A casi dos años de iniciado su mandato, la administración del Presidente Biden dio a conocer la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de los EEUU. En las próximas lineas intentaremos hacer breve resumen y análisis de la misma, pero antes de comenzar cabe sobrayar algunos aspectos que cruzan todas sus páginas.
La actual Casa Blanca no sólo toma la premisa del 2016 de Trump de colocar a China como el principal rival estratégico de los EEUU en las proximas décadas, sino que lo enfatiza aún más. En otras palabra, ya se trata de una politica de Estado que no dependerá del cambio de partidos y liderazgos.
La segunda, es colocar a Rusia como una potencia más de escala regional que global y catalogarla como una amenaza a la estabilidad de corto y mediano plazo. En otras palabras, el mundo avanza a paso firme a un nuevo bipolarismo entre los EEUU y China y no hacia el multipolarismo. Desde ya las implicancias son y serán sustantivas y profundas para las políticas exteriores de todos los países y desde ya para la frágil y golpeada Argentina.
Dicho esto, vayamos al comienzos de este documento que nos muestra en blanco sobre negro cómo el poder americano ve el mundo. En primer lugar, define al actual sistema internacional como incierto y signado por serios desafios como las pandemias, la inflación, el cambio climatico más y más acelerado y el regreso de las pujas estratégico militares entre las grandes potencias. Para ello, Washington buscará reforzar y ampliar la cooperación con tradicionales y nuevo aliados asi como darle un rol central y activo a las instituciones internacionales.
En todo el documento se subraya lo vital de la zona del Indo Pacífico y la importancia de articular e incrementar la cooperación militar, económica y diplomática con India, Japón, Australia, Corea del Sur, etc y de ellos con los paises europeos de la OTAN. Por ello, la tarea central del poder americano es liderar este nuevo entramado de países. Con el objetivo puesto en China, la cual es calificada como el principal competidor y desafiante de la primacía americana. Aún así, la intención en todo momento es y será administración esa puja con prudencia y responsabilidad. Apostando a encontrar espacios de cooperación con Beijing en temas como cambio climático, pandemia, crisis financieras, libre comercio, terrorismo, etc.
Algo notable al llegar a este punto, es cómo se refieren, la mayoría de las veces, al Partido Columnista Chino o PCCH como la fuente de amenaza y no a China. Cuando se habla de Rusia, no se pone énfasis en Putin sino en el país. A diferencia de lo que sucede con el caso chino. El período de la pos Guerra Fría o unipolaridad de los EEUU es vista como finalizada y reemplazada por las pujas geopolíticas a gran escala entre EEUU el PCCH y en menor medida con Rusia. Este nuevo emerger de la Realpolitik, no debe ser interpretado como una menor importancia de cuestiones transnacionales antes citadas. Ambos tableros conviven y se retroalimentan. Un intrincado juego de poder donde se combina la competencias más cruda y tradicional con la necesidad de coordinar y cooperar.
En las hojas de la Estrategia, se pone bien en claro que Washington se asume como líder del mundo y no pretende ceder un centímetro de esa posición. La polarización y debates agudos que existe en la vida política americana de los últimos años, es evaluada como una ejemplo de la pluralidad de ideas y libertad en los EEUU. Agregando que si los rivales autoritarios creen que esto debilida o distraer al poder americano, están rotundamente equivocados. Nada le da más fuerza a la Nación que su democracia, instituciones y la puja por el poder dentro de Constitución.
Tanto El PCCH cómo Rusia creen que las democracias son débiles y lo serán más aún. El documento califica a Moscú como una amenaza inmediata a un Orden internacional abierto, pero sin las capacidades para poder cambiarlo. Sí China, la cual está y estará empeñada en hacerlo en el corto, mediano y largo plazo. Los EEUU no desean una nueva Guerra Fría y en todo momento estarán abiertos a dialogar. Pero ni por un momento dudara en defender sus inteteses vitales y valores con todos sus instrumentos de poder. Para ello cuenta con su gran poder económico, militar, tecnológico y recursos humanos. Todos ellos campos donde se pondrán la máxima cantidad de recursos posibles.
La innovación, la iniciativa privada y la salud macroeconómica son pilares para seguir liderando el mundo y evitar el avance del PCCH y su proyecto autoritario de poder. No se le debe temer a la globalización ni a la interdependencia, pero es clave que sean bien y prudentemente gestionadas.
Una sección especial está destinada al poder militar, donde se remarca que los EEUU seguirán siendo la mayor maquinaria bélica del mundo. Si bien, el uso de la fuerza será la última alternativa y después de agotar la diplomacia y el diálogo. El instrumento armado será emplado frente a objetivos claros y alcanzables. La disuasión nuclear y convencional frente a la agresividad del PCCH será clara y contundente.
Para el 2030, Washington deberá hace frente a dos amplios y modernos arsenales nucleares. El ruso y el chino respectivamente. Por ello mismo, el armamento atómico y vectores de lanzamiento del Pentágono serán modernizado ampliamente.
El creciente acercamientos del PCCH con Rusia para enfrentar y condicionar a los EEUU y al mundo libre, no debe hacer perder de vista que el desafio que representan son sustancialmente diferentes y ese diferente peso y poder debe ser claramente entenido. Beijing es el único competidor real y con capacidades. Se puede coexistir con China de manera pacifica y con espacios de coordinación y cooperación. Eso no debe ser entendido por el PCCH como temor y debilidad. Queda una ventana de oportunidad de unos 10 años para saber si lo logra o se ira hacia una rivalidad cruda y dura sin matices.
Concluida esta breve reseña, sólo caba afirmar que para la materia gris del pensamientos estratégico de los EEUU la guerra en Ucrania y las casi semanales amenazas nucleares de Moscú, no quitan el foco de la atención en la competencia hegemónica entre los EEUU y China o PCCH cómo prefiere decir el documento en cuestión.
Al llegar a este punto es oportuno repasar la obra de G. Allison, un destacadísimo especialista en RRII y seguridad internacional de Harvard. En su ensayo del 2015 llamado La Trampa de Tucidides, enumera y analiza 16 disputas de este tipo en los ultimos 500 años. De la mismas, 12 terminaron en guerras y sólo 4 de manera pacifica. Un dato estadístico de peso para tomar muy en serio la necesidad de asumir con prudencia e inteligencia las estrategia a desarrollar en los años venideros.
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