La reciente ola de protestas violentas que, entre otras cosas, ha generado que, por seguridad, se disponga la suspensión del funcionamiento de la planta de compresión de Kámani en el Centro Poblado de Kepashiato, La Convención, Cusco; evidencian tanto la poca seguridad que ofrece nuestro sistema energético y de abastecimiento de combustible, así como la falsa priorización del gas natural para uso residencial y vehicular de la población.
Como sabemos, la única manera como se puede transportar el gas natural producido en los lotes 88 y 56, es el ducto operado por TGP y el loop que redunda en la alimentación de la planta de licuefacción de Melchorita.
En ese sentido, cuando algo (acción de dios o del hombre) ocurre con el ducto de TGP, el suministro de gas natural entra en emergencia y, teóricamente, el DS 017-2018-EM establece un Mecanismo de Racionamiento del Abastecimiento que procura que la población (uso residencial y vehicular) no se vea inmediatamente perjudicada por estas situaciones de emergencia, pero la realidad, es otra.
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Declarada la emergencia por la DGH, se establece el siguiente orden de prioridad para el uso del gas natural:
1. Consumidores residenciales y comerciales regulados
2. Estaciones de Servicio de GNV (SIT, Consumidores Directos y estaciones de GNC y GNL que los abastecen)
3. Generadores eléctricos
4. Consumidores industriales regulados (<20,000 m3/día) y estaciones de GNC y GNL que no se encuentran en el numeral 2
5. Consumidores industriales regulados con consumos (>20,000 m3/día)
6. Consumidores Independientes
Se aplica el orden de prioridad en la asignación de gas natural para los numerales 1 y 2 del presente artículo.
Respecto a los numerales 3 al 6, la asignación de gas natural se aplica por prorrateo.
Pero como vemos, esta norma, emitida en 2018, omite prever que ya desde 2013 se habían licitado las concesiones del sur y del norte del país y que estas se abastecen de gas natural licuefactado (GNL) y que, dado que la única planta de licuefacción en el país es la de Pampa Melchorita, en caso se paralice ésta, las mencionadas concesiones se verán también impedidas de seguir operando y de atender las necesidades de energía de las poblaciones del sur y del norte del país.
Si tenemos una población que puede quedarse desabastecida de gas natural por la paralización del Melchorita, es momento de impulsar la inversión en nuevas plantas de GNL, regulando para evitar que, por las dimensiones de la planta de Perú LNG, la comercialización de Shell en el patio de carga pueda seguir desincentivando la aparición de nuevos productores de GNL.
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En épocas convulsionadas como la que vivimos en que se instrumentan con fines políticos las diferencias que han surgido de visiones de desarrollo económico y de errores en el marco jurídico, urge que las autoridades a cargo tomen acción pues por nuestra propia seguridad energética y paz social, no podemos ni debemos mantener al país “amarrado de brazos” y dependiente de un único productor de gas natural, con un único sistema de transporte de gas natural y con un único productor de gas natural licuado (GNL) y, si por alguna razón nos seguimos manteniendo así; deberemos generar condiciones e incentivos económicos y jurídicos que los obliguen a competir.
Los monopolios son tan ineficientes y perjudiciales para el país como los descontentos y pedidos de nacionalizaciones (más aún cuando esto último se exige de manera violenta y es contrario a lo que queremos la mayoría de peruanos).
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