Son las 7:20 de la mañana, la temperatura es de 14 grados centígrados y el sol va subiendo rápidamente: está amaneciendo en Pesquería, uno de los 51 municipios del estado de Nuevo León.
En Pesquería habitan un poco menos de 100.000 personas y se ubica a 47 kilómetros del municipio más rico de México: San Pedro Garza García que ocupa el primer lugar en ingresos per cápita en el país y recauda anualmente 7.8 millones de dólares convirtiéndolo en uno de los más ricos y más caros, incluso de Latinoamérica.
Pesquería es diferente, tiene 44 escuelas básicas (jardín de niños, primaria, secundaría) y 2 de media superior y algunas comunidades de este municipio aún no cuentan con servicios básicos. Hace menos de una década tenía solo 20.000 habitantes, fue en los últimos 3 años cuando su población creció considerablemente. Antes, los nacidos allí migraban hacia Monterrey o Estados Unidos en busca de trabajo y una mejor calidad de vida.
En la comunidad también hay un balneario público, 2 canchas de fútbol y 2 de voleibol. Hay también un mirador a medio construir al lado de un ojo de agua desde donde se pueden ver a los aviones despegar.
La carretera 186 es la que lleva a Pesquería, por ella no dejan de pasar camiones cargados con gigantescos rollos de metal que surten a las fábricas que hace unos años se instalaron allí.
En medio de esos camiones cargados con acero, un autobús lleno de adolescentes aparece en la escena. Se detiene frente a unas rejas blancas que dividen la ruidosa carretera de un gran jardín verde delineado por pequeños árboles, palmeras y flores; detrás del jardín está 1 de las 2 escuelas preparatorias de Pesquería.
Se trata de la Escuela Técnica Roberto Rocca, la segunda de bachillerato técnico más importante en América. Con vanguardia de nivel medio superior se fundó hace tres años en una de las comunidades más marginadas del estado de Nuevo León, en medio de una zona árida donde solo hay industrias, unos cuantos comercios y unas pocas colonias que han aparecido en los últimos años.
Del autobús bajan niños y niñas uniformados con mochilas en la espalda, son alumnos de la Escuela Roberto Rocca. Por la mañana, como protocolo de bienvenida están Lola y La negra, dos perritas que la escuela adoptó y saludan moviendo la cola a todos los que entran.
Esta institución educativa recibe a casi 400 adolescentes y los forma para enfrentar los retos del futuro con las carreras técnicas de Mecatrónica y Electrómecanica.
Su modelo pedagógico es de vanguardia: está centrado en el alumno vinculando todas las áreas de conocimiento, se llama Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP).
Lo que busca es que los alumnos puedan desarrollar todas su habilidades, pero no solo en materia técnica, sino también en cuestiones que tengan que ver con el ámbito social, pues los proyectos que desarrollan en el semestre siempre van en sentido de mejorar su comunidad.
Transformando una comunidad
Esta escuela, se construyó a través del programa social de la empresa Ternium, que tiene dentro de sus pilares desarrollar las distintas comunidades que conviven alrededor de sus plantas. Y la principal línea es la educación.
"Es la forma en que nosotros desarrollamos y construimos el tejido social, para que a través de la educación, los muchachos tengan acceso a un mejor futuro. Hace 3 años invertimos en esta escuela 30 millones de dólares y este año se gradúa nuestra primera generación, por lo cual estamos muy entusiasmados. Antes, nada más 2 de cada 10 niños pasaban de la secundaria a la preparatoria, ahora la cifra está entre 7 y 8 y eso es muy reconfortante", dijo a Infobae César Alejandro Jiménez Flores, Presidente Ejecutivo de Ternium México.
Cerca del 95 % de los alumnos que estudian en esta preparatoria cuentan con una beca, la mayoría del 90% y para algunos llega hasta el 99% del valor mensual de la cuota. En promedio, pagan solo alrededor 40 dólares al semestre por una educación de máxima calidad. La escuela también los dota con uniformes, libros, laptop y les brinda, para muchos, su única comida del día.
"Está inversión no va a generar una tonelada más de acero, no va a bajar el costo de producción, pero es lo que nos llena de orgullo y satisfacción porque estamos dejando un mejor futuro a todos estos jóvenes", agregó Jiménez Flores.
La escuela cuenta con 12 aulas con red inalámbrica, biblioteca con acervo físico y digital, un gimnasio con opción a sala de usos múltiples, comedor con servicio de catering, auditorio y laboratorios equipados con maquinaría de alta tecnología, como impresoras 3D.
El objetivo principal es brindar la posibilidad para acceder a un educación de calidad y contribuir con la igualdad de oportunidades para los jóvenes de Pesquería y sus alrededores.
El director de la 'Roberto Rocca', Efren Castillo, reafirma esa filosofía. Entre sus alumnos hay muchos casos que por diversas circunstancias, tanto económicas como sociales, no hubieran podido seguir estudiando y se hubieran integrado a su corta edad al mercado laboral en donde tendrían ingresos inferiores a 200 dólares por mes.
"Les cambia la vida. En muchos casos los jóvenes deben de sobreponerse a cuestiones adversas, como perder a un familiar, convertirse en cabeza de familia a muy temprana edad y tener que buscar un ingreso para la familia, pero no dejan la escuela, sino más bien solo se sobreponen a ellos y hacen un mayor sacrificio para seguir adelante".
"Esos son los casos, que yo diría, que son los que la escuela va aportar muchísimo a su vida, la cambia, los hace una persona mucho más realizada en toda su formación personal y que en el futuro, deriva en un mejor porvenir de esta comunidad de Pesquería, finalmente logran llegar a un buen destino".
"Finalmente logran llegar a un buen destino, cuando no tienes la posibilidad, como esta, de que existe una escuela como la Roberto Rocca en Pesquería, yo creo que se convierte en un esquema en donde la oportunidad está abierta para todos los chicos que tengan talento sin importar que no tengan las condiciones económicas para hacerlo, eso no importa mientras tengan talento y el compromiso de salir adelante, tener una escuela como esta es una diferencia enorme", explicó Castillo.
Son las 5 de la tarde y la escuela Roberto Rocca está en silencio. Ha terminado otro día de clases para 372 chicos a los que el futuro les pinta mejor.
Algunos despistados se quedan en la biblioteca a terminar sus trabajos, otros más continúan platicando o riéndose en el jardín. La mayoría ha emprendido el viaje a su casa que en algunos casos puede llegar a ser de 1 hora y media.
Por el pasillo hacia la puerta principal, un hombre de unos 60 años camina despacio a la salida, es el maestro de la materia de Máquinas y Herramientas, Gerardo Belmonte, pasan de las 6 de la tarde y es el último en salir.
Es un jubilado que toda su vida ha dado clases a jóvenes en Nuevo León, ahora está en Pesquería. Ricardo lo recordará toda su vida.
Es uno de sus alumnos que está por graduarse, con los ojos vidriosos y sin poder ocultar el sentimiento de admiración, dice que es su profesor favorito y que le gustaría ser como él. Antes de entrar a la Escuela Técnica Roberto Rocca no iba a seguir con sus estudios, ahora quiere hacer maestrías y doctorados por el mundo.
Se lo debe a este maestro que además de enseñarle cosas de máquinas ha compartido su tiempo con Ricardo para aconsejarlo y despertar en él la motivación necesaria para seguir adelante a pesar de su contexto difícil.
Así son los profesores y alumnos de esta institución privada. El perfil de su colaboradores y alumnos integra lo humano a lo técnico, apunta a desarrollar sus capacidades, con una educación de vanguardia y calidad humana.
En la escuela solo han quedado los guardias. Lola y La Negra están echadas en el pasto, se han despedido de todos los alumnos y maestros que mañana regresarán muy temprano a seguir cambiando el futuro de Pesquería.