El día después nunca es fácil. En nada. Y ustedes lo saben más que nadie. Para encarar ese día se necesita de una planificación previa y de una visión que no todos poseen.
El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, hace pocas horas puso sobre la mesa este tema como prioridad y, créame, fue un alivio escucharlo. Es que la tormenta, con consecuencias duras e impredecibles pasará, no tengan dudas. Pero quienes nos guían deben ser los primeros en pensar en el futuro y en cómo salir de un colapso económico que nadie esperaba.
Uruguay atraviesa la crisis con perfil bajo, sin cuarentena obligatoria, sin buscar ser modelo en el mundo y con la confianza que los ciudadanos van a cumplir con el pedido, casi ruego, del primer mandatario de quedarse en casa. Pero no es sencillo. En una batalla que recién comienza las situaciones cambian minuto a minuto. Lacalle Pou asumió hace apenas un mes, pero se convirtió a las apuradas en un verdadero líder, y lo sabe. Palabras justas, reales y sinceras más algún reto necesario es lo que, por ahora, catapulta y define al primer mandatario.
Eso sí, el presidente tiene claro que hay que estar preparado para lo que se viene. Y hablando de eso, en turismo que es el tema que me compete y uno de los más afectados por la crisis, es imperioso pensar en el día después… Es más, ruego que se piense en el día después. Las crisis son oportunidades, frase muy trillada pero que no por eso deja de ser una realidad. Para eso, es necesario organizarse.
Esta etapa es para planificar los cambios que se buscan y resultan imperiosos. Germán Cardoso, a cargo del Ministerio de Turismo, tiene la gran oportunidad de convertirlo en un organismo transparente. Debe generar un plan de ruta que en el mismo se aprecien los resultados, y los mismos se muestren para bien o para mal. Tener números claros que nos permitan saber qué hacen los turistas, dónde permanecen o si sólo ingresaron al país de paso. Cuánto gastan y en qué lo hacen. Estadísticas que no sean sólo para la tribuna y permitan trabajar en base a ello. Que exista siempre un objetivo y no desperdiciar brazos al aire como aquel boxeador que juega a que entre una sola piña para ganar.
Argentinos, brasileños y paraguayos van a pasar mucho tiempo sin pensar en Europa o EEUU como destino turístico. Son y serán nuestros principales visitantes. Entonces, hay que apuntar a ellos como nunca y enfocarse en cómo seducirlos con ingenio y beneficios. Basta de hablar de un turismo más global si aún no hemos logrado convencer del todo a aquellos que nos mueven la balanza. Un dato: se vienen vacaciones más cortas y el ciclo lectivo seguramente quite a febrero del calendario.
Quiero más trabajo y menos lamento. Tenemos naturaleza, playas, ríos, sol y hospitalidad. Tenemos gastronomía, hotelería de lujo, noche y mucho más. Tenemos buena prensa. Y eso es clave.
Hoy estamos en medio de una guerra en la que no sabemos cuántos caídos habrá que lamentar, ni cuándo terminará. Pero esto va a pasar y soy de los que siempre piensan en el día después. No vaya a ser que nos agarre desprevenidos.