Uno de los caminos para cerrar las brechas es a través del Valor Compartido

El valor compartido se enfoca en las conexiones entre el progreso económico y el de la sociedad, encontrando una oportunidad de negocio, mediante la resolución de una problemática social.

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Oscar Graham invitó Foto: Andina
Oscar Graham invitó Foto: Andina

En el Perú, vivimos en un país lleno de desigualdades y de brechas sociales. Las diferencias que tenemos entre nosotros, las que nos deberían bridar una ventaja por la riqueza en su diversidad, generan, en muchos casos, conflictos que decantan en una mayor desunión entre los peruanos y obstruyen el desarrollo del país.

No hay duda de que reducir cualquier brecha social es sumamente complejo y requiere del compromiso de todos los actores de la sociedad: desde las empresas, autoridades, organizaciones civiles, líderes, academia, y de cada uno de nosotros desde el papel que ocupamos.

En este punto, quiero hacer hincapié en el rol que cumple el sector privado en promover el bienestar de la población e impulsar la inclusión; un rol que es muchas veces ignorado, ya que la empresa privada, es, frecuentemente, antagonizada en vez de ser valorada por su aporte a la sociedad. Pero, con su impulso a la economía y su capacidad de influir en los consumidores, la empresa privada contribuye al crecimiento del país y, a través del valor compartido, puede dar un paso más y ser una fuerza activa que promueve la inclusión social.

El valor compartido se enfoca en las conexiones entre el progreso económico y el de la sociedad, encontrando una oportunidad de negocio, mediante la resolución de una problemática social. El valor compartido es exitoso cuando se logra un círculo virtuoso en la estrategia: la creación del impacto social genera beneficios para el negocio, que busca maneras innovadoras para crear nuevas formas de aumentar el alcance y la escala del impacto social.

¿Cómo podemos lograrlo? En el Perú hay varias empresas que están implementando estrategias de valor compartido y promoviendo la inclusión social. Menciono dos casos que pueden servirnos de ejemplo. Cabe indicar que ambas fueron reconocidas en la primera versión de la lista “Empresas que Transforman el Perú”, lanzada en el 2021 por IPAE Asociación Empresarial y la Asociación Frieda y Manuel Delgado Parker, con el asesoramiento de FSG, consultora internacional de impacto social.

Bio Amayu, proyecto del grupo AJE, es un ejemplo puntual de una rama de negocio de valor compartido que ayuda a combatir la discriminación de ciertas poblaciones del Perú. El Grupo AJE, en alianza con SERNANP (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado) y las comunidades nativas de Ucayali y Loreto (regiones de la Amazonía peruana) crearon “Bio Amayu”, una línea de jugos hechos a base de “superfrutos” de la selva, recolectados por miembros de dichas comunidades nativas.

La idea surgió en respuesta a una necesidad social: los pueblos Shipibo-Conibu y Kuma Kukamiria, por años de olvido y desatención, carecían de ingresos estables y, ahora, por la deforestación de la Amazonía y el cambio climático, veían su forma de vida y hasta sus vidas mismas, en grave peligro de desaparición. En este contexto, se creó una oportunidad de negocio: unir el conocimiento de estas poblaciones sobre los frutos nativos de la Amazonia, su cultivo y recolección, con las capacidades empresariales y de producción de jugos envasados del grupo AJE. Así, se brindó a los consumidores peruanos una nueva línea de productos que gana popularidad en el mercado por el gran contenido en vitaminas, minerales y antioxidantes de sus ingredientes: el camu camu, el aguaje y el aguaymanto.

Hoy, esta iniciativa resulta en un crecimiento de ingresos para el grupo AJE, pero también, en trabajo e ingresos para los miembros de las comunidades Shipibo-Conibu y Kuma Kukamiria sin tener que abandonar sus pueblos ni sus tradiciones. Es un ganar-ganar para la empresa y la sociedad.

Otro ejemplo de cómo una empresa privada, implementando el valor compartido, puede reducir brechas sociales es “Mujeres en Red”, de Movistar. La realización de este programa partió de la identificación de un problema en el país: la existencia de una gran disparidad de género en la contratación de empleados para ejecutar labores técnicas de telecomunicaciones; ¡Toda la fuerza laboral estaba constituida por hombres! Frente a esto, Movistar lanzó un programa de capacitaciones técnicas para mujeres, con el fin de prepararlas para que puedan formar parte de su equipo de servicio técnico al cliente.

Mujeres en red
Mujeres en red

Al evaluar los resultados, Movistar se percató de que su iniciativa no solo es una fuente de ingresos y bienestar para las mujeres que la integran, sino también una ventaja competitiva para la empresa. Hoy, “Mujeres en Red” permite un incremento en la resolución de problemas técnicos de Movistar y un aumento en su capacidad de operación. Nuevamente, un ganar-ganar. Así se propicia un cambio de mentalidad en la sociedad. La mujer, vista por muchos como poco apta para ciertos empleos, es percibida como capaz y una gran contribuyente para la sociedad.

Bio Amayu y Mujeres en Red son dos ejemplos de empresas innovadores y audaces, sin miedo a romper paradigmas y combatir la epidemia de la discriminación en nuestra sociedad. Por supuesto, estos son solo ejemplos de esfuerzos realizados, y se necesita de todos para extender el cambio. Los invitó a estar atentos al lanzamiento de la segunda lista “Empresas que Transforman el Perú 2022″, para aprender sobre otras instituciones privadas que también están impulsando el progreso de nuestro país.

*Maria Marta Habich, Consultora de FSG, la consultora encargada de evaluar las postulaciones a la Lista de Empresas que Transforman el Perú, de IPAE Asociación Empresarial y la Asociación Frieda y Manuel Delgado Parker

María Marta Habich
María Marta Habich
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