Recordando a Raphael Lemkin en el 106° aniversario del Genocidio Armenio

Abogado judío polaco, acuñó el termino “Genocidio” en 1943 cuando su pueblo era perseguido y asesinado por el régimen nazi

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Raphael Lemkin
Raphael Lemkin

El 24 de abril, Armenia y todo su pueblo disperso en la Diáspora conmemora el comienzo del Genocidio armenio.

En esa fecha, en el año 1915, el Imperio Otomano que estaba en su ocaso, detenía a cientos de intelectuales armenios, acusándolos de “quinta columna” en su guerra contra Rusia, ejecutándolos en los días subsiguientes.

Así comenzaba una purga sangrienta que en tres años conllevó la aniquilación física de alrededor de 1,5 millones de armenios y la creación de un gran número de refugiados que fueron desplazados de su tierra.

Genocidio armenio
Genocidio armenio

Coincidiendo con este triste aniversario quisiéramos resaltar la figura de un abogado judío polaco, Raphael Lemkin, quien acuñó el termino “Genocidio” en el año 1943, aplicándolo a la tragedia Armenia, justo cuando los judíos de Europa eran perseguido y asesinado por el régimen nazi.

Lemkin nació el 24 de junio de 1900 en Bezwodne, en aquel entonces parte del imperio ruso y hoy Bielorrusia. Se crió en el seno de una familia judía polaca y desde temprana edad, Raphael estaba fascinado con aquellos capítulos de la historia en que se cometieron atrocidades. Su madre, que era una intelectual, trataba de responder a sus inquietudes, instándolo a leer libros de historia.

Con especial énfasis, Lemkin profundizó sus conocimientos acerca de las atrocidades cometidas por los turcos contra los armenios a partir del 1915.

Después de haber cursado la carrera de Filosofía en la Universidad de Heidelberg, en Alemania, Raphael volvió a Lvov en 1926 y comenzó a estudiar derecho.

Después de recibirse, alternó funciones en la Fiscalía de Berezhany en Ucrania y en Varsovia, con su carrera de abogado privado en Varsovia.

En septiembre de 1939, Lemkin se escapó de Varsovia hacia el noreste de Polonia, quedando atrapado entre los Nazis en el oeste y las tropas del Ejército Rojo en el este, en una Polonia que iba a perder su independencia tras el acuerdo entre la Unión Soviética y Alemania.

Foto de archivo de octubre
Foto de archivo de octubre de 1939 de un montón de escombros después de que una bomba alemana cayera sobre en Varsovia, Polonia (Foto AP / Archivo)

Eventualmente, logró fugarse a Suecia, donde comenzó a impartir clases en la Universidad de Estocolmo.

Lemkin pudo salvar su vida, pero muchos de sus parientes fueron asesinados en el Holocausto. Su hermano Elias logró sobrevivir pero fue trasladado a un campo de trabajos forzados de los soviéticos del cual pudo ser liberado merced a la intervención de Raphael.

Lemkin emigró a los Estados Unidos y se convirtió en docente en la facultad de Derecho de la Duke University de Carolina del Norte, donde se destacó. Tras finalizar la segunda guerra mundial, Lemkin ejerció como Profesor de Derecho en el Rutgers School of Law en Newark y más tarde se convirtió en el propulsor y mentor de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, adoptada por la ONU el 12 de setiembre de 1948.

La palabra “Genocidio” apareció por primera vez en su libro: “El dominio del Eje en la Europa ocupada” (1944).

Genocidio armenio
Genocidio armenio

Lemkin definió “Genocidio” como “la destrucción de una nación o un grupo étnico”. La palabra proviene del griego “genos” (raza, tribu) y del Latín “cide” (matanza). Lemkin añade que “generalmente, el genocidio no implica la destrucción inmediata de una nación….sino un plan coordinado, que consiste de diferentes acciones destinadas a la destrucción de los cimientos fundamentales de la vida de grupos nacionales, con el fin de aniquilar a dichos grupos”.

Lemkin murió en Nueva York, en la pobreza a la edad de 59 años, víctima de un paro cardíaco. Su país adoptivo, no ratificó la Convención del Genocidio, provocándole una profunda sensación de fracaso.

Si bien la palabra Genocidio fue acuñada con posterioridad a la masacre contra el pueblo armenio, es menester que esta tragedia sea reconocida no solo por los descendientes de los perpetradores, sino por el mundo entero.

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