La mayoría de los análisis enfocados a la invasión rusa sobre territorios ucranianos se concentran en aspectos relacionados con el ámbito militar, la geopolítica y los aspectos estratégicos. No se niega que la situación haya cambiado debido a la importancia que retomó la OTAN después de la invasión rusa, tampoco se minimiza el papel determinante que algunos actores han asumido durante el período de tensiones y como esto ha cambiado la dinámica mundo actual y que es imperativo mencionar.
Sin embargo, hay una serie de elementos sobre los que también es trascendental hablar en este conflicto; los costos humanitarios, la afectación económica y el impacto en las alianzas entre los Estados. El orden de las prioridades temáticas mencionadas anteriormente podría cambiar dependiendo del interlocutor de turno, para los efectos de este artículo, primero se hablará del tema humanitario, posteriormente la situación económica y por último de las nuevas alianzas forjadas por el multilateralismo actual.
De acuerdo con las Naciones Unidas, poco más de 5.500 civiles han muerto durante esta invasión y casi 8.000 habrían sufrido algún daño. De estos muertos casi el 60% son de la región del Donbás en las zonas controladas por los ucranianos, en medio de los ataques de las fuerzas rusas. En algún momento al menos cuatro millones y medio de ucranianos han salido como refugiados, aunque muchos de estos han regresado una vez que las tensiones en las áreas cercanas a Kiev y otras grandes ciudades han mermado relativamente.
La economía local ucraniana podría contraerse en 45% de su PIB, y se prevé que entre 5.000 y 7.000 millones de dólares mensuales son los necesarios para la atención básica de la población, sin contemplar todavía los montos necesarios para la reconstrucción del país. Este proceso de reconstrucción incluso se ha planteado obligar a Rusia a pagarlos, a través de los activos congelados en bancos europeos, propuesta que está aun en cuestionamiento debido a la situación en la cual se encuentra el conflicto sin terminar de definirse.
En el ámbito económico, hay una serie de afectaciones a nivel internacional que son importantes de explicar, en primer lugar, que el crecimiento contemplado para este año es bajo y se prevé un proceso inflacionario que se mantendría mientras las condiciones de conflicto se mantengan. La Unión Europea y la zona euro podrían tener un crecimiento económico que rondaría el 3%, mientras que la inflación general estaría por encima del 6% en promedio, con países por encima de esa cifra como el caso de los Países Bajos con 7%, lo mismo que Polonia y Bélgica, mientras que hay otros que están por encima de ese porcentaje, incluso con dos cifras llegando casi al 12% de inflación.
Países trascendentales para la región como Alemania y Francia tendrán un freno en el crecimiento de sus economías y un aumento inflacionario. A esto, es importante sumar que el Euro ha sufrido una caída con respecto al dólar, algo histórico para esta moneda que estuvo blindada por bastante tiempo. Por supuesto que es importante aclarar que la facturación de la zona euro se hace mayoritariamente en dólares y que solo el 40% se hace en la moneda regional.
Estos elementos económicos son básicos para poder tener claro el panorama a futuro de cuán costosa está siendo este conflicto para los intereses de países de Europa, quienes una vez más son los que sufren los principales embates del conflicto. Desde el punto de vista económico como fue explicado previamente, pero también desde la perspectiva humanitaria con la recepción de migrantes.
Estados Unidos no se escapa de las afectaciones económicas y producto de varias situaciones; incluyendo el agravante del conflicto ruso – ucraniano, su país está en proceso de recesión técnica debido al desplome del PIB, lo que complica la situación del país en medio de diferentes frentes que se abren.
Hay efectos sobre los precios y disponibilidad de recursos energéticos tanto para consumo doméstico como la calefacción y el combustible para los vehículos como el uso industrial, en fábricas y empresas manufactureras, así como fabricantes de automóviles y camiones. Estos aspectos en los próximos meses y conforme se llegue al próximo período de invierno en el hemisferio norte será más notorio, lo que podría incluso cambiar algunas de las medidas restrictivas con respecto a Rusia que se han aplicado hasta ahora.
También se ha abierto una profunda brecha que podría empeorar la situación mundial. Y es que hay millones de personas que dependen del suministro alimentario proveniente de Ucrania. La FAO ha proyectado que hasta 181 millones de personas en 41 países pudieran enfrentar este año una crisis alimentaria o pésimos niveles de hambruna, principalmente en países con economías deprimidas, generando además un aumento en los precios de los alimentos.
El último aspecto importante y trascendental que retoma la tesis original de los puntos estratégicos y geopolíticos es la conformación de alianzas de lo que se ha denominado el “Sur Global” que son países en vías de desarrollo o potencias medias, aliadas o con vínculos cercanos a Rusia. Hay países de regiones como el Medio Oriente (mundo islámico), Asia, África y América Latina principalmente.
Desde la perspectiva rusa euroasianista, estas regiones están como estructura para desmantelar los modelos globalistas y sustituirlos por un modelo de “Pueblo – Civilización”. Los países de las BRIC (Brasil, Rusia, India y China) podrían funcionar para cambiar el modelo hacia un pronunciado multilateralismo que impulse un nuevo Sistema Internacional que podría acelerarse en cuanto los conflictos como el ruso – ucraniano, la carrera nuclear iraní, la situación de Taiwán y las crisis en otras regiones escalen, lleven a conflagraciones mayores que quiebren el estatus actual y den paso a un nuevo modelo de liderazgo global, como ocurrió durante el siglo XX con las guerras mundiales y el fin de la Guerra Fría.
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