Hace 113 años, en octubre de 1907, nacía en San Petersburgo, Rusia, la Princesa Sofka Dolgorouky.
Sus padres, la Condesa Sophy Bobrinska y el Príncipe Peter Dolgorouky, eran miembros de la alta nobleza rusa. Un antepasado de Peter fue el fundador de Moscú, actual capital de Rusia. De parte de su madre era descendiente de Catalina la Grande, de quien habría heredado no solo su magnética personalidad, sino también su admirable belleza.
Sus padres se divorciaron cuando Sofka tenía apenas 4 años y el cuidado de la pequeña quedó a cargo de su abuela, Olga Dolgorouky, que se desempeñaba como Dama de Honor de la anciana emperatriz Maria Feodorovna.
Gracias a su institutriz inglesa, Sofka aprendió a dominar el idioma inglés como si fuera su lengua materna, y ya de niña se inclinaba por jugar con los hijos de los sirvientes, más que con el joven Tsarevich (hijo del Zar), por lo que su abuela le puso el apodo de “pequeña bolchevique”.
Poco antes de la revolución comunista, Sofka y varios de sus parientes se exiliaron en Gran Bretaña. La joven completó su educación en Escocia, y en 1932 se casó con Leo Zinovieff, con quien tuvo dos hijos. El matrimonio fue disuelto en 1937 y, en ese mismo año, se casó con Grey Skipwith, con quien tuvo otro hijo. Grey falleció tragicamente en 1942 a bordo de un avión de guerra britanico durante un ataque aéreo a Berlín.
Uno de los hijos de su primer matrimonio, Peter Zinovieff, es un afamado ingeniero y compositor, inventor, en la década de 1960, del Sintetizador VCS3, que fue usado por legendarios grupos musicales de vanguardia, incluyendo a Pink Floyd.
Gracias a sus perfectos conocimientos del inglés y francés, así como de taquigrafía, Sofka se convirtió en asistente personal del reconocido actor Sir Lawrence Olivier, como encargada de sus compromisos internacionales.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Sofka se trasladó varias veces a París para visitar a su madre. Cuando los alemanes ocuparon el norte de Francia, la princesa quedó varada y no pudo volver al Reino Unido.
En noviembre de 1940, tras participar en una manifestacion anti-nazi en París, fue arrestada, junto a otras mujeres que tenian pasaporte británico, y trasladada al este de Francia, en un campo de prisioneros en Besancon, donde se encontraban internados cerca de 2.000 reclusos.
En junio de 1941 fue trasladada junto a otros prisioneros a Vittel, donde permaneció hasta agosto de 1944.
Durante sus años en reclusión, Sofka amplió su perspectiva y se convirtió en una figura eje en la vida cotidiana del campo, iniciando una serie de actividades culturales para beneficio de los internados. Allí se conectó con un grupo de izquierda que formaba parte de la Resistencia francesa. Mediante ese nexo, Sofka comenzó a cooperar en los esfuerzos por escabullir a prisioneros del campo y lograr que se unan a los maquis (resistentes).
A principios de 1943, 280 judíos polacos, tenedores de pasaportes o visas de países de America Latina, llegaron a Vittel desde Varsovia. Algunos pasaportes y visas habían sido adulterados o recibidos de consulados en Suiza sin la autorización de los respectivos gobiernos. Sofka sentía mucho apego por estos refugiados e inmediatamente comenzó a ayudarlos. Según sus propias palabras en su autobiografía: “estos nuevos prisioneros parecían sonámbulos. Apenas hablaban y nunca sonreían”.
Tanto ella como otra internada británica, Madeleine White (posteriormente, Steinberg), hicieron lo humanamente posible por aliviar el sufrimiento de los polacos.
El 3 de abril de 1943, Sofka logró insertar en un tubo de dentífrico la lista de los judíos polacos internados en el campo, haciendósela llegar a los partisanos franceses para que se la envíen a diplomáticos occidentales en Lisboa y, de esa manera, tratar de asegurar el traslado de estos judíos. A la lista le añadió un relato detallado de las penurias que estaba atravesando este grupo.
En enero de 1944, los Nazis concluyeron que los pasaportes y visas de los polacos carecían de validez. Sofka participó en el desesperado intento de conseguir papeles nuevos para evitar su deportación a Auschwitz. Desgraciadamente, estos documentos llegaron tarde a Vittel. En agosto de 1944, el grueso de los judíos polacos fue deportado a Auschwitz via Drancy.
Sofka resaltó: “Los polacos sabían muy bien lo que significaba ese tren. Para nosotros, ‘deportacion’ es solo una palabra. Éramos incapaces de imaginar los esqueletos torturados en esos campos de la muerte”.
Luego de la primera deportación de los judíos polacos, Sofka y Madeleine usaron sus contactos con la Resistencia para organizar la fuga de un número de niños judíos que estaban en Vittel. En uno de los casos, una madre judía fue trasladada del hospital donde se hallaba internada, y ambas mujeres lograron ocultar a su bebé, eventualmente, logrando sacarlo del campo.
Por sus acciones, tanto Sofka como Madeleine fueron reconocidas oficialmente como Justas entre las Naciones. Sofka el 14 de junio de 1998 y Madeleine en 2013.
Sofka Skipwith fue una heroína singular. Su historia podría nutrir cuentos de princesas. Su legado vivirá eternamente.
Baruj Tenembaum es empresario y fundador de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg.