Donald Trump se prepara para asumir su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos el próximo 20 de enero, y su renovado interés en adquirir Groenlandia, un territorio semi autónomo de Dinamarca, ha generado tensiones diplomáticas entre Washington y Europa. El ex presidente está promoviendo activamente la idea, llegando incluso a amenazar con imponer aranceles a Dinamarca como medida de presión.
Un informe del Atlantic Council destaca que el interés de Donald Trump en Groenlandia no es un gesto aislado, sino parte de una táctica más amplia para asegurar recursos estratégicos y contrarrestar la influencia de potencias como Rusia y China en el Ártico.
La “disputa helada” plantea varias preguntas cruciales sobre las implicaciones estratégicas, económicas y diplomáticas de su propuesta. En respuesta, los expertos del centro han analizado los principales aspectos de esta controversia.
La importancia estratégica de Groenlandia
Groenlandia es considerada de alto valor estratégico por múltiples razones. Según el informe, en primer lugar, cuenta con abundantes recursos naturales, incluidos minerales, gas natural y petróleo.
La Comisión Europea ha identificado que veinticinco de los treinta y cuatro “materiales críticos” necesarios para el futuro industrial de Europa se encuentran en la isla, como los utilizados para la fabricación de baterías, turbinas eólicas y vehículos eléctricos.
Además, el Ártico es un punto clave en términos geopolíticos. El cambio climático está provocando el derretimiento del hielo en la región, lo que podría transformar las rutas marítimas y abrir nuevos accesos a recursos energéticos, aumentando el interés de grandes potencias como Rusia y China.
Por otro lado, Groenlandia alberga la Base Espacial Pituffik, una instalación clave de defensa estadounidense que incluye un sistema de alerta temprana de misiles balísticos. Según Rachel Rizzo, uno de los expertos del centro, esta ubicación refuerza el control estratégico de Estados Unidos sobre las rutas más cortas entre América del Norte y Europa.
¿Por qué Groenlandia ahora?
El interés de Trump en Groenlandia se alinea con la agenda de seguridad nacional de su próxima administración, según Christian Bjørn Følsgaard, asesor del Atlantic Council. Por un lado, la isla representa una oportunidad para reducir la dependencia de Estados Unidos de China en cuanto a minerales estratégicos.
Por otro, la creciente actividad rusa en el Ártico y el interés declarado de China en posicionarse como un “estado cercano al Ártico” incrementan la urgencia de reforzar la influencia estadounidense en la región, advirtió el informe.
Reacciones desde Dinamarca y Europa
La propuesta de Trump ha sido rechazada contundentemente por Dinamarca y otros países europeos. Groenlandia, aunque semi autónoma, es parte del reino de Dinamarca y está protegida por su constitución. Según explicó la experta Rizzo, cualquier cambio en su estatus requeriría una reforma constitucional, y la independencia total implicaría la pérdida de subsidios daneses que representan una parte importante de la economía de la isla.
Conservadores daneses, como Rasmus Jarlov, han criticado públicamente a Trump. “Cualquier actividad de Estados Unidos que busque controlar territorio danés debe ser prohibida y contrarrestada”, afirmó Jarlov en la red social X.
Por su parte, el canciller alemán Olaf Scholz y el ministro de exteriores francés, Jean-Noël Barrot, advirtieron contra cualquier intento de anexión o compra, subrayando la inviolabilidad de las fronteras internacionales.
¿Cuál es el objetivo final de Trump?
Expertos del Atlantic Council sugieren que Trump podría estar usando esta propuesta como herramienta de negociación para ejercer presión sobre Dinamarca y Europa en futuros acuerdos económicos. Esta estrategia podría mantener el tema de Groenlandia como un foco de tensión transatlántica durante todo su mandato.
Por otro lado, el informe señala que estas amenazas podrían tratarse simplemente de una maniobra para distraer la atención de otros problemas internos. Sin embargo, cualquier intento de avanzar en la anexión de Groenlandia conllevaría graves consecuencias, como el deterioro de las relaciones con aliados clave en la OTAN y un aislamiento internacional que beneficiaría a rivales como Rusia y China.
Implicaciones para la política exterior de Estados Unidos
El interés de Trump en Groenlandia refleja un cambio significativo en la estrategia global de Estados Unidos, alejándose de décadas de cooperación multilateral y valores compartidos. Según el Atlantic Council, esta postura podría interpretarse como un retorno a una política basada en el poder territorial, más cercana a los principios de conquista del siglo XIX.
Mientras que algunos observadores ven este enfoque como una forma de reforzar el dominio estadounidense en un escenario geopolítico competitivo, otros advierten que podría socavar los principios tradicionales de la diplomacia estadounidense, debilitando alianzas y dañando la posición global de Estados Unidos en el largo plazo.