La invasión de Rusia a Ucrania es “delito de guerra de agresión o crimen contra la paz” determinado por el Derecho Internacional consuetudinario, los tribunales internacionales de Núremberg y Tokio, fundamentado en la Carta de las Naciones Unidas y establecido en el articulo 5 del Estatuto de Roma. Este crimen infraganti agravado por delitos de lesa humanidad que cometen los detentadores del poder de Rusia tiene socios confesos en el castrochavismo de las Américas, las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua y los gobiernos de Argentina y México.
La guerra de agresión desatada por Rusia bajo el mando de Vladimir Putin y su grupo de poder contra Ucrania es una guerra contra toda la humanidad. No se trata de que puede derivar en la “tercera guerra mundial”, la realidad muestra que “es la tercera guerra mundial” porque ha detonado la confrontación del siglo XXI en el mundo de “dictadura contra democracia”.
En la tercera década del siglo XXI la disputa de poder en la humanidad no se produce en torno al “qué”, es una lucha por el “cómo”. Que es el mundo de hoy lo determina el capitalismo, la globalización y la tecnología, es un mundo “capitalista, globalizado y en revolución tecnológica” del que nadie puede pretender no participar o estar bajo su influencia y por eso no está en disputa. El eje de confrontación es “cómo” se organiza, controla y desarrolla la sociedad y el poder en ese mundo capitalista, globalizado y tecnológico y las dos fuerzas que chocan son la dictadura contra la democracia.
Organizar y gestionar la sociedad del siglo XXI presenta las dos opciones que son recurrentes en toda la historia de la humanidad: la basada en la libertad y el respeto al ser humano y la fundada en la concentración del poder en personas o pequeños grupos que suprimen la libertad y violan los derechos humanos.
Hoy es la disputa del poder entre las dictaduras y las democracias, que se expresa a nivel mundial con el bloque que pretende liderar Rusia, frente a Estados Unidos y la Unión Europea, que tiene su configuración en todas la regiones del mundo y que se presenta las américas con el socialismo del siglo XXI o castrochavismo bajo jefatura de la dictadura de Cuba con las dictaduras de Venezuela, Bolivia y Nicaragua y los gobiernos de Argentina Fernández/Kirchner y México López Obrador.
La invasión de Rusia a Ucrania, absolutamente injustificada cuando todo mostraba que Putín había logrado repetir su maniobra de 2014 cuando anexó Crimea y Sebastopol y no necesitaba mas violencia, es una agresión mundial, es el hito que marcará el futuro del siglo XXI como un tiempo de paz o de guerra, como el avance del estado de derecho internacional o el fracaso de un sistema burocratizado y neutralizado hasta ahora por la cesión de principios a costa de pacificaciones temporales y falsas.
No se trata de la disputa de un territorio, de dos o mas provincias, ni siquiera de la reconstrucción del imperialismo ruso. Ucrania plantea la vigencia o destrucción del sistema internacional creado luego de la segunda guerra mundial para el “mantenimiento de la paz y seguridad internacionales”, pone en crisis todo el mecanismo universal contra acciones con las que hoy Putin repite la agenda que en su memento usó el nazismo hitleriano. Nos retrotrae casi cien años atrás haciendo recordar pasajes históricos y personajes que creímos cerrados y terminados con las sentencias de Tokio y Núremberg.
Si la invasión rusa tiene éxito o permanece impune los efectos sobre las Américas serán devastadores por la legitimación del terrorismo de estado, crímenes de lesa humanidad, construcción de narco estados, creación y sostenimiento del terrorismo como metodología de las dictaduras del socialismo del siglo XXI que amparadas en el control violento del poder y la violación de derechos humanos, oprimen a los pueblos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua ante un sistema internacional hasta ahora derrotado y arrinconado en declaraciones, protestas y sanciones sin efecto real alguno.
Que la ley no se cumpla no quiere decir que no sirva o no exista, cumple la primera función de poner en evidencia al delincuente y luego la cesar el daño, restaurar el derecho y de impedir la impunidad. Este es el asunto respecto a la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania que pone en el centro de la crisis mundial la misma cuestión jurídico-democrática de las que son victimas los pueblos de las Américas en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua cuyas dictaduras son socios y cómplices del agresor ruso.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy