Hay que redoblar esfuerzos conjuntos y acelerar aún más las transiciones energéticas justas y responsables. Ese es el principal mensaje que se lleva el sector energético de esta COP27, luego de que actores públicos y privados nos reuniéramos en un mismo espacio para mostrar, de manera concreta, acciones que hemos llevado a cabo para combatir los efectos del cambio climático.
Dentro de la discusión, uno de los puntos a resaltar es el reconocimiento de todos los actores presentes, que debemos continuar trabajando con los gobiernos, clientes, comunidades y todos los stakeholders involucrados, para así lograr nuestro objetivo común de reducción de emisiones. Ahora, la experiencia nos ha enseñado que cada país tiene sus propios fundamentos y realidades, y por lo tanto las transiciones deben gestionarse de manera diferenciada, de una forma justa y responsable, considerando tres factores esenciales como lo son la confiabilidad, la sostenibilidad y la asequibilidad, y además haciendo partícipes a las comunidades, trabajadores, y demás grupos de interés en el proceso. No existe una única fórmula aplicable a todos los mercados, pero si un objetivo común que tenemos que lograr.
A lo largo de las dos semanas que duró este evento, tuvimos la oportunidad de mostrar ejemplos concretos de nuestras iniciativas en diferentes países de América Latina como Panamá, con la firma del primer compromiso empresarial en el país de reducción de emisiones de carbono “Las 50 primeras”, en Brasil con nuestro crecimiento de más de 2,5 GW en generación renovable y el logro de la carbono neutralidad desde 2020, y en Chile con el anuncio que hicimos sobre la reactivación de los intercambios de energía entre Chile y Argentina a través de la línea de interconexión InterAndes. Con este acuerdo, se podrá exportar energía excedente solar desde Chile hacia Argentina durante el día, y hasta 200 MW desde Argentina a Chile durante la noche cuando la energía solar disminuye. Esta iniciativa nos permitirá dar un gran paso con respecto a la descarbonización, abaratando costos sistémicos y disminuyendo emisiones de gases de efecto invernadero.
Adicionalmente, estamos trabajando en el desarrollo de proyectos de hidrógeno verde que consideramos serán esenciales para el futuro energético mundial, además de ser un complemento perfecto a la capacidad renovable en expansión que estamos desarrollando en América Latina, el Caribe y los Estados Unidos. Éste será sin duda un combustible que apalanque de manera definitiva el camino de muchos países y sobre todo sectores difíciles de descarbonizar hacia la neutralidad de carbono.
Dicho esto, este escenario nos permitió confirmar que nuestros objetivos en materia de sostenibilidad están alineados con las necesidades actuales, los cuales consisten en salir de la generación a carbón para el año 2025, incorporar de 4 a 5 GW en capacidad renovable anualmente a nuestro portafolio, y finalmente lograr cero emisiones de carbono en nuestro negocio de energía para el 2040.
Resulta estimulante saber que, y pese al momento geopolítico actual, varios participantes, entre ellos países, empresas, organizaciones sin ánimo de lucro y de la sociedad civil, tienen objetivos ambiciosos y desafiantes en materia de cambio climático. Sin embargo, es crucial que se mantenga una planificación concienzuda que permita garantizar la confiabilidad de los sistemas durante esta transición, y esperar que lo extraordinario no se anteponga a lo esencial, que el sentido de urgencia se mantenga, que el trabajo conjunto sea un imperativo y que los países tengan la posibilidad de hacer sus transiciones de una manera efectiva, incluyente, con desarrollo y beneficios para todos.
Adicionalmente, y no menos importante, al cierre de esta COP27 se logró el consenso por primera vez para la creación de un fondo de “pérdidas y daños” por parte de los países más desarrollados, destinado a apoyar a los países vulnerables duramente afectados por los desastres climáticos. A su vez, se reafirmó el compromiso de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
En materia de adaptación, en AES estamos convencidos que a través de la creación de soluciones de energía cada vez más innovadoras y de la introducción de estas nuevas soluciones y tecnologías a los mercados, estamos contribuyendo a la resiliencia de las comunidades, todo esto acelerando las transiciones responsables de una manera sostenible, confiable y asequible. Ejemplo de esto es la solución solar 5B que tiene actualmente AES, cuya tecnología permite una rápida instalación y capacidad de generación redoblada, y la cual ha demostrado una increíble resistencia ante fenómenos climáticos adversos, como los huracanes. También tenemos el ejemplo de las baterías, las cuales aportan confiabilidad a los sistemas y permiten almacenar energía renovable, desplazando el uso de energía fósil en momentos de alta demanda.
Hoy tenemos las herramientas y la tecnología para continuar juntos fortaleciendo el desarrollo de acciones concretas encaminadas a la reducción de emisiones y lograr las metas de carbono neutro fijadas por los distintos países y clientes. Ahora falta mayor voluntad, celeridad y perseverancia por parte de todos para lograr el cometido.
*Juan Ignacio Rubiolo es Vicepresidente Ejecutivo y Presidente de Negocios Internacionales de AES, compañía multinacional que se dedica a la generación y distribución de energía eléctrica.