Bajo la premisa de que Perú se reconoce al equipo directivo como eje central para garantizar la calidad del servicio educativo, la #RutaPerú en Educación de IPAE “Autonomía de las instituciones educativas: fortalecimiento del equipo directivo y nuevos roles de la UGEL” enfatiza en la importancia de crear las condiciones para contar con profesionales idóneos y suficientes en las diferentes Instancias Educativas de Gestión Descentralizada (IGED), que puedan tomar decisiones de manera más autónoma en post del fortalecimiento de la gestión de la Institución Educativa (IE).
Sin embargo, la problemática que afecta al equipo directivo es compleja y dificulta en gran medida la entrega del servicio educativo. En la actualidad, el 74% de directivos de II.EE. son encargados que no han asumido el cargo a través una evaluación de acceso y que ejercen en su mayoría una doble función (gestión y pedagógica en el aula), lo cual ocasiona que la mayoría de II.EE. se encuentren lideradas por directivos que no cuentan con el perfil adecuado ni con las mejores condiciones para desempeñar sus funciones.
Asimismo, una gran cantidad de docentes que han ingresado al cargo directivo por evaluación de acceso, no cuentan con el potencial o las capacidades básicas para ejercer el cargo debido a que las evaluaciones actualmente son poco selectivas al no diferenciar entre los cargos de director y subdirector. Es decir, no son evaluados de acuerdo a las responsabilidades y tareas que supone el cargo que van a desempeñar. A su vez, las evaluaciones tampoco sirven de insumo para la formación del directivo, dado que los resultados de las evaluaciones no permiten distinguir cuáles son las capacidades básicas con las que llegan los nuevos directivos y cuál es la brecha formativa a la que se debería responder según el puesto a ocupar.
Por otro lado, la ausencia de continuidad en el cargo directivo genera varias problemáticas: (i) que el conocimiento ganado en la práctica por los directivos se pierda al tener que regresar al trabajo en aula luego de 8 años de gestión, (ii) que el cargo directivo sea poco valorado, dificultando así la atracción y retención de los cuadros docentes con mayor potencial y desempeño, y (iii) que se dificulte el autoabastecimiento del sistema de formación del directivo al no contar con profesionales idóneos que se encuentren ejerciendo el cargo para desarrollar funciones de formadores y/o mentores.
En respuesta a esta problemática, esta #RutaPerú presenta recomendaciones que son básicas para fortalecer y articular el Sistema de Dirección Escolar. En ese sentido, contar con funciones específicas para los perfiles de Director y Subdirector de IE es fundamental para lograr diseñar evaluaciones pertinentes, una oferta formativa que responda a las necesidades del directivo y asignaciones e incentivos que estén alineados con la responsabilidad y funciones del cargo a desempeñar. Esto permitiría, con miras a lograr mayor autonomía en la IE, implementar una línea de carrera atractiva para el directivo que promueva su desarrollo profesional en el cargo; y, por ende, fortalecer el liderazgo pedagógico enfocado en la mejora de los logros de aprendizajes y bienestar de los estudiantes.
La #RutaPerú también nos invita a reflexionar sobre la sostenibilidad de las reformas educativas en nuestro país y cuáles son las variables claves que se deben garantizar para que estas se puedan llevar a cabo. En ese marco, vale la pena plantear las siguientes preguntas: ¿es posible implementar una reforma si no contamos con objetivos y metas a mediano y largo plazo? ¿es factible lograr esa implementación sin un trabajo articulado entre las diferentes IGED? ¿es suficiente con emitir o modificar normas para lograr un cambio en el sistema educativo?
Para que esta #RutaPerú signifique una oportunidad de mejora del servicio educativo, es necesario que la estrategia sea apropiada por los diferentes niveles de gobierno, así como por la sociedad civil. Esto permitiría que se trabaje de manera articulada y que todos los esfuerzos apunten hacia las misma metas y objetivos. De esta forma, los instrumentos de gestión de la IE funcionarían como un mecanismo de rendición de cuentas, con metas y objetivos claros, que permita que las UGEL puedan dar asistencia técnica a las II.EE y apuntar hacia la mejora continua del servicio educativo.
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