Por qué no funcionan las medidas contra el antisemitismo

La hostilidad hacia los judíos ha aumentado de forma preocupante en el último año

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Un hombre camina junto a tumbas profanadas con esvásticas en el cementerio judío de Westhoffen, cerca de Estrasburgo, Francia (REUTERS/Archivo)
Un hombre camina junto a tumbas profanadas con esvásticas en el cementerio judío de Westhoffen, cerca de Estrasburgo, Francia (REUTERS/Archivo)

El próximo 1 de mayo, el vigesimoséptimo día de Nisán en el calendario hebreo, los estadounidenses celebran el Día de la Conmemoración del Holocausto, conocido como Yom HaShoá, con numerosas actividades en memoria de los seis millones de judíos asesinados por el gobierno de la Alemania nazi.

Una fecha significativa destinada a honrar a las víctimas, pero también un buen momento para reflexionar sobre la situación de la comunidad judía en los convulsos tiempos que vivimos. Porque cuando los medios de comunicación informan casi a diario de las agresiones sufridas por judíos en todo el planeta, la pregunta es obligada: ¿está el antisemitismo en un ascenso alarmante? Y la respuesta, según todas las investigaciones recientes, es que sí.

Concretamente, el Informe Anual sobre el Antisemitismo en el Mundo que acaba de publicar la Universidad de Tel Aviv basándose en numerosos informes policiales, estadísticas de organizaciones judías e investigaciones periodísticas, deja claro que, en 2021, la hostilidad hacia los judíos ha aumentado de forma preocupante. Basta unos datos: en EE.UU., la policía de Nueva York registró 214 delitos de odio frente a 126 en 2020. Y la Liga Antidifamación (ADL) registró un incremento del 27% en incidentes relacionados con propaganda antisemita. En Francia, el Servicio de Protección de la Comunidad Judía (SPJC), en colaboración con el Ministerio del Interior, registró 589 denuncias, un aumento del 74% respecto al año anterior. Lo mismo puede decirse de otros países que cuentan con una significativa población judía: en Canadá subió un 54%, en Alemania un 29% y en Reino Unido un 34%.

Unas cifras que incluyen desde un atentado en una sinagoga, el ataque a un ciudadano corriente y una pintada en un cementerio hasta el acoso a un grupo de colegiales o las arengas de un líder religioso, pero que dejan fuera esas microagresiones en forma de comentarios o insultos que, de forma más o menos intencionada, conllevan hostilidad y desprecio hacia los judíos. Actos que, según la Liga Antidifamación (ADL), hacen que el 90% de los judíos estadounidenses considere el antisemitismo un problema grave.

Los expertos de la Universidad de Tel Aviv que están detrás del Informe Anual sobre el Antisemitismo en el Mundo, achacan su incremento en 2021 a razones tan dispares como el conflicto entre Israel y Gaza ocurrido en mayo, el fortalecimiento de los partidos y organizaciones radicales de derechas e izquierdas y la pandemia provocada por el covid 19, que disparó las teorías conspirativas que señalaban a los judíos, y especialmente a Israel, de propagar el virus, entre otros motivos, para enriquecerse con la creación de vacunas. A ellas hay que añadir el impacto negativo de las redes sociales y la dark web, caldo de cultivo de fake news y propaganda tóxica tras las que se esconden desde iluminados y activistas hasta gobiernos y que no siempre se combate con la firmeza necesaria. Como ejemplo, la ONU reconoce que el 17% del contenido relacionado con el Holocausto en la aparentemente inofensiva Tik Tok lo niega o lo distorsiona.

Sin duda, en los últimos años se han redoblado los esfuerzos para luchar contra el antisemitismo, una lacra que atenta contra una minoría, pero también contra los pilares del sistema democrático. Más allá del aumento de los recursos en materia de seguridad, se han creado programas educativos como el que puso en marcha la UNESCO y la OSCE en 2018 con el objetivo de transmitir información veraz sobre el Holocausto y de aportar herramientas para combatir la intolerancia y la discriminación.

También se han visto iniciativas como la de la Comisión Europea, que anunció en octubre de 2021 a través de su vicepresidente, Margaritis Schinás, una importante inversión para luchar contra el antisemitismo, “una terrible amenaza para la Europa actual”, al tiempo que reconocía que el 38% de los judíos europeos se ha planteado emigrar.

Y no han faltado líderes políticos como Joe Biden, Emmanuel Macron o Boris Johnson alzando la voz contra el “inaceptable” aumento del antisemitismo.

Entonces, ¿por qué los delitos de odio contra la comunidad judía crecen año tras año? “A pesar de los grandes esfuerzos y recursos invertidos en la lucha contra el antisemitismo en los últimos años, el fenómeno va en aumento. Más fondos, más conferencias y más leyes no necesariamente marcarán la diferencia. Es necesario un examen riguroso de la eficacia de las estrategias existentes”, concluyen los autores del Informe Anual sobre el Antisemitismo en el Mundo.

Ahora la pelota está en el tejado de los Gobiernos e instituciones que tienen el poder de cambiar las cosas. De las medidas que tomen depende que el planeta sea un lugar mejor para todos, no solo para los judíos.

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