Está claro que Pedro Castillo está aprendiendo a gobernar. Lo señaló claramente en la famosa entrevista que concedió a la cadena CNN que le realizó el destacado periodista mexicano Fernando del Rincón. Pero los peruanos no nos merecemos a un aprendiz de presidente en medio de muchos problemas: una pandemia que aún no acaba, ineptos funcionarios de alto nivel nombrados pese a serias acusaciones de corrupción, en medio de la invasión de Rusia a Ucrania que incrementará los precios de combustible y de la canasta familiar. Además, tenemos un gobierno de nueve meses que ya tuvo cuatro gabinetes y un quinto que ya se vocea.
Un fracaso más sí importa, ya que en la problemática de inseguridad ciudadana no solo es vulnerado el patrimonio y bienes de los ciudadanos, también lo son su integridad física y sus propias vidas. Recordemos que cuando recién asumió el cargo, Castillo nos prometía que serían las rondas campesinas las que ayudarían a enfrentar la criminalidad en las principales ciudades del país, un despropósito que nunca se llevó a cabo ya que era inviable. Luego, manifestó que la delincuencia extranjera tenía 72 horas para abandonar el país, cosa que tampoco ocurrió. Cuando lo que se trata es de tener un buen sistema de control migratorio en nuestras fronteras, que por corrupción –incluso hoy– siguen ingresando extranjeros sin mayor control.
A mediados de marzo de este año, se declaró el estado de emergencia por 45 días en Lima y Callao por la inseguridad ciudadana que estamos viviendo. La medida se ha vuelto a prorrogar y no sería extraño que lo sigan haciendo a pesar de que los resultados no han sido los esperados, ya que con el estado de emergencia los delitos y muertes se siguen dando. Las cifras que dieron de casi 5,000 detenidos no se comprenden, ya que tenemos un sistema penitenciario que no podría recibir ni la cuarta parte de los capturados. La pregunta es ¿dónde están? Seguramente, la mayoría en las calles cometiendo los delitos acostumbrados.
Un tema aparte es el maltrato que viene recibiendo la Policía Nacional del Perú desde los inicios de este gobierno.
Estoy convencido que a este gobierno no le interesa la seguridad de los ciudadanos y que lo que le queda a la población es asumir una cultura de seguridad preventiva como norma de vida en todos los ámbitos. Cuidarnos nosotros mismos, a nuestras viviendas, conversar entre vecinos, siendo solidarios, manejando protocolos preventivos, y teniendo en claro que debemos trabajar de menos a más los edificios y demás viviendas, para organizarse por cada cuadra. El objetivo es multiplicar este sistema en todas las cuadras, creando así zonas más seguras.
Finalmente, ante una delincuencia violenta, sin escrúpulos y con armas de fuego, los ciudadanos no debemos enfrentarla sino evitarla.
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