Punta del Este tiene una rica historia, goza de un gran presente y augura un enorme futuro. El balneario más exclusivo de América del Sur vive un excepcional momento a días de su aniversario 115. Y bisagra también. Por hoy se trata de una armoniosa ciudad pensada para vivir todo el año. Y créanme que no exagero.
Basta recorrer sus calles y comercios durante el invierno para darse cuenta de que nada es igual a la prepandemia. Los gastronómicos no sólo piensan en los fines de semana. Hay colegios que pueden ser comparados con los mejores de las grandes urbes, atracciones que ya no son sólo exclusivas para el verano, inversores que apuestan.
El encierro que generó el covid en 2020 precipitó una decisión que muchos soñaron y concretaron en esa etapa para encontrar calidad de vida. Y en donde mejor que Punta del Este… Lo hicieron argentinos, brasileños, norteamericanos, chilenos y también algunos provenientes de países europeos. Para graficarlo mejor: una de las principales instituciones educativas tiene alumnos de 23 nacionalidades. Todo dicho.
Los chicos, además de estudiar las materias curriculares, aprenden que se puede ir en bicicleta al colegio, o que las tardes frías son de naturaleza y las agradables, de playa.
Los residentes se acostumbraron a ver amaneceres perfectos y atardeceres soñados. A disfrutar del tiempo. Y aunque las responsabilidades apremien, aprendieron que el reloj rinde siempre.
Todo el año en Punta del Este conjuga la tranquilidad pueblerina con la fastuosidad de sus edificios y casas, en donde la rutina se vuelve armoniosa. Todos terminamos conociéndonos sin que importe qué haces o de dónde venís.
A esta realidad se suma que, desde comienzos de 2020, la coyuntura política ayuda. Punta del Este ya no es mala palabra para quienes gobiernan y el apoyo se siente. Trabajo en conjunto es lo que todo lugar necesita para tomar impulso.
La apertura de zonas francas que permiten atraer empresas tecnológicas o audiovisuales. También asoma un polo de entretenimientos que brinda la posibilidad de ver estrellas extranjeras en obras de teatro. Y proliferan paseos abiertos pensados para los 365 días del año que se vuelven obligatorios, desde un viñedo, olivar o museo que no tienen nada que envidiarle a los más afamados en el mundo.
Crecí en una ciudad que era de pocos durante 10 meses, pero hoy disfruto que sea de muchos. Bienvenido al progreso. Estoy orgulloso de su crecimiento y ojalá el mismo no se detenga. Vengan, hay lugar para todos. Viví en Punta, no te vas a arrepentir.
Feliz aniversario para mi amado lugar en el mundo.
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