Vergüenza regional: una dictadura en el Consejo de DDHH de la ONU

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Recinto del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra (AFP)
Recinto del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra (AFP)

Desde que en el 2006 se creó en la ONU el Consejo de Derechos Humanos (CDH), para reemplazar a la antigua Comisión, son las dictaduras las que han estado la mayor cantidad de años en su seno y una de ellas pertenece a la región de América Latina y el Caribe: Cuba.

El CDH lo integran 47 estados de la ONU elegidos de forma directa y universal en votación secreta por la mayoría de los miembros de la Asamblea General, y están agrupados de la manera siguiente: Grupo de Estados de África: 13; Grupo de Estados de Asia: 13; Grupo de Estados de Europa Oriental: 6; Grupo de Estados de América Latina y el Caribe: 8; Grupo de Estados de Europa Occidental y otros Estados: 7. Los miembros del Consejo prestan servicio por un período de tres años y no pueden optar a la reelección inmediata después de dos períodos consecutivos. Al respecto, Cuba estuvo en el CDH en cuatro períodos: 2007 a 2009; 2010 a 2012; 2014 a 2016; 2017 a 2019; y ya anunció su nueva postulación para el período 2021-2023.

En la Resolución que crea el CDH se establece que la participación en el Consejo estará abierta a todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas; que al elegir a los miembros del Consejo, los Estados Miembros deberán tener en cuenta la contribución de los candidatos a la promoción y protección de los derechos humanos y las promesas y contribuciones voluntarias que hayan hecho al respecto; y que los miembros elegidos al Consejo deberán defender las más altas exigencias en la promoción y protección de los derechos humanos, cooperar plenamente con el Consejo y ser examinados con arreglo al mecanismo de examen periódico universal durante su período como miembros. Sobre esto último, un detallado informe publicado por CADAL y elaborado por Brian Schapira y Roxana Perel documenta la falta de compromiso de Cuba con el sistema universal de derechos humanos.

A lo anterior hay que agregarle que Cuba es el único país de América Latina que no ratificó el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Desde que firmó ambos pactos en 2008, el gobierno de Cuba respondió que “lo están estudiando”, ante las recomendaciones para ratificarlos formuladas por varios países en su segundo y tercer examen periódico universal en el CDH, por los órganos de tratado de los que es parte, por diversos procedimientos especiales del Consejo, y por la propia Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. Curioso que lleven 12 años estudiando la ratificación de ambos pactos y que de un año para otro elaboren y adopten una nueva Constitución que se supone habrá requerido un previo “estudio”.

La realidad es que Cuba no ratifica ambos pactos porque al hacerlo asumiría la obligación jurídica de aplicar sus disposiciones y de informar periódicamente a un “órgano de tratado” de las Naciones Unidas compuesto por expertos independientes. Diez órganos de ese tipo supervisan la aplicación de esos tratados y protocolos facultativos por dos canales principales: los informes periódicos sobre la situación de determinados derechos en un Estado parte y las comunicaciones presentadas por particulares. Los órganos de tratados también pueden visitar los países y llevar a cabo investigaciones.

Pese a este prontuario, Cuba seguramente resultará electa para su quinto período en el CDH, lo cual la habilitará para presentarse en 2023 a la reelección y de lograrla cumplirá allí 18 de los 20 años de vida de este organismo. Otros países con similares antecedentes podrían lograr lo mismo, como Arabia Saudita y China.

Vale la pena recordar que el 28 de octubre de 2016, al renovarse un tercio de los miembros del Consejo, China obtuvo nada menos que 180 votos, dejando en clara evidencia que contó con el apoyo de varias democracias desarrolladas; y Cuba obtuvo 160 votos.

De cara a la próxima votación que en octubre renovará el CDH, en principio Chile y Perú están vacilando en presentarse a la reelección, lo cual le allanaría aún más el camino a la dictadura cubana. Otro país que puede presentarse a la reelección es México, que también cumple doce años en este organismo. A diferencia de Colombia, que nunca integró el CDH, a México no le avergüenza integrarlo, aunque se trate de la democracia defectuosa de la región con los casos más graves de violaciones de DDHH.

El año pasado se presentó la dictadura venezolana y logró ingresar al CDH, obteniendo más votos que Costa Rica, uno de los países que se destaca por su institucionalidad democrática en la región. En 2019 también fue reelecto Brasil en el CDH, con un gobierno cuyo presidente reivindica las violaciones de DDHH durante la última dictadura militar.

En consecuencia, que Cuba logre mantener su “liderazgo”, con la mayor cantidad de años posibles en un organismo del cual se burla, dice mucho de la falta de verdaderos liderazgos en defensa de los derechos humanos en América Latina.

Ante esta situación sólo queda avergonzar a la dictadura cubana, señalarle que no tiene compromiso con el sistema universal de DDHH; que es la excepcionalidad de América Latina por no haber ratificado los dos grandes pactos; y que es el país más antidemocrático de la región con un régimen de partido único que criminaliza los derechos a la libertad de asociación, reunión, prensa, expresión y participación política. En tal sentido, altas autoridades de países democráticos, legisladores, ex mandatarios y Cancilleres, referentes políticos, sociales, periodistas e intelectuales de América Latina deberían hacer público su rechazo a la nueva candidatura de Cuba al CDH, para que sientan más vergüenza quienes violan derechos humanos que quienes los defienden.

El autor es director general de CADAL, fundación privada cuya misión es promover los derechos humanos y la solidaridad democrática internacional.

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