El Papa Francisco cumple 6 años en su pontificado. El humo blanco que anunciaba su elección no sólo fue sorpresivo dadas las posibilidades en contra de otros candidatos que tenían más posibilidades, sino que fue doblemente bienvenido, ya que él encarnaba la opción de renovación que la Iglesia, en sus apartados más progresistas, ya reclamaba desde hace tiempo.
La gestión del Papa Francisco desde entonces no ha sido sencilla, su ejercicio ha ido desde cambiar la manera en que se comunica con la feligresía hasta replantear la agenda del papado radicalmente. La inclusión de temas ecológicos, migratorios, la conciliación con la Teología de la Liberación largamente aplazada, la consolidación del diálogo interreligioso y su ampliación con iglesias nunca consideradas, hasta, obviamente, el reconocimiento y la inclusión en ésta, de temas particularmente sensibles y urgentes para la Iglesia como son los escándalos de abuso sexual a niños de parte de sus propios funcionarios (Chile, Estados Unidos de América, Irlanda, México, y un largo etcétera), el abuso sexual y laboral de las mujeres religiosas al interior de ella, así como la resistencia a otorgarles puestos de jerarquía y posibilitar su ordenamiento y ejercicio en paridad a los curas.
El último año ha sido particularmente complicado, el Papa Francisco, en una acción sin precedentes convocó a una Cumbre de Presidentes de las Conferencias Episcopales a nivel mundial para tratar el abuso a menores, excluyendo el tema de las mujeres, donde se esperaba un claro posicionamiento de "medidas concretas y eficaces". Sin embargo, los 190 representantes desaprovecharon esta histórica oportunidad y no pudieron ir más allá de pedir perdón nuevamente a las víctimas e insistir en su política de tolerancia "cero" a estos casos.
Sobre las tres dimensiones en que se centraría dicha cumbre (Rendición de cuentas, Responsabilidad y Transparencia) no sólo concluyeron en propuestas más bien simples (formación en seminarios, acompañamiento, denuncia ante autoridades civiles), sino también desestimando las propuestas de organizaciones civiles (tales como ECA –Ending Clergy Abuse-) que se habían pronunciado a través de sus portales y que bajo esta misma lógica proponían acciones concretas.
Días antes el Nuncio Apostólico anunció la apertura de los archivos en resguardo del pontificado de Pío XII históricamente cuestionado por su participación y encubrimiento de víctimas del holocausto judío, dejando claro el juego interno al que está sujeto el Papa Francisco. Si las facciones reaccionarias italianas durante sus primeros años pegan afiches en Roma en contra de sus disposiciones (2017), piden su renuncia mediáticamente (Carlo María Vigano), el Papa Francisco está dispuesto a transparentar la participación de las rancias y ultraconservadoras curias que lo tratan de orillar a moderar su intentona de renovar la Casa de Dios en la tierra.
Afortunadamente el Papa Francisco sigue teniendo una presencia vigorosa y esperamos que este escenario que tiende a una mayor polarización le ayude a tomar las decisiones correctas. Aun cuando el tiempo no juega a su favor.
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