El nazismo tiene otra página de horror y muerte en su historia además del holocausto contra los judíos y que se refiere a un plan sistemático criminal concebido para “depurar” la raza aria alemana de aquellos otros alemanes que pudieran contaminarla. La pureza racial de los alemanes se constituyó en una obsesión para Hitler; por eso el 14/7/1933 se aprobó la “Ley para la prevención de la descendencia de las personas con enfermedades hereditarias”, que implicaba una esterilización forzosa de las personas que tuvieran algunas enfermedades hereditarias, establecidas en esa Ley. Con dicha esterilización forzosa se trataba de evitar que estas personas no transmitieran a su descendencia impurezas o enfermedades que mancharan la “PUREZA RACIAL ALEMAN”.
Una idea de la masividad de estas esterilizaciones puede verse en los registros entre 1933 hasta 1945 donde fueron esterilizadas forzosamente alrededor de 400.000 personas.
Durante la República de Weimar (1918-1933), existió un “Centro de Información Biológica Criminal” fundado por el médico Theodor Vierstein en 1923, que reunía datos de delincuentes y sus familiares para estudiar “cadenas de anomalías” de estas personas para evitar que ellos transmitieran estas deficiencias a su descendencia. Así, con la “eugenesia” (que significa buen origen) se trataba de eliminar a aquellos individuos defectuosos que pudieran contaminar la raza aria y en consecuencia se dedicaron a esterilizar forzosamente a estas personas y también a asesinarlas (eutanasia).
En 1939 Hitler estableció una política de asesinar a los discapacitados, niños y otras personas que tenían enfermedades hereditarias o de otro tipo que pudieran poner en peligro la pureza racial alemana a través de su descendencia o simplemente porque no se los consideraba como “seres humanos”. En pocas palabras se los asesinaba directamente en cámaras de gas y luego se los incineraba y las cenizas eran enviadas a sus familiares. Fueron creados 6 Centros especiales en Alemania - Grafeneck, Brandeburgo, Bernburg, Sonnenstein y Hadamar- y Austria - Hartheim, donde enviaban a las personas que previamente se las detectaba para ser eliminadas. Este programa denominado Aktion T4 fue creado por el médico personal de Hitler, Karl Brandt y llevado a la práctica por Víctor Brack. Se procedió a reclutar médicos para que ejecuten este plan criminal, asegurándose previamente que los médicos que formaban parte de este horror estuvieran comprometidos con el nazismo. El nombre de Aktion T4 porque funcionaba en la calle de Berlín era Tiergartenstrasse 4.
Se detectaba e identificaba a las personas a ser “eliminadas” al visitar las prisiones, geriátricos y hospitales donde se las para ser. Seleccionadas que eran enviadas a uno de los 6 Centros referidos, informándoles a sus familiares que iban a ser trasladados allí para ser tratados médicamente en forma más conveniente. Una vez ingresados, se los gaseaba y sus cuerpos eran incinerados para enviarles las cenizas a los familiares informándoles que, a pesar de los cuidados médicos, habían fallecido y que se los incineró para evitar transmisiones de enfermedades. La Aktion T4 duró entre 1939 hasta 1941 asesinado aproximadamente 275.000 personas.
En 1941 sabiendo la población alemana que algo extraño estaba sucediendo con la cantidad de “incinerados” puso en alerta a las iglesias protestantes y católicas que habían protestado ante Hitler por la cantidad de muertes “sospechosas” de alemanes. El 3/8/1941 el obispo protestante Clemens August Graf von Galen de Münster, denunció en una fuerte homilía estos asesinatos lo que provoca que el 24/8/1941 Hitler desactive el programa Aktion T 4 en forma oficial. No obstante, posteriormente a esa fecha fueron asesinadas más personas de acuerdo a este programa Aktion T4, pero no se las registró oficialmente.
Terminada la Segunda Guerra Mundial, comienzan los juicios de Nüremberg. Al finalizar el juicio principal seguido a los jerarcas, tuvieron lugar otros doce procesos, entre ellos el 9/9/1946 el caso 1 “United States of América versus Karl Brandt et al”, llamado el juicio a los 20 médicos y tres ayudantes que, se declararon no culpables de la imputaciones de cometer crímenes de guerra a través de la concreción de torturas, violaciones y asesinatos; de crímenes contra la humanidad por ser partícipes del extermino y de muertes en masa; en especial a lo que hoy sería genocidio por dirigirse el crimen contra un grupo étnico, nacional o religioso determinado en su condición de pertenencia originaria.
Pisaron el juramento hipocrático de salvar vidas, para jurar lealtad a los principios y órdenes del Führer Hitler, quien impregnó con su ideología criminal supremacista, a la dirigencia nazi. Leyó detenido en Lansberg, el manuscrito del jurista Karl Binding y el psiquiatra Alfred Hoche -1920, titulado “Permitir la destrucción de una vida indigna de la vida”, para transformarlo en la política nazi “vida indigna de ser vivida” que señalaba a aquellas personas que para según el régimen no tenían derecho a vivir.
Estos médicos criminales, encabezados por Karl Brandt-Comisario del Reich para la Sanidad y la Higiene pública, con la participación de Viktor Brack, esté organizó en 1939 la eliminación de personas discapacitadas con gas en duchas simuladas. Brack, cuando se dispuso la solución final de la cuestión judía, se reunió con Odilo Globocnik para implementar el gaseado en los campos de exterminio de la Aktion Reinhard.
En esta eficacia criminal mediante el uso de gas en los Centros de Hartheim y Bernburg, donde actuó Franz Stangl, luego la traslado como comandante en Sobibor y Treblinka. Abundan pruebas contundentes de cómo los nazis implementaron y transfirieron los planes genocidas.
Kurt Gerstein, realizó un informe sobre los crímenes a través del Zyklon B. Su concuñada Berthe Ebeling, fue asesinada en Hadamar en 1941. Recibió la urna con sus cenizas y el acta de defunción que describía una falsa dolencia. Él manifestó que había sido asesinada. Observó en Belzec el asesinato masivo en una cámara de gas. Quiso reunirse con el Papa Pio XII, pero no tuvo éxito. Su informe fue prueba en el juicio a los doctores.
El juez alemán Lothar Kreyssig, advirtió en sus expedientes de insania al recibir un sinnúmero de actas de defunción sobre el fallecimiento de internados en centros de salud, que se cometían crímenes y realizó algunas denuncias; dijo con determinación que “Las palabras del Führer no establecen determinados derechos”.
Declararon como testigos varias víctimas; la sobreviviente Trudy Spira, explicó como le amputaron tres dedos del pie sin anestesia, para dejarle las heridas abiertas. El doctor Miklós Nyiszli declaró sobre los experimentos que realizo el Dr. Joseph Mengele, que anhelaba que la victoria les permitirá legitimar la superioridad de la raza, y exterminar al pueblo, el judío.
La víctima-testigo Jadwiga Dzido, fue sometida a los “tratamientos” de musculatura. Exhibió ante los jueces, las secuelas de las lesiones infringidas intencionalmente por los médicos nazis. Aportó detalles del campo femenino de Ravensbrück. Estas pruebas sirvieron para condenar a varios acusados, entre ellos a Fritz Ernst Fischer y a la única médica enjuiciada, Herta Oberheuser, condenada a 20 años de prisión, conmutada a 10 años.
Con estas evidencias se abarca la dimensión de esta conspiración criminal de los médicos Siegfried Handloser, Hermann Becker-Freyseng, Wilhelm Beiglböck, Karl Genzken, Helmut Poppendick, Gerhard Rose, Oskar Schröder, Fritz Ernst Fischer y Herta Oberheuser, condenados -20/8/1947 a distintas penas temporales. La mayoría fueron conmutadas. Siete de los acusados fueron absueltos por los cargos y hechos bajo juzgamiento en este proceso.
Otros sádicos fueron condenados a muerte: Karl Brandt, Viktor Brack, Rudolf Brandt, Karl Gebhardt, Joachim Mrugowsky, Waldemar Hoven, Wolfram von Sievers. Fueron ejecutados el 2/6/1948.
Brandt, defendido por el abogado Robert Servatius – luego defensor de Eichmann, dijo: “…una obediencia que costó muy cara…”.
Las pruebas obtenidas en este juicio, incidieron en el desarrollo de la Declaración Universal de Los Derechos Humanos -1948; el Código de ética médica de Núremberg (1947); la Declaración de Ginebra que actualizó la importancia del juramento hipocrático propuesto por la Asamblea General de la Asociación Médica Mundial (AMM) en 1948, y la Declaración de Helsinki promulgada por AMM en 1964, que comprende algunos principios éticos que guían a la comunidad médica.
Elie Wiesel, dijo: “…cuando pienso en los doctores nazis, los médicos-verdugos, pierdo la esperanza. Para volver a encontrarla, pienso en los otros, en los médicos-víctimas…”; “¿Por qué unos supieron honrar a la humanidad mientras otros renunciaban a ella con odio? Es cuestión de elección”.
*Alberto Ruskolekier es periodista escritor y Franco Fiumara, Profesor.
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