del Director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y se patentizó en la escogencia del Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). México intentó ganar ambas elecciones pero Brasil logró imponerse en ambas.
La Cumbre de Lula
El presidente Lula da Silva aprovechó la antesala del evento para defender al régimen de Venezuela, atacar al opositor Juan Guaidó y cuestionar el bloqueo contra Cuba. Derechos humanos y crímenes de lesa humanidad desaparecieron ante un ataque amnésico del líder del Partido de los Trabajadores.
Más promesas. Al igual que en los días dorados de Hugo Chávez y el SUCRE, Argentina y Brasil ya anunciaron una nueva moneda solidaria denominada SUR. Este recurrente sueño integracionista luce muy difícil de materializar, especialmente cuando Argentina reportó el año pasado la segunda inflación más alta de las Américas solo superada por… así es…Venezuela.
Un enviado especial de EE.UU
En la CELAC participó el Asesor del Presidente Biden, Christopher Dodd, conocido por su política anti sanciones respecto a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Los que conocemos a las dictaduras sabemos que la mano suave no es buena política para lidiar con autócratas. No lo fue ayer ni tampoco hoy.
Los temas prohibidos en la CELAC
La CELAC se mueve por consensos unánimes e intereses opacos de sus 33 estados miembros. Quizás por esta razón no abordará los temas espinosos como derechos humanos, democracia y corrupción.
Esta es una Cumbre omisa y sumisa. Callada ante la grave y sistemática persecución política en Bolivia y los crímenes de lesa humanidad en Nicaragua, Cuba y Venezuela.
Para la narrativa de la CELAC los autócratas son víctimas y no victimarios, los perseguidores son perseguidos y las palomas le disparan a las escopetas.
¿Qué podemos esperar de esta Cumbre?
De esta CELAC se espera muy poco, casi nada. Soporíferos discursos antimperialistas, un nuevo pronunciamiento sobre Perú y condenas al bloqueo y sanciones. Integración sin integridad.
Temas como cooperación solidaria, comercio justo y cambio climático podrían adornar una descafeinada declaración al final del encuentro. Aunque también esto suele presentar grandes desafíos.
La CELAC nació como un instrumento político de dictaduras
Desde su alumbramiento, hace más de 11 años, la CELAC nació como un instrumento político de Cuba y Venezuela, Fidel y Chávez, de grandes promesas y pocos resultados. Sin una sede fija, sin presupuesto anual, sin metas, ni resultados tangibles, más allá de brindar respaldo y resguardo a las dictaduras bananeras de turno.
El reto de la CELAC ahora es convertirse en un organismo hemisférico serio, con principios y valores que estén por encima de las ideologías de turno y que abran paso a una mayor integración con integridad. Es difícil, pero no imposible.
*El autor fue miembro del Cuerpo de Paz de Noruega y ex embajador de Nicaragua ante la OEA.