Finaliza el año 2017 y resulta que lo que no pudo la indigna entrega de nuestra soberanía a los tiranos Castro, ni los miles y miles de muertos que anualmente -desde que el tropero ladrón llegó a Miraflores- son la cosecha de una siembra de malandros que él mismo llamó buelandros y bien se preocupó de que fueran y aún lo son, otro brazo armado de su robolución; tampoco la falta de medicamentos e insumos hospitalarios que han convertido Venezuela en un auténtico moridero, ni las colas de la indignidad donde luego de horas a pleno sol, con algo de suerte te logras comprar un kilo de harina de maíz o un tarrito de margarina, y menos el saqueo de todos los recursos que tuvo este país y que hoy son solo un vago recuerdo y sirvieron para formar una banda de milmillonarios rojos rojitos que el hambre, la insalubridad, la violencia les importa un pito y si se aferran al poder es porque ya los destinos soñados comienzan a serles vedados porque muchos gobiernos extranjeros han decidido aplicarles sanciones a ellos y a sus dineros robados.
Lo que tampoco pudo la represión criminal contra ciudadanos –en su mayoría jóvenes- que salieron a las calles a reclamar democracia y fueron asesinados impunemente por militares indignos, ni las 12.013 detenciones por cuestiones políticas que desde la llegada al Poder de Nicolás Maduro se han consumado; nada parecía socavar la asquerosa narcotiranía, solo en estos últimos días las piernas de cerdo están apareciendo como letales armas similares a la quijada de burro con la cual Caín logró en primer asesinato de la historia de la humanidad.
La cursi definición de la aparición de Hugo Chávez y su combo de militares ladrones aquel 4 de febrero de 1992 como "La rebelión de los ángeles" está terminando en la rebelión de la pierna de cerdo o el motín del pernil y al igual que Caín mató a Abel de un golpe con una quijada de burro, de repente esta "robolución" farsante y devastadora muere a causa de la inexistencia de perniles de cochino en mesas donde nada hay para saciar el hambre.
Y pido a Dios que eso suceda en una Venezuela donde la tragedia de 18 años de castrochavismo no ha sido detonante para ponerle fin, y un espantajo impuesto por los tiranos Castro como el heredero del tropero Hugo Chávez este fin de otro año horrible ordenó "mano dura y poder de fuego" en las protestas por hambre, protestas que ya no vienen de la golpeada y empobrecida clase media, sino que están escenificando en toda nuestra geografía aquellos que bien se ocuparon de captar para sus planes de eternidad: Los más necesitados, los más indigentes y para los que esa tiranía cubana ideó las llamadas misiones que por lustros les han convertido en pasto para la mentira, para la humillación, esa clase cuyo voto es comprable siempre "fiao" y su pago estos regímenes abyectos lo van dejando perpetuamente "para más adelante"…
No obstante, la ilusión y la esperanza inútil de una pierna de cerdo pudieron esta vez más que los bailoteos de Maduro y su mujer y las mentiras que les han hecho felices por años y terminaron creando de los vertederos de basura los comedores populares de esta narcotiranía maligna. Por eso, vuelvo como en la pasada semana a copiar textualmente, párrafos que ya escribí alguna vez. Estos del 2010 cuando aún vivía Chávez y podía muy bien vislumbrarse lo que ahora es presente…
Hace 7 años dije: "Ultimo día de un año horrible para nosotros los venezolanos. Tendría –para ser exacta- que decir de otro año horrible, porque en esta década maldita que finaliza hoy, hemos ido de mal a peor. A lomo de errores, de ingenuidades, de torpezas, de complicidades, creyendo enfrentar a un militar golpista que desde que supimos de él aquella madrugada sangrienta del 4 de febrero del 92 mostró quién era y lo que quería y que no hemos sabido cómo vencerlo, a él y a los invasores extranjeros que son ahora condueños junto con Chávez, de una tierra mancillada, de un país saqueado y donde la realidad quiebra cualquier alegría".
Y el 31 de diciembre de 2017 es el final de otro año horrible, pero los hechos que están sacudiendo Venezuela, apuntan a la "robolución", a la farsa chavista, a la narcoterrorista tiranía que puede matarla una pierna de cerdo, otro turbio embuste, otra descarada humillación, otro negocito nacido de la burla y la maldad, porque definitivamente si alguien grita ladrón en una reunión del alto gobierno todos voltean… y los más pobres lo están entendiendo, porque el hambre clarifica la mente y puede carburar la rabia en este polvorín.
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