Por qué una administración de Marine Le Pen arruinaría a Francia

El padre de la candidata dirigió el que fuera por largo tiempo el albergue francés de los neonazis, el Frente Nacional (Front National - FN)

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Marine Le Pen (REUTERS/Christian Hartmann)
Marine Le Pen (REUTERS/Christian Hartmann)

El padre de Marine Le Pen, Jean-Marie Le Pen, dirigió el que fuera por largo tiempo el albergue francés de los neonazis, el Frente Nacional (Front National - FN). Además de las originadas por racismo, tuvo múltiples demandas por negación del Holocausto, llegando a llamar a las cámaras de gas nazis “¡tan solo un detalle en la Segunda Guerra Mundial!”.

Su hija lo expulsó del partido, renombrándolo entonces como “Reunión Nacional” (Rassemblement National – RN). No obstante, muchos miembros del partido mantienen sus puntos de vista nacionalsocialistas, y es probable que reciban prebendas del Gobierno o incluso funciones en el Gabinete, si es que resultan elegidos en el ballotage que se llevará adelante el próximo domingo en el que enfrentará al presidente Emmanuel Macron.

Marine Le Pen, como diputada electa al Parlamento Europeo, condujo a RN hacia grupos de extrema derecha cercanos al AfD (Alternativa para Alemania), el FPÖ (Partido de la Libertad de Austria), el Vlaams Belang (Pertenencia Flamenca belga), el UKIP (Partido de la Independencia del Reino Unido), la Lega italiana, la Fidesz-Unión Cívica húngara, el Vox español y otros partidos extremistas emergentes que se reúnen regularmente a lo largo de toda Europa para intercambiar prácticas y coordinar su accionar internacional.

En 2014, para las elecciones regionales, el FN recurrió a la Rusia de Putin para un préstamo de nueve millones de euros, ahora en proceso de devolución. Ocho años después, Marine Le Pen obtuvo otro préstamo, supuestamente de 10,6 millones de euros de un banco húngaro para financiar la campaña presidencial de esta semana. Se cree que el Primer Ministro de Hungría, Viktor Orban, facilitó el préstamo en el período que va entre una reunión en Budapest en octubre de 2021 y un cónclave de partidos populistas de ideas afines en enero de 2022 en Madrid.

El ambiguo programa internacional de Le Pen comienza con su declaración de compartir los mismos valores y su admiración por Vladimir Putin, como nuevo líder mundial. Hay poca mención a la guerra en Ucrania o a sus víctimas. Ella ha enfatizado que mejores lazos con Moscú evitarían que Rusia se acerque demasiado a China. Agregó: “No colocaría a mis tropas bajo un comando integrado de la OTAN, ni bajo un futuro comando europeo”. Además, dijo que prefiere “el cese de los Programas Militares conjuntos Franco-Alemanes… antes que una política como la de Macron de inclinarse ante Berlín”.

Sobre el Brexit, declaró con nostalgia que “los británicos se deshicieron de la burocracia de la Unión Europea (UE) en Bruselas, pero que un Frexit no estaba en su agenda”.

La agenda antimusulmana y antiinmigrante de Le Pen parecía incluso atenuada en la primera ronda de votación -excepto para declarar ilegal el velo-, especialmente en comparación con el otro candidato de extrema derecha Eric Zemmour.

Mientras tanto, en su primer mandato, el presidente Macron había prometido crear un “islam francés”. El Foro para el Islam de Francia” (FORIF) se reunió por primera vez en febrero de este año. El Ministro del Interior francés, Gerald Darmanin, había cerrado varias mezquitas fuertemente influenciadas desde el exterior, frecuentadas por yihadistas o implicadas en la financiación del terrorismo. Ahora se espera que los imanes cumplan con la denominada nueva “Ley contra el Separatismo”, que está destinada a capacitar a los islamistas radicales de conformidad con la legislación francesa

El anterior Consejo Francés para el Culto Musulmán (CFCM) fue disuelto. Uno de sus miembros incluía la organización que me había demandado por difamación. Fui exonerado por la Corte Suprema de Francia después de un juicio de cuatro años.

Sobre cuestiones judías, Le Pen había extrañamente pedido que Jerusalén tuviera “Estatus Internacional” y dijo que prohibiría la “shechita” (matanza ritual de animales). Le Pen también afirmó que ella era “la que probablemente más eficazmente protegería a los ‘franceses de fe judía’”.

Para terminar, una advertencia a los equivocados votantes judíos franceses de Le Pen, que creen que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”: un gobierno extremista de Le Pen bajo el control de RN, irá primero tras el Pueblo del Viernes, pero luego se enfrentará al Pueblo del Sábado.

La experiencia de la primera administración de Macron debe continuar en consonancia con la enseñanza de la lectura de la Hagadá de Pésaj: gobernar “con el puño cerrado y el brazo extendido”.

Ése no es el camino del Reunión Nacional ni de Marine Le Pen.

*Shimon Samuels es Director de Relaciones Internacionales del Centro Simon Wiesenthal. Se ha desempeñado como Director Adjunto del Instituto Leonard Davis de Relaciones Internacionales en la Universidad Hebrea de Jerusalén, Director Europeo de ADL y Director de Israel de AJC. Nació en el Reino Unido y estudió en el Reino Unido, Israel, Estados Unidos y Japón.

*Traducción Centro Simon Wiesenthal para América Latina

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