El aborto y la Corte Suprema de EEUU

Un hecho sin precedentes tuvo lugar en Estados Unidos

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Una bandera de EEUU flamea frente al edificio de la Corte Suprema (REUTERS/Evelyn Hockstein)
Una bandera de EEUU flamea frente al edificio de la Corte Suprema (REUTERS/Evelyn Hockstein)

Un hecho sin precedentes tuvo lugar en Estados Unidos. Se trata de la filtración del borrador de un fallo del juez Samuel Alito, uno de los nueve magistrados de la Corte Suprema, nombrado, al igual que sus colegas, hasta que muera o decida renunciar. Es una verdadera bomba política y noticiosa, que en una ciudad llena de filtraciones había tenido lugar muy pocas veces en la Corte Suprema, y con la posibilidad de influir en las elecciones legislativas de noviembre y en la propia conducta del Congreso.

La Corte Suprema de EEUU no es una institución exactamente igual a las que llevan el mismo nombre en otras partes del mundo: tiene más poder pero menos control que otros lugares, y en ese sentido es casi única. Al menos en EEUU, ninguna otra institución o persona tiene ese poder, ni siquiera el Presidente. Es la palabra definitiva en todo, equivale a una ley o quizás más que ella, toda vez que, por el sistema de jurisprudencia, sus decisiones deben ser obedecidas por todos a todo nivel.

Esa atribución no figura en la constitución, fue una decisión de la propia Corte Suprema a inicios del siglo XIX, al decidir en un fallo ser la autoridad definitiva en el país, decisión que ha sido cumplida a partir de entonces a rajatabla. Es también el motivo por el cual EEUU no firma tratados internacionales (incluyendo en temas de infancia) que limiten de alguna forma las atribuciones de esa Corte.

Al irse de vacaciones en el mes de junio, hace públicas sus sentencias de mayor notoriedad para que el impacto se de en su ausencia. Ni siquiera tiene la obligación de ver todo lo que se le presenta, ya que decide escuchar pocos casos y casi siempre los que tienen un componente constitucional. De sus integrantes se dice que tienen el deber de la ingratitud con quienes los nombraron.

El caso en cuestión fue una ley del Estado de Mississippi que prohibía el aborto después de las 15 semanas de gestación. Cuando aceptó excepcionalmente escuchar argumentos a favor y en contra, se abrió la posibilidad de volver a revisar el fallo de 1973 conocido como Roe contra Wade, que definió desde entonces el tema del aborto en EEUU. El poder e influencia de la Corte Suprema proviene también de que muchos temas profundamente controvertidos encuentran solución en la justicia antes que en el Congreso, como ocurrió también con la integración racial o el matrimonio igualitario.

Lo que hizo ese fallo fue declarar que el derecho a la intimidad cubría el derecho de toda mujer a interrumpir su embarazo y que ninguna disposición legal podría prohibirlo, dejando a cada estado su regulación. Este fallo ha tenido retoques menores en la propia Corte Suprema, pero nada ha alterado lo allí dispuesto.

El borrador filtrado corresponde a uno de los que ha circulado el juez Alito y si finalmente representa a la mayoría definitiva, podría traer consigo modificaciones a lo que contuvo el fallo original de Roe contra Wade que no solo resolvió entre las partes, sino que, para todo el país, como es habitual en la institución.

Revisando el borrador publicado por el sitio Político resalta la opinión de Alito que la Constitución no menciona específicamente el derecho al aborto. Sin embargo, ello también ocurre con muchos otros temas, incluyendo el derecho a sufragio que tampoco es mencionado, lo que en sí no sorprende ya que la admirable duración de la carta magna norteamericana es también fruto de su brevedad, toda vez que cuenta solo con un preámbulo de 56 palabras (que se inicia con algo hasta entonces no reconocido, la frase “Nosotros el pueblo”), 7 artículos y 26 enmiendas en más de dos siglos, además de ser necesario un muy largo proceso para modificarla.

Agrega Alito que la Constitución no prohíbe que los estados regulen o prohíban el aborto y el gran cambio sería que desde Roe contra Wade la legalización se entendía como que los Estados no podían prohibir. Como ha dicho la propia Casa Blanca, no hay evidencia de que esta sea la opinión definitiva, pero en todo caso, aunque desaparezca esa parte del fallo histórico, nada indica que el aborto sea nuevamente ilegal en todo el país.

La base del sistema norteamericano, sin lo cual no se entiende su política, sociedad o historia, es que todo lo que no está expresamente referido al gobierno federal por la constitución o la ley es de resorte de cada Estado. Por lo anterior, en caso de ser mayoritaria la opinión de Alito, lo más probable es que al igual que en otras materias, la situación va a variar de Estado a Estado, con estados que lo permiten y estados que no lo hacen pasadas algunas semanas, ya que se mantendría que no puede haber prohibición total para el aborto.

Al tener que ver con la vida y la muerte, al igual que en otros países, hay pasión y no solo diferencia de opinión (se han registrado hasta bombas y ataques a balazos contra clínicas). Roe contra Wade tampoco había puesto punto final al tema, todo lo contrario, lo amplificó, ya que desde entonces se transformó en un fútbol político, decidiendo ganadores y perdedores en elecciones, sobre todo locales y estaduales.

El impacto ha sido tremendo. La propia cultura interna de la Corte Suprema ha sido profundamente afectada ya que la filtración había ocurrido pocas veces antes y seguramente toda una forma centenaria de conversar y negociar fallos se va a modificar. Y de ser descubierto el filtrador por el FBI, con toda probabilidad va a ser procesado y le espera la cancelación profesional en caso de ser abogado, como quizás también le aguarda una fortuna por el libro y la película.

No hay duda de que el objetivo es político e influir en las próximas elecciones. Otra evidencia de la polarización que vive EEUU y que ya estuvo presente en todas las audiencias de confirmación de los últimos integrantes. Resurgen los llamados para un aumento en la cantidad de integrantes del tribunal, toda vez que después de Trump y sus nombramientos, hay una mayoría que los medios identifican como conservadores, ya que en este país liberales y conservadores son usados como equivalentes a lo que en otros lugares se llama izquierda y derecha.

Ello supondría también aprovechar la frágil mayoría que tienen hoy los demócratas en el Senado y que no han podido aprovechar por sus diferencias internas, para imponer una legislación que proteja el aborto.

De lo que hay duda es que surge un tema que se agregaría a la guerra de Ucrania con la potencialidad para influir en elecciones de medio término que parecían ganadas, y hasta cómodamente decían las encuestas, por los republicanos. Ahora los demócratas sienten que este tema puede ser el que les permita repuntar.

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