El fentanilo se ha convertido en una epidemia de salud pública para Estados Unidos y México, y una de las principales amenazas a su seguridad nacional dadas las graves implicaciones de salud que implica el uso de esta droga de síntesis y también por la proliferación de Cárteles del Narcotráfico mexicano operando en territorio norteamericano.
Según reportes de la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA), desde el año 2004 los aseguramientos de fentanilo en aquel país se incrementaron de manera sostenida a la par del incremento de muertes asociadas al uso y sobredosis de esta potente droga, lo que genera preocupación en las autoridades de salud, que han visto que el número de pacientes que ingresan a hospitales por sobredosis de cocaína, heroína y otras drogas, es mucho menor al de los que ingresan por sobredosis por fentanilo, que es cincuenta veces más potente que la morfina. Por tal razón, las autoridades norteamericanas tratan que su contraparte mexicana se involucre y redoble esfuerzos para detener el tráfico de fentanilo desde México hacia Estados Unidos, sin embargo, los esfuerzos del Gobierno mexicano desde el 2004 hasta la actualidad, han sido insuficientes y en muchos casos han fracasado por la falta de una estrategia integral para el combate a las drogas y por la carencia de una legislación robusta que contenga el tráfico y producción del opioide en nuestro país.
A la Administración de Felipe Calderón le tocó lidiar de manera incipiente con el fenómeno, los Cárteles se limitaban a traficar el fentanilo proveniente de China y la India, los esfuerzos gubernamentales fueron mínimos, ya que las organizaciones se mantuvieron operando en un perfil muy bajo; fue durante la Administración de Enrique Peña Nieto que el tráfico de fentanilo se disparó y aún más, donde proliferó la operación de laboratorios clandestinos para cocinar la droga y preparar la “versión mexicana de fentanilo”, en este periodo de Gobierno poco se hizo, y por el contrario, los esfuerzos se centraron en el arresto de grandes figuras del narcotráfico pero sin atacar las estructuras operativas y de lavado de dinero, que permitieron la mutación de la actividad criminal a otras más redituables, como son las drogas sintéticas.
Durante el actual Gobierno del Presidente López Obrador se continuó la dinámica de no contar con una estrategia focalizada de combate al fentanilo, viéndose reflejado en el aumento descomunal de aseguramiento de esta droga, según datos oficiales, durante el 2019 se aseguraron 222 kilos y durante el 2020 se incautaron 1.3 toneladas de esta droga, evidenciando que los Cárteles siguieron operando a pesar de la pandemia y de las restricciones de movilidad.
Urge se replantee la estrategia para poder ser más eficientes en la contención del fenómeno criminal, asimismo, la legislación en México acerca del control del fentanilo es muy laxa, necesitamos un marco jurídico de tolerancia cero a la importación de precursores químicos y fentanilo con usos médicos, ya que los intereses de la industria farmacéutica que son tan grandes por las ganancias millonarias que reportan, han fomentado reportes médicos asignando mayores beneficios terapéuticos al fentanilo sobre la morfina y otros opioides, originando que el Congreso de la Unión se haya negado a legislar de manera férrea para frenar las drogas sintéticas legales e ilegales que año con año llegan a nuestras aduanas marítimas y generan millones de dólares en ganancias a los Cárteles del narcotráfico.
Mtro. Ramón Celaya Gamboa
Experto en Fuerzas Armadas, Justicia y Derechos Humanos. Socio de la Consultoría CMC: especialista en procesos de seguridad e investigaciones.
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