Hamas abrió fuego sobre los principales centros poblados de Israel enviando a la mitad de su población a los bunkers domésticos. Israel respondió con ataques quirúrgicos dirigidos principalmente a los depósitos y fábricas de armamentos de Hamas, así como también a la eliminación de sus comandantes militares e ingenieros que contribuyen al desarrollo de armas y cohetes.
Hamas sorprendió a los israelíes ya que desde hace un tiempo Israel permite el suministro de mercancías a Gaza que provienen de Qatar y el flujo de dinero a las arcas de Hamas. Al mantenerse el cese de fuego, la inteligencia israelí subestimó las aspiraciones bélicas de Hamas.
Hamas y la Yihad Islámica arremetieron con misiles en una operación muy planeada que, si bien no garantiza la seguridad física de sus combatientes o el bienestar de su población, busca conseguir varios objetivos.
Primeramente, aprovechando una autoridad palestina débil y desprestigiada, el lograr bombardear ciudades como Jerusalén y Tel Aviv le otorga un carácter heroico y cierta legitimidad como la única entidad capaz de revivir el tema palestino (abandonado por un mundo árabe inmerso en sus propios problemas) y ejercer el liderazgo sobre los territorios de la Cisjordania también. Esto también envía un fuerte mensaje a Mahmoud Abbas, líder de Fatah y de la Autoridad Palestina, quien decidió posponer las elecciones presidenciales de julio, temeroso de una victoria de Hamas.
El segundo objetivo de Hamas sería quebrar el proceso de normalización entre Israel y los países árabes del Golfo Pérsico tal cual como se dio con los Acuerdos de Abraham con apoyo tácito por parte de Arabia Saudita. La idea consistiría en generar una condena general por parte del mundo árabe y musulmán y de este modo sabotear la creciente reconciliación árabe-israelí. Hasta ahora solo Turquía, un aliado formal de la OTAN y un enemigo relativamente reciente de Israel, ha intentado reclutar a países árabes y musulmanes con el objetivo de convencerlos de que Israel es un enemigo del mundo musulmán. Incluso instó a Vladimir Putin a darle “una lección a Israel”. Sin embargo, hemos visto que es precisamente Qatar, un aliado de Turquía e Irán, que ha intentado negociar un cese de fuego, como lo hizo en octubre. En aquel entonces Israel acordó que Qatar transferiría 100 millones de dólares a Hamas para las necesidades locales a cambio de un cese de fuego. Este dinero obviamente liberó fondos o fue usado directamente por Hamas para obtener y fabricar armamento. En realidad, días antes de los ataques de Hamas un gran cargamento con mercadería civil fue transferido a Hamas con consentimiento de Israel.
Los países árabes se han mostrado bastante contenidos pese a las fuertes represalias israelíes contra Hamas y solo han intentado negociar una tregua.
El tercer objetivo de Hamas fue provocar un levantamiento de ciudadanos árabes israelíes. Esto quizá haya sido la victoria mas dolorosa de Hamas. En la ciudad mixta de Lod, hubo pogromos por parte de árabes contra judíos que incluyo ataques a sinagogas, a vecinos judíos y destrucción de propiedad. Hubo otras ciudades mixtas donde la población árabe se torno violenta. Como resultado de un accionar policial débil, algunos grupos de judíos extremistas decidieron tomar la ley con sus propias manos y procedieron a devolver con la misma moneda. Esto creo una situación de anarquía en algunas ciudades como Bat Yam, Acre y otras. Esto puede tener serias consecuencias para la relaciones judeo-árabes en Israel.
Por otro lado, Hamas atacó aprovechando dos debilidades israelíes. Por ejemplo, la existencia de un gobierno inestable y caótico incapaz de durar más de unos meses y que ya lleva cuatro elecciones en un periodo de dos años. A esto se le suma un Primer Ministro bajo juicio penal que intenta desesperadamente sobrevivir políticamente. Es más, el gobierno israelí pareció confiar en que el cese de fuego duraría sin considerar el peso de la ideología genocida de Hamas. El gobierno israelí se ocupo bien de sabotear el transporte de armas y tropas iraníes a Siria y también el programa nuclear de Irán . Sin embargo, olvido a Hamas que mientras tanto se armaba hasta los dientes fabricando cohetes, misiles teledirigidos e incluso drones capaces de bombardear ciudades israelíes y causar considerable daño.
Israel se equivocó al aceptar el trato con Hamas. Ayuda humanitaria a Gaza debe tomar lugar directamente sin que tal asistencia pase por las manos de Hamas, si es que esto es posible.
¿Y ahora qué?
En el pasado todos los enfrentamientos bélicos con Hamas terminaron en un cese de fuego que fue eventualmente violado.
Si Israel acepta un cese de fuego sin haber destruido considerablemente a Hamas, se verá confrontado nuevamente con este en un futuro cercado. Segundo, un acuerdo como el que se hizo con Qatar no puede volver a repetirse. Israel aceptó este arreglo también porque la comunidad internacional concibe el problema de Gaza no como un bastión de terrorismo sino como un problema humanitario por sobre todas las cosas. Claro que este problema humanitario se hubiera solucionado tiempo atrás si Hamas no hubiera usado ese terreno para atacar a Israel en los últimos 16 años.
La comunidad internacional debe condenar fuertemente estas acciones de Hamas. Hamas cuenta con una victoria política. Militarmente saben que pierden y las muertes que ellos padecen no los intimida. Ellos aspiran a liderazgo en la comunidad palestina y a reforzar el movimiento pan-islámico. La comunidad internacional no debe otorgar esta concesión a Hamas como lo hizo el gobierno argentino al condenar la reacción israelí definiéndola como “desproporcional”. Presión de este tipo anula el derecho de Israel a la auto-defensa y pretende que el gobierno israelí abandone a sus ciudadanos en peligro o que acepte un cese de fuego que resulte desventajoso o estimule más terrorismo. Hamas cuenta con esta presión internacional sobre Israel para lograr un cese de fuego luego de causar estragos en Israel y así declarar una victoria que excite a sus seguidores y a las masas palestinas y árabes. Por el momento Israel se niega a aceptar un cese de fuego para no concederle a Hamas tal victoria política, para asegurar tranquilidad a largo plazo y para hacerle pagar un alto precio a Hamas por su agresión. Efectivamente la respuesta militar de Israel es fuerte y determinada enfocada en los principales responsables al tiempo que intenta evitar victimas inocentes.
Por último, los disturbios de árabes israelíes ocurren en un momento histórico importante. El partido israelí Islámico cuyo líder es Mansur Abbas adopto una posición pragmática y muy contraria a la de los partidos árabes tradicionales. Se alejó del anti-Sionismo y declaró su voluntad de participar en un gobierno Sionista sea de derecha o de centro. La idea es poder estar en la mesa donde la distribución de recursos beneficie también a las poblaciones árabes . En realidad, se abría la posibilidad de una coalición gubernamental que incluiría el partido islámico Raam. Esta posición pragmática y realista podría haber sido un avance importante y muy positivo en las relaciones judeo-árabes. Y todavía podría ser posible una vez que se restaure la calma.
Se supone que Hamas también intentó sabotear este desenlace y lamentablemente ha logrado crear un conflicto interno en Israel que presenta un futuro incierto no menos preocupante que los cohetes de Hamas.