En los últimos años, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha logrado expandirse en Centroamérica y Sudamérica. Se trata de un tipo de presencia que no se limita únicamente a la compra-venta de mercancía en diferentes países, sino también al establecimiento de rutas criminales, la relación con agrupaciones internacionales, la adquisición de conocimiento delictivo y la presencia a través de operadores. A continuación se abordan algunos de los casos principales.
En Colombia, desde 2014, el entonces Director Antidrogas de la Policía Nacional, General Ricardo Restrepo, reconocía que, si bien “el Cártel de Sinaloa continúa teniendo una presencia importante, el CJNG se ha establecido como un poder emergente”.
Existen versiones periodísticas que sugieren alianzas del CJNG con miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con quienes se habría entrenado sobre estrategias de guerrilla y contraguerrilla urbana. También se han identificado vínculos con las llamadas Bandas Criminales de Colombia (BACRIM) en la producción y transporte de cocaína a través de Centroamérica y El Caribe con destino final hacia los Estados Unidos.
En esa misma nación, se han detenido enlaces del grupo criminal que gestionaban rutas terrestres y marítimas para la compra-venta y transporte de cocaína, en lugares como Nariño, Cauca y Valle de Cauca. Estos enlaces no efectúan actividades de violencia, sino que son emisarios que realizan negocios y verifican la efectividad en la cadena logística de la cocaína.
Otro país relevante es Guatemala donde, después de la detención en 2014 de Sebastiana Cottón Vásquez, (a) Doña Tana, una de las principales operadoras del Cártel de Sinaloa, la organización liderada por Oseguera Cervantes comenzó a tejer una red de alianzas para el tránsito de drogas. Su presencia es tal que, en 2018, la Fiscalía General del Estado de Chiapas, informó la detención de 48 presuntos miembros del CJNG en diferentes operativos, en los municipios de Tuxtla Gutiérrez y Frontera Comalapa, cuando supuestamente se trasladaban hacia Guatemala.
En Argentina, en 2019, autoridades judiciales de la provincia de Buenos Aires, comenzaron a investigar al empresario Óscar Calvete Souza, quien era presuntamente una de las principales conexiones de Los Cuinis.
Por su parte, en Uruguay la policía detuvo, en abril de 2016, a 11 miembros de la organización supuestamente vinculados con los Panama Papers, acusados por presunto lavado de dinero a través de la compra de inmuebles en Punta del Este y otras zonas con alto poder adquisitivo, con empresas creadas ex profeso como Montella Global S.A. y Deltodo Enterprises. La célula liderada por Gerardo González Valencia, uno de los líderes de Los Cuinis, habría blanqueado cuando menos 19 millones de dólares, por lo que fue detenido y extraditado hacia Estados Unidos.
Lo descrito anteriormente sugiere que, en el transcurso de los últimos años, la organización ha aumentado su presencia internacional en países relevantes de Centro y Sudamérica. Ganar influencia en naciones clave del continente, le permite tener un mayor control en la logística de transporte y venta de drogas, influir en los precios, obtener mayores ganancias y entablar relaciones estratégicas con líderes y organizaciones regionales.
Doctorante en ciencia política por la UNAM y Director de Análisis Político y Seguridad en la Consultoría SIE
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