El turismo se encuentra bajo asedio, esto empezó con la pandemia con la imposibilidad de la entrada y salida de turistas del Perú y continúa con la inestabilidad política, las huelgas y los paros utilizados para fines políticos que generan una imagen terrible para el país como destino turístico. No solo afecta el corto, sino el mediano y largo plazo también.
Nuestro país ya tenía sus propios problemas, como la altísima tasa de informalidad en el sector turismo, donde por ejemplo según estudios realizados por Mincetur en el 2018 existen aproximadamente 1,500 operadores de turismo de aventura, de los cuales formalmente a la fecha en el registro nacional solo figuran 68.
Consideramos muy preocupante la postura del premier Aníbal Torres (y del gobierno nacional) mostrada en la ciudad Cusco. Lejos de llevar propuestas de solución a las demandas, dio un discurso político que aviva la división entre peruanos. No solo eso, sus palabras nos muestran que no existe ninguna política de estado para el turismo, sino que hay esfuerzos desde Mincetur por apoyar, pero esto no se logra articular con los otros ministerios.
Es así como podemos ver que días después de declarar en estado de emergencia al sector turismo, con la promesa de que se le dará prioridad, el Ministerio de Trabajo autorizó una huelga de controladores aéreos de Corpac que se trajo abajo el turismo de Semana Santa. Esta temporada representa nada menos que el 35% del turismo interno del año.
Hay un pensamiento equivocado en creer que el turismo solo beneficia a las grandes cadenas u operadores de las ciudades grandes. Cuando en realidad el turismo tiene un efecto multiplicador en las localidades que visitan los turistas. Llevando beneficio directo a comunidades campesinas, artesanos, cocineros, guías, choferes, ambulantes, puestos de mercado, etc.
En el caso de las poblaciones rurales, que suelen ser las más vulnerables, es donde se desempeñan las actividades de aventura y naturaleza. Los beneficios del turismo impactan directamente en la economía local en donde el “Adventure Travel Trends Snapshot 2019″ indica que hasta 67% del precio pagado por paquete se queda en la economía local.
Luego de 2 años de confinamiento, existe una gran demanda por el turismo en especial por actividades de aventura y naturaleza para las cuales nuestro país es uno de los 20 destinos más demandados a nivel mundial debido a su diversidad cultural y natural. No es solo el turismo receptivo el que se está reactivando, sino el turismo interno, que también está buscando conocer una mayor variedad de destinos a nivel nacional en búsqueda de diversificar la oferta.
Es muy urgente que el Ejecutivo garantice estándares de seguridad y libre desplazamiento, para reactivar el turismo y detener la destrucción de nuestra imagen como destino. En este momento, tenemos una oportunidad única debido al auge de la demanda por el turismo de aventura y naturaleza generado por los confinamientos durante la pandemia. Además, es una oportunidad para generar miles de empleos e ingresos para cientos de miles de familias a través del desarrollo turístico aprovechando de manera sostenible nuestro patrimonio natural y cultural.
El gobierno debe entender que el turismo es la base de la economía del país, como la minería o la agricultura. Hablemos claro, no estamos en condiciones de dejar caer lo que es una de las actividades económicas más integradoras y de mayor alcance social en el país. El turismo es resiliente como sector, pero no como imagen. Por esto se necesitan acciones concretas e inmediatas: medidas de rescate financieras y apoyo económico, medidas de facilitación turística, medidas para incentivar la inversión en turismo y medidas para la promoción turística.
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