Durante su primera conferencia de prensa los talibanes afirmaron que los derechos de la mujer serían respetados “en el marco de la ley islámica”. Aseguraron: “Vamos a permitir que las mujeres trabajen y estudien dentro de nuestro marco”. Pero muchos afganos y representantes de la comunidad internacional no ocultan su escepticismo ante tales promesas.
Algunos días después de la toma del poder, los carteles y fotos de mujeres maquilladas fueron borradas en Kabul, la capital de Afganistán.
No es la primera vez que los talibanes ocuparon Afganistán ya que gobernaron el país entre 1996 y 2001. En esa primera etapa introdujeron nuevas normas y leyes conforme su propia interpretación del islam: prohibieron la televisión, la música, el cine, el maquillaje y restringieron casi completamente la participación de la mujer en la vida pública. Decretaron que la escolarización de las niñas podía ser hasta los 10 años y obligaron a las mujeres a llevar la Burka (el velo que cubre todo el cuerpo y la cara). Mientras que los talibanes fueron condenados por la gran mayoría de los países del occidente por la violación de los derechos de la mujer, ellos mismos justificaban, en nombre del islam, sus posturas extremas y polémicas.
Su tiempo en el poder no fue solo un capítulo negro en la historia del país, sino que fue una mancha a nivel mundial de la imagen del islam. Incluso actualmente hay personas en el occidente que sostienen el prejuicio que el islam es una amenaza para la libertad y la autodeterminación de la mujer.
No obstante, antes de analizar el islam, hay que destacar que el talibán es un movimiento militar con una agenda política propia, cuyo surgimiento esta enraizado en la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. En el año 1994 nació el movimiento talibán como una continuación de los diferentes grupos militares que habían luchado contra la invasión soviética en Afganistán. En relación con su ideología religiosa ellos se apoyan en el “Wahabismo”, que es una corriente del mundo sunita, y es practicado predominantemente en Arabia Saudita. Los talibanes afirman promover y establecer las leyes islámicas, denominada “Sharia”, en su forma original y rigurosa.
Sin embargo, el islam es una religión que surgió en el siglo VII, y se basa en la revelación del Corán, en la vida práctica y en las palabras del profeta Muhammad, el fundador del islam. “Sharia” significa en árabe camino, definiendo la conducta moral y espiritual de un musulmán. No obstante, todas las leyes islámicas se enraízan en el respeto del libre albedrio y la libertad de religión. El islam aclaró desde sus comienzos que no debe existir coacción en los asuntos de la fe y ordenó la separación de estado y religión. Por ejemplo, si bien el velo islámico es un mandamiento religioso para la musulmana, el islam prohíbe categóricamente el uso de la coacción en asuntos religiosos. La mujer musulmana debe usar el velo como símbolo de pudor solo por propia elección y convicción. Nadie tiene el derecho de intervenir o imponer el velo en nombre de Dios.
Mientras que los talibanes discriminan a la mujer y violan sus derechos, el islam es el liberador y garantiza la dignidad de la mujer. El islam enseña a hombres y mujeres que, a pesar de haber sido creados de manera diferente y de tener diferentes responsabilidades en la sociedad, que son completamente iguales en términos del estado espiritual, intelectual y social. De hecho, en islam, el hombre y la mujer no son solamente iguales, sino que enaltece a las mujeres considerándolas como modelo y ejemplo. Por ejemplo, la virgen María ha sido mencionada por su castidad como un modelo a seguir, no sólo para las mujeres musulmanas sino también para los hombres musulmanes. Además, la primera persona que aceptó el islam fue Jadiya, una mujer. El profeta Muhammad elevó el estado de la mujer diciendo que el paraíso se encuentra bajo los pies de la madre.
Mientras que los talibanes prohíben a la mujer el acceso a la vida académica y profesional, el islam ordena a cada musulmana obtener educación desde la cuna hasta la tumba (desde su nacimiento hasta su muerte). El profeta Muhammad asignó a una mujer, a Aisha, como maestra para sus discípulos. La misma Aisha dirigió incluso una batalla del ejército de los musulmanes.
Mientras que los talibanes se apropian de las propiedades y pertenencias de las mujeres, el islam es la primera religión que otorgó a la mujer ya hace 1400 años, el derecho a la herencia de la propiedad. El islam garantiza a la mujer el derecho de trabajar y manejar su dinero en manera independiente. Jadiya, la primera esposa del profeta, era una comerciante muy exitosa y poderosa.
Mientras que los talibanes se abusan de las mujeres y permiten los casamientos forzados, el islam categóricamente prohíbe el casamiento de una musulmana sin su propio consentimiento. El islam otorga a la mujer el derecho de casarse por su propia elección, el derecho a divorciarse y también el derecho de volver a casarse. El fundador del islam celebró el estado de la esposa hasta tal punto que enunció que el mejor musulmán es aquel que tiene la mejor conducta hacia su pareja.
En conclusión, los talibanes no solo que no representan las enseñanzas verdaderas del islam, sino que intentan esconder su propia ideología y sus tradiciones culturales en nombre del islam. Si hay talibanes que se autoidentifican como musulmanes y usurpan los derechos de la mujer, es solo porque rechazan las enseñanzas del islam o las ignoran por completo. Estas personas no son solo una amenaza para las mujeres del occidente, sino también para las mujeres del propio mundo musulmán.
*Marwan Sarwar Gill es Imam (teólogo islámico) y presidente de la comunidad musulmana Ahmadía en Argentina.
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