EEUU y China bailan “chip to chip” al ritmo del 5G

Las dos potencias compiten por el liderazgo y el poder por los semiconductores, para fomentar innovaciones clave en la economía digital

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EEUU y China compiten por el liderazgo en la tecnología
EEUU y China compiten por el liderazgo en la tecnología

Las grandes extensiones de tierras aptas para los cultivos y la ganadería, la abundancia de minerales, los vastos frentes marítimos y fluviales para el desarrollo del comercio y para la producción pesquera han sido los indicadores básicos de la riqueza de las naciones a lo largo de los últimos cinco siglos. Pero esta generalización tiene en el siglo XXI dos excepciones para resaltar: Venezuela y Ghana, los dos países que cuentan respectivamente con las mayores reservas de petróleo y de oro del planeta, no alcanzan a producir bienes y servicios esenciales para el bienestar y la dignidad de sus ciudadanos. En el caso de Venezuela la crisis socioeconómica determinó que, desde el año 2015, más de seis millones de habitantes (el 20% de la población) abandonaran el país gobernado por el dictador Nicolás Maduro.

A fines de la década del ´50 comienza a desarrollarse la revolución cibernética, conceptualizada por el matemático y filósofo estadounidense Norbert Wiener como “el estudio científico del control y la comunicación en el hombre y en la máquina”. Dos décadas más tarde comenzaría su despegue imparable la revolución informática, alcanzando su máxima expresión entre 1983 y 1984 con la utilización en forma masiva del protocolo TCP/IP creado por Vinton Cerf y Robert E. Kahn a principios de la década de 1970 en el ámbito de un programa especial del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. En esos días logró enviarse por primera vez un email. Finalmente, en marzo de 1989 (ocho meses antes de la caída del Muro Berlín), el ingeniero británico de 33 años Tim Berners-Lee dio nacimiento a la World Wide Web en el Centro Europeo de Física Nuclear (CERN) con sede en Ginebra (Suiza), cuando estableció un sistema de intercambio de datos entre los 10.000 científicos que trabajaban en la institución. En 2019, tres décadas después de su creación, el investigador británico afirmó que “la web se ha convertido en una plaza pública, una biblioteca, un colegio, una oficina, un cine, un banco y muchas cosas más”.

Avanzada la primera década del nuevo milenio, un joven ingeniero canadiense llamado Jonhatan Abrams fundó en 2002 la empresa Friendster en California. Considerada la primera red social, la compañía comenzó a funcionar a principios del año siguiente como una plataforma donde las personas intercambiarían mensajes y fotografías, además de establecer relaciones sociales on line. En 2004 Mark Zuckerberg, con tan solo 19 años, lanza Facebook junto a dos compañeros de la Universidad de Harvard. Entre marzo y julio de 2006, un joven programador de sistemas llamado Jack Dorsey crearía Twitter.

En 2009, Jan Koum, un emprendedor ucraniano que había emigrado a los Estados Unidos a los 16 años, lanza la mensajería WhatsApp junto a Brian Acton, un ingeniero informático formado en la Universidad de Stanford. En febrero de 2014 Mark Zuckerberg adquiere la empresa, que hoy tiene más de 1.500 millones de usuarios en todo el mundo, a un precio cercano a los 20 mil millones de dólares. Previamente en 2012, Zuckerberg le había adquirido Instagram (fundada en 2010) a sus creadores, el estadounidense Kevin Systrom y el brasileño Mike Krieger, dos informáticos que se habían conocido en la Universidad de Stanford.

Por su parte TikTok fue creada por el empresario chino Yiming Zhang, un ingeniero de Software de la Universidad de Nankai. En 2012 fundó la compañía ByteDance, y cuatro años más tarde lanzaría Douyin, la predecesora de TikTok, que actualmente cuenta con más de 3.200 millones de descargas, superando ampliamente a Instagram y WhatsApp. A fines de noviembre, el director del FBI, Christopher Wray, expresó ante el parlamento de su país que la aplicación de propiedad china podría usarse de diversas maneras para poner en peligro la seguridad de los usuarios, o incluso influir en el voto.

La Ciencia de Datos y la Inteligencia Artificial se multiplican día a día como instrumentos fundamentales de las redes sociales. El Machine Learning, entendido como el conjunto de métodos computacionales que utilizan la experiencia para mejorar la performance o hacer mejores predicciones, es uno de los instrumentos clave para el funcionamiento de las redes sociales, además de otras plataformas online como los servicios de streaming (Netflix, Prime video, HBO, etc.)

En 2010 el usuario @blue_beetle que respondía al nombre de Andrew Lewis compartió en la Blog Web comunitaria MetaFilter una frase que fijó un paradigma de la cuarta revolución industrial: “Si no pagas por el producto, entonces tú eres el producto”.

En agosto de este año el presidente norteamericano Joe Biden promulgó la Ley de CHIPS que contempla proporcionar 52 mil millones de dólares para incentivos de fabricación de semiconductores e inversiones en investigación, así como también un crédito fiscal de inversión para su fabricación. De acuerdo a un informe publicado a fines de noviembre por la Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA) y el Boston Consulting Group (BCG), Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo el líder en el diseño de semiconductores, lo que le ha permitido fomentar innovaciones clave en la economía digital en áreas como inteligencia artificial, comunicaciones 5G, robótica, atención médica digital y vehículos autónomos. Pero las luces amarillas sobre la competencia con China en este ámbito estratégico no tardaron en aparecer. El informe destaca que el país gobernado por Xi Jinping duplicó sus ingresos en el sector de chips entre 2017 y 2020: de 12 mil millones a 24 mil millones de dólares.

Chris Miller es un profesor de Historia Internacional en la Facultad de Derecho y Diplomacia Fletcher de la Universidad de Tufts. Acaba de publicar un ensayo titulado Chip War - The Fight for the World’s Most Critical Technology. Miller, que también se desempeña como académico en el American Enterprise Institute y director de Eurasia en el Foreign Policy Research Institute, afirma que en la actualidad China gasta tanto dinero importando chips como importando petróleo. “Los chips se compran en gran medida a los rivales geopolíticos de China, Taiwán, Corea del Sur, Japón y Estados Unidos. Es una vulnerabilidad real para China que tenga que depender tanto de países potencialmente adversarios para sus chips”. Cabe destacar que a principios de la década del ´90 el número de transistores en un solo chip apenas superaba el millón. En 2010, un chip contenía 560 millones, y actualmente un iPhone de Apple de 2022 tiene 114.000 millones.

La corporación Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSCM) es hoy el mayor fabricante mundial de chips. La industria de semiconductores representa el 15% del PBI de Taiwán, que a su vez produce el 90 por ciento de los chips más avanzados del planet. De acuerdo a cifras de la Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA, por su sigla en inglés), las ventas globales de semiconductores en 2021 alcanzaron los 556 mil millones de dólares, en tanto que las ventas de chips a China crecieron un 27% en el mismo período, ya que su producción sólo cubre el 30% de la demanda interna.

En el pasado mes de octubre el Departamento de Comercio norteamericano aprobó resoluciones que limitan el acceso de los centros de investigación chinos a los chips más avanzados de inteligencia artificial fabricados en los Estados Unidos. Esta semana China presentó una demanda contra Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) en relación con las medidas aplicadas por Washington para el control de exportaciones de chips.

En las últimas horas el consorcio japonés de semiconductores Rapidus firmó un acuerdo con la empresa estadounidense IBM para el desarrollo y producción de chips de nueva generación. A su vez, Apple informó que ha invertido más de 100.000 millones de dólares en Japón en los últimos cinco años.

Hace pocos días Morris Chang, el fundador de Taiwan Semiconductor Manufacturing, afirmó en la inauguración de una planta en la ciudad de Phoenix, Arizona, que “la globalización y el libre comercio están casi muertos”, y es poco probable que regresen. El ejecutivo realizó estas declaraciones en presencia de Tim Cook, el CEO de Apple, quien destacó que, “gracias al arduo trabajo de tantas personas, estos chips pueden llevar con orgullo el sello ‘Made in America’. Y remató expresando que “este es un momento increíblemente significativo ya que es la oportunidad para que Estados Unidos marque el comienzo de una nueva era en la fabricación avanzada” de semiconductores. Posdata: el 40% de las ventas netas de Apple provino de China en los últimos dos años.

Al mismo tiempo, China es el mayor importador de Estados Unidos además de representar el 27% del producto industrial manufacturero de los Estados Unidos. Recientemente la tecnológica estadounidense Microsoft, que ocupa el tercer lugar en el ranking de empresas de mayor capitalización bursátil globales detrás de Apple y Saudi Aramco, anunció que adquirirá un 4% de las acciones de London Stock Exchange Group (LSEG), gestor de la Bolsa de Valores de Londres, dentro de un acuerdo estratégico a diez años.

La globalización emergió con fuerza inusitada durante los ocho años de la gestión del entonces presidente demócrata de EEUU Bill Clinton (1992-2000) de la mano del auge de internet. Hoy las redes sociales, consecuencia directa de ambos fenómenos, permiten observar en tiempo real desde la guerra en Ucrania hasta las graves violaciones a los derechos humanos en Irán. No falta mucho tiempo para comprobar si gracias a las redes sociales los habitantes de China y de Rusia abrirán sus ventanas a los vientos de la libertad y al respeto a las minorías y a los valores democráticos. Asuntos cívicos que están siendo hoy desafiados en grandes franjas de las sociedades occidentales. ¿La globalización ha muerto? Pues entonces ¡que viva la globalización!

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