El largamente esperado plan de paz elaborado por la administración de Donald Trump y hecho público en los últimos días se ha topado con variadas reacciones, dentro y fuera de Israel, y con la contundente oposición palestina.
Una vez más los palestinos, antes liderados por Yaser Arafat y después por Mahmud Abás, han rechazado siquiera sentarse a conversar con su contraparte israelí.
Es una estrategia o actitud que viene de muy lejos, desde la creación del Estado israelí en 1948, de ahí el cliché de los políticos israelíes que se resucita con cada tentativa de paz: “No hay socio para negociar”.
En este nuevo documento estadounidense, apodado por Trump “el pacto del siglo”, si bien los israelíes salen favorecidos, los palestinos ganan un 50% más de territorio de lo que lo hacían con los acuerdos de Oslo, firmados entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el primero en 1993 en Washington y el segundo en 1995 en Taba.
La situación que se les plantea a los palestinos con este acuerdo, y los anteriores, es idéntica a la que se les planteaba a los judíos que se asentaban en la Palestina del Imperio británico con la esperanza de construir su nuevo país: en 1948 el plan de partición de la ONU ofrecía a Israel entre un 55 y un 60% del territorio, y los líderes judíos del momento discutieron ese reparto que consideraban injusto.
En enardecidos debates se preguntaban si debían tomar lo que ofrecía la comunidad internacional o si debían seguir luchando por toda la tierra, y la mayoría decidió aceptar lo que estipulaba el documento de las Naciones Unidas.
La necesidad de un hogar nacional y un territorio en el que poder vivir y prosperar primaba por encima de todas las demás consideraciones.
Hoy en día a Mahmud Abás y su partido se le plantea el mismo dilema. Y lo cierto es que la directiva palestina podría decidir algo parecido a lo que decidió aquella directiva judía hace 71 años: llegar a un compromiso territorial y comenzar a ser constructivos.
En esta primera semana de recepción del plan de paz de Trump no parece que ese sea el camino que van a seguir, un plan de paz que es apoyado por los países suníes de la zona y también por el opositor al actual primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el ex jefe del Estado mayor Benny Gantz, quien ha dicho que lo presentará al parlamento (Knéset) y lo defenderá.
Ha llegado el momento de abandonar las excusas y avanzar de una vez por todas en este larguísimo proceso de paz que tanto necesitan ambos pueblos.
La autora es fundadora y directora ejecutiva de Fuente Latina.