Un vuelo de la aviación naval uruguaya constató algo que es bastante común, la presencia de pesqueros brasileros en aguas jurisdiccionales uruguayas.
Por más que la noticia sea altamente reiterada, tiene varios aspectos a los que se les debe de prestar especial atención.
En primer lugar, los pobladores y pescadores uruguayos de la zona limítrofe con Brasil han constatado reiterados avistamientos de estos pesqueros que no quedan documentados. En segundo lugar, este caso se constató por un vuelo de supervisión, por lo que es natural pensar que si se esta práctica se estableciera con más frecuencia se podría registrar un mayor número de pescadores ilegales en nuestro territorio.
Por último, y no por ello menos importante, el vuelo arrojó la suma de 19 embarcaciones pescando ilegalmente en aguas uruguayas, lo cual resulta alarmante, en tanto no se trata de un pesquero que perdió su ruta establecida por la autoridad brasilera y sin querer ingreso en aguas uruguayas a capturar especies, sino que estamos ante 19 embarcaciones que podrían estar realizando esta práctica constantemente de forma ilegal.
Por lo que es indudable que estamos frente a una organización armada, estructurada y que se escapa de la correcta supervisión de las autoridades portuarias de Brasil.
Es casi una constante que cuando Uruguay deja de realizar vuelos de reconocimientos, algún barco pesquero brasileño se pasa de los límites. Eso supone un interesante aparato de información e inteligencia, y es por tal motivo que se han capturado muy pocos barcos.
Por otra parte, los pescadores brasileños están informados de la baja capacidad de secuestro y aprehensión de las autoridades uruguayas. Esta tarea se encuentra en manos de la Policía Ambiental “PATRAM”, encargada de aplicar sanciones a los pesqueros ilegales de Rio Grande do Sul que se pasan a las zonas náuticas de Santa Catarina.
Pero lo ocurrido en estos días es por demás llamativo. Uno o dos barcos pesqueros brasileños pueden engañar a las autoridades de su país y a los demás organismos que actúan sobre la fiscalización y supervisión de las especies que se pescan; organismos de Rio Grande do Sul tales como el FEPAN, IBAMA y porque no pensar en el NEMA, que supervisa las practicas, valores y actitudes de los pescadores. Pero aquí no estamos ante pequeños pescadores que pueden escapar de la vigilancia y supervisión de los mismos, sino que son 19 barcos que desde una visión macro tienen que sumar un tonelaje de pesca que supera cualquier engaño. Su volumen es tan grande que no puede pasar inadvertido, ni por las autoridades de la Superintendencia de Puertos de Rio Grande do Sul, ni por la Policía Ambiental.
Ese numero de barcos supone también que funcionarios tengan que “perder de vista en radar” casi una veintena de barcos que tienen sus rutas en los límites de Brasil, lo cual arroja la sospecha si detrás de eso no hay una organización que se beneficia con la compra estos productos. Nos encontramos ante centenas de integrantes que se hacen a la mar sabiendo que invaden aguas uruguayas y que, del otro lado, varias centenas más los esperan con esos productos para procesarlos.
Esto es una verdadera cuadrilla, con información, inteligencia y lo que mas es preocupante con algún nivel de contacto en sus terminales portuarias.
El gobierno uruguayo se apresta a monitorear la zona juntamente con la autoridad naval brasilera lo cual resulta muy positivo, pero esto contrasta con lo negativo de que no se difunden noticias sobre las sanciones del lado brasilero que se le impusieron a los 19 pesqueros que actuaron en aguas uruguayas.
Es casi lógico que una cuadrilla de pescadores si no tienen los pruritos de salir de Brasil y pescar fuera de sus jurisdicciones también actúen fuera del marco legal en aguas brasileras, lo cual nos arroja la duda si el marco de regulación ictícola riograndense está bien confeccionado, fundamentalmente en todo lo relativo al control de las especies. Es que, con estas incursiones, los vectores de capturas de especies de Brasil no parecen confiables ni sólidos, lo que supone parámetros no alineados a la realidad y estudios ecológicos con márgenes de error importantes.
Como respuesta a todo esto, el gobierno nacional uruguayo anuncia una “Comisión Técnico Mixta” entre en Brasil y Uruguay que comenzará a dar los primeros pasos en agosto, pero, todos sabemos lo que demoran estas comisiones. Ni bien los vuelos de supervisión entre la armada brasilera y la uruguaya vuelvan a cesar, los barcos seguirán entrando.
Por otro lado, parece más rápido, más eficiente y económico ir por el camino que paso a describir.
Contratar un satélite que verifique la entrada en aguas jurisdiccionales uruguayas, cuyo monitoreo dé alerta a una base de drones en la Armada de La Paloma. Los mismos se encargarán del volar en pos del encuentro de los barcos y una vez encontrados, se encargarán de registrarlos, filmarlos y sacarles fotos.
Descargada la evidencia en el servidor de la Armada Nacional uruguaya, la misma en forma inmediata la enviará al Ministerio de Relaciones Exteriores a fin de que el Consulado Uruguayo en Porto Alegre junto con un abogado/a brasilero contratado a tales fines, formule las denuncias pertinentes ante la Policía Federal Brasilera, Superintendencia de Puerto y a sus órganos de supervisión, así como la “Receta Federal”. Para el caso de este último órgano, la denuncia deberá de proceder siempre que se quiera imputar el delito de contrabando de mercadería que no haya sido declarada.
Ante ello, los barcos que deberán volver a puertos brasileros ya tendrán sus respectivas denuncias procesadas. En cuanto se registre una efectiva actuación de las autoridades y se constante tres o cuatro procedimientos, las intervenciones ilegales de barcos brasileros van a comenzar a mermar.
En cambio, si seguimos por el camino de armar comisiones, supervisar nuestro mar por aire en aviones, establecer contactos con la autoridad militar de la embajada de Brasil en Uruguay u otras estrategias, vamos a repetir una formula que ya sabemos que no ha dado resultados y que es tan costosa como poco efectiva.
Esto solo logrará que la soberanía uruguaya siga siendo vulnerada.
Con muy poca inversión, con una estructura formal y jurídicamente correcta, litigando donde realmente hay que hacerlo, podremos pensar en que la piratería pueda tener sus días contados.
* El autor es consultor portuario y Logístico con mas de diez años de experiencia.-