Cada año, cerca de la fecha del año nuevo islámico, recibo la misma pregunta de algunos de mis compañeros no musulmanes: “Avisanos si ustedes (musulmanes) van a realizar alguna celebración por su año nuevo”. Y cada año contesto lo mismo: “No, no vamos a realizar ninguna celebración especial.” Tal vez algunos ya sospechan que soy una persona avara y no quiero invitarlos, u otros quizás piensen: ¡qué aburrido es este Imam! De hecho, estoy de acuerdo con la segunda opinión porque debo confesar que incluso en el año nuevo de “nuestro” calendario gregoriano prefiero pasar la noche en rezos y con actos de introspección en vez de reuniones y grandes celebraciones. No obstante, no es solo por mi preferencia personal, sino que realmente en el islam no existe ningún ritual en relación con el año nuevo. Por ende, el 30 de julio, el mundo musulmán celebra sin una preparación especial su año nuevo que marca el inicio del año 1444.
Sin embargo, el calendario islámico tiene una importancia enorme para los 1900 millones de musulmanes en el mundo, especialmente para precisar la fecha de los eventos religiosos. Por ejemplo, el ayuno islámico se realiza cada año durante el mes de Ramadán, que es el noveno mes de nuestro calendario. También la peregrinación a la Meca, que es otro de los cinco pilares principales de la religión, se realiza conforme las fechas del último mes del calendario islámico, que fue introducido algunos años después del fallecimiento del profeta Muhammad por el segundo Jalifa (sucesor espiritual) Umar Bin Khattab.
A diferencia del calendario gregoriano - que es solar-, el calendario islámico se basa en el cálculo lunar y tiene aproximadamente diez días menos. El calendario islámico también consiste en doce meses, pero cada nuevo mes comienza con la luna nueva. Su inicio es la migración del profeta Muhammad que ocurrió en el año 622 DC (según el calendario gregoriano). La migración, denominada “Hiyrat”, es uno de los acontecimientos más significativos en la historia. La Meca es la ciudad natal del profeta y el lugar donde nació el islam. No obstante, los primeros musulmanes fueron perseguidos desde el surgimiento de su nueva religión y fueron blanco de la violencia en la Meca por un período total de 13 años. Cuando los jefes de la Meca decidieron matar al fundador del islam, el profeta Muhammad migró clandestinamente de la Meca a Yazrib donde los musulmanes podían practicar libremente sus valores. El nombre de Yazrib se transformó luego en Medina, que significa en árabe “ciudad” y es la abreviatura de “Medinatur Rasul” (la ciudad del profeta).
La migración del profeta a Medina fue la apertura de una nueva era y puso fin a la permanente tortura y persecución de los musulmanes. Medina se convirtió así en la sede principal y después de la Meca en el segundo lugar más importante de la religión del islam. La migración desempeña un rol tan central en el establecimiento del islam que incluso la revelación del Corán es dividida entre los capítulos anteriores y posteriores a la migración.
En conclusión, aunque el islam no prescribe ninguna práctica especial en el marco del año nuevo, por supuesto podemos aprovechar esta fecha y reunirnos con el fin de fortalecer los lazos familiares y las amistades interreligiosas. También, invito como musulmán a todos aquellos que quieran acompañarnos en esta celebración, a utilizar este día como un momento de autoanálisis y un alto para proponerse nuevas metas en la vida. ¡Que celebremos en este día “nuestra migración” como individuos hacia un estado más elevado y como colectividad hacia una mejor sociedad!
*Marwan Sarwar Gill es Imam (teólogo islámico) y presidente de la Comunidad Musulmana Ahmadía en Argentina.
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