La cultura vista como una oportunidad

Es más importante que nunca que entendamos que necesitamos esa cultura para respirar

Guardar
Es más importante que nunca que entendamos que necesitamos esa cultura para respirar (Nicolás Stulberg)
Es más importante que nunca que entendamos que necesitamos esa cultura para respirar (Nicolás Stulberg)

El poeta Gabriel Celaya decía que la poesía debía ser tan necesaria como el pan de cada día y maldecía el arte concebido como un lujo. Suscribo sus palabras y defiendo la cultura como bien simbólico, como forma de conocimiento, como expresión artística, como producto económicamente relevante, como un derecho humano, como herramienta para el combate a la inseguridad o como entretenimiento, entre muchas otras de las facetas.

Pero no sólo eso. Quisiera aprovechar y avanzar en el concepto de la cultura como motor de desarrollo en un ejercicio, el 2022 que en Iberoamérica quisimos fuese el Año de la Cultura para el Desarrollo Sostenible.

A menos de una semana de la celebración de la Conferencia Mundial sobre políticas culturales para el Desarrollo Sostenible (MONDIACULT 2022), el escenario, marcado por conflictos migratorios, alimentarios, de salud, armados o de violencia hacia la mujer y a grupos vulnerables, en buena parte del mundo, no es nada halagüeño. Por eso es más importante que nunca que entendamos que necesitamos esa cultura para respirar, como señalaba el poeta. Se demostró durante la pandemia, cuando todo se apagó.

La cultura fue ese aire necesario en los dos últimos años de la pandemia del COVID-19, a través de iniciativas como el Movimiento Global ResiliArt, Altoparlante o Resiliencia. Gracias a ellas, el sector cultural se pudo articular de muchas maneras con la UNESCO, lo cual le permitió atender las necesidades más apremiantes, mediante propuestas muy concretas para subsistir y -posteriormente- propiciar un reinicio global de las actividades artísticas y culturales. Esto ha sido un ejercicio inédito en la historia del organismo; no solo por su pertinencia, sino también por la velocidad de respuesta y el alcance global que han tenido el programa Frente Creativo de la UNESCO.

De alguna forma, la cultura fue en ese periodo resistencia, pero también participación. Y eso también estará en esta importante cita mundial que acoge a los representantes de las carteras de Cultura de 193 estados. Porque para su preparación se ha desarrollado previamente un proceso de consulta altamente participativo en el que se han escuchado las voces de la diversidad cultural del mundo. Desde lo local hasta lo multinacional, desde las culturas dominantes, hasta las expresiones de las minorías, la UNESCO ha recopilado y sistematizado información y aportes destinados a ser parte de las discusiones de esa Conferencia Mundial que se llevará a cabo a finales de septiembre, en la Ciudad de México.

Especialmente para los 22 países que conforman la comunidad iberoamericana, MONDIACULT 2022 es, además, la oportunidad de consolidar muchos de los procesos iniciados en los últimos 30 años; en los que, en el marco de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, se han dado pasos constantes para el diseño y puesta en marcha de una institucionalidad de la cultura que responda a muchos de los particulares desafíos de la sociedad Iberoamérica.

Gracias a esos 30 años de trabajo se ha generado un modelo único de cooperación cultural Iberoamericana. No obstante, su excepcionalidad como mecanismo de cooperación multilateral regional y sus indiscutibles logros, el ritmo de crecimiento y resultados no alcanzan aún a satisfacer el efervescente incremento de las necesidades ciudadanas de participación en la vida cultural.

Es un hecho que aún existen inequidades en la participación en la vida cultural que deben de ser asumidas como retos la cooperación cultural Iberoamericana, la cual se puede convertir en un importante dinamizador y acompañante en la atención de esas áreas de oportunidad.

Así también hemos tenido -a través de la cooperación cultural Iberoamericana- trascendentes avances conjuntos en materias tan importantes como el tráfico ilícito de bienes culturales, el fomento a la salvaguardia comunitaria del patrimonio cultural inmaterial, especialmente en lo relativo a nuestra diversidad lingüística y la forma de contarnos nuestras historias. En música, nuestros ritmos no solo se bailan, se sienten y trascienden, nuestro cine, la plástica y la literatura le hace evidente al mundo sobre la forma en la que nos vemos y nos recreamos.

Por medio de la Estrategia Iberoamericana de Cultura y Desarrollo Sostenible, queremos consolidar procesos ya iniciados y a visibilizar más los enormes esfuerzos llevados a cabo y sus resultados. Por otra parte, aún con las características del mercado cultural internacional y sus exigentes cadenas de valor, nuestra diversidad cultural hace que seamos altamente competitivos en cuanto a la participación de nuestras industrias culturales en el flujo internacional de los contenidos simbólicos. Sin embargo, esa ventaja competitiva que es producto de nuestra alta densidad cultural, no puede ser resultado del azar o de concebir a la cultura como un bien que ha estado allí siempre, sino que demanda de los estados y de las sociedades, acciones concertadas de política pública que conozcan a fondo esa realidad y reaccionen oportunamente a los cambios cada vez más acelerados.

Con base en las fortalezas que ha logrado el Espacio Cultural Iberoamericano a través de sus acciones de cooperación y frente a MONDIACULT 2022, como región hemos decidido atender cuanto antes, el llamado del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, para fomentar la cooperación y el diálogo multilateral que permita reconocer plenamente a la cultura como un bien público mundial y con ello, garantizar el pleno reconocimiento de la cultura en todas sus dimensiones. Para lograrlo, hemos de abrir una nueva agenda global y regional que trabaje principalmente en materia de políticas culturales e institucionalidad; de gestión del patrimonio en sus distintas categorías, del fomento de la participación y la ampliación de la ciudadanía cultural para avanzar en el reconocimiento y acceso a derechos de diferentes grupos sociales, así como en los nuevos modelos de gestión y sostenibilidad en el sistema cultural, de gobernanza, cooperación internacional e incidencia a nivel global, a partir de los aprendizajes, oportunidades y experiencias globales en materia de derechos y cumplimiento de los ODS, tanto en cultura como en otros ámbitos de la Agenda 2030 con el fin de avanzar en una acción internacional acorde a los retos de futuro y a las consecuencias de la actual crisis global.

*El autor es Coordinador del Espacio Cultural Iberoamericano, Secretaría General Iberoamericana.

Guardar