Ortega huye de la OEA, incapaz de defender lo indefendible

En su última arremetida antidemocrática, el dictador nicaragüense renunció al organismo continental, expulsó a sus representantes y tomó su sede en Managua

Guardar
El ex embajador de Nicaragua
El ex embajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, sorprendió al mundo el mes pasado cuando renunció a su cargo denunciando las atrocidades de la dictadura sandinista

Aunque el corillo medolioso de seguidores rojinegros sigue cantando y bailando la canción del Comandante se queda, la retirada poco estratégica ya ha comenzado. El régimen, que hasta hace unas semanas juraba que se quedaría en la OEA para “dar la batalla ideológica y política”, retiró a su Embajador sin permitirle si quiera dar su primer discurso inaugural ante los 34 Estados Miembros del Consejo Permanente. Fue algo tan efímero y placentero como una boda que no consuma su prima nocta.

Como ladrón de noche

Junto con el retiro estrepitoso y anticipado de la OEA, Ortega-Murillo decidió completar el combo de ilegitimidad tomándose la sede de la OEA en Managua, algo parecido a lo que hizo con la Embajada de Taiwán, el diario La Prensa, Canal 100% noticias, Confidencial, etcétera.

Sucedió de noche. Como muchos de los operativos policiales, militares y paramilitares de la dictadura el asalto a la sede diplomática ocurrió de noche, con decenas de hombres de negro, fuera de forma y armados hasta los dientes. Así fue tomada la sede de la OEA el pasado domingo 24 de marzo de 2022. Una acción “absolutamente despreciable en términos jurídicos, políticos y éticos”, dijo el Secretario Almagro en una carta a la Presidencia del Consejo Permanente.

Amnesia política

Pienso, por mal pensado, que el gobierno sufre de amnesia política y se le ha olvidado, como se le han olvidado las leyes, los derechos humanos, la libertad de expresión, el respeto a la propiedad privada, que el Estado de Nicaragua firmó en 1949 y en 1961 sendos acuerdos, estatutos y protocolos para garantizar la inviolabilidad y protección de las oficinas de la OEA, sus funcionarios y todos sus bienes. Por si esto fuera poco, el 2 de octubre de 1989 el Canciller Sandinista o el Canciller de la Paz, como le gusta llamarle a Rosario, Miguel D’Escoto Brockmann (q.e.p.d) firmó otro acuerdo de inmunidades y privilegios que garantizan la protección a las oficinas-país de la Organización de Estados Americanos.

Derrota moral del ORMU y victoria moral de presos políticos y sus familiares.

El retiro anticipado, estrepitoso e ilegitimo de Ortega y Murillo de la OEA es, sin lugar a duda, una derrota demoledora para la dictadura bananera. Huyen de la OEA porque no pueden defender los más de 355 asesinatos cometidos, 170 mil exiliados y más de 380 presos políticos que son torturados en la nefasta cárcel El Chipote.

El Comandante no tiene quien le escriba

Estos errores y patadas de ahogado del régimen son producto de una gran soledad y una ausencia prolongada de su Consigliere, como en El Padrino. La muerte de los históricos Consejeros Presidenciales Paul Oquist y Miguel de Escoto (ambos gringos), han dejado al Comandante solo y huérfano de consejeros valientes y sinceros. Esos que te dicen la verdad aunque te arreches y que te dicen que NO, cuando todos te aplauden y dicen que sí. Esos ya no existen en el Carmen. El Comandante Sequeda no tiene quien le escriba y ni quien le aconseje. Mientras tanto, el Carmen sigue funcionando como un jinete sin cabeza galopando hacia el abismo de sus propias contradicciones internas o bajo los instintos viscerales de Rosario, que no es lo mismo, pero es igual.

*El autor fue embajador de Nicaragua ante la OEA hasta marzo de 2022

SEGUIR LEYENDO:

Guardar