La periodista italiana Cecilia Sala permanece detenida en condiciones de aislamiento extremo en la prisión de Evin, en Irán, desde el pasado 19 de diciembre.
Según informó Il Post, Sala duerme en el suelo de una celda vacía, iluminada constantemente por una luz que nunca se apaga. No tiene acceso a un catre ni a ningún otro mobiliario, y únicamente dispone de dos mantas: una para cubrirse y otra como superficie para acostarse.
Tras catorce días en estas condiciones, la periodista ha tenido contacto limitado con el exterior, incluyendo una breve visita de treinta minutos de la embajadora italiana en Irán, Paola Amadei, y una llamada telefónica a sus padres el 1 de enero.
De acuerdo con Il Post, la embajada italiana en Teherán entregó un paquete a las autoridades penitenciarias el pasado sábado, que contenía artículos básicos como productos de higiene, libros, cigarrillos, un panettone y una mascarilla para los ojos.
Sin embargo, este paquete no ha llegado a manos de Sala, a pesar de que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia había asegurado que ya había sido entregado. Las estrictas normas de la prisión prohíben incluso el ingreso de anteojos, lo que agrava aún más las condiciones de detención de la periodista.
El aislamiento en el que se encuentra Sala es una medida punitiva que, según expertos citados por Il Post, genera un profundo impacto psicológico en los detenidos, causando ansiedad y malestar. En Italia, la legislación limita este tipo de reclusión a un máximo de quince días, mientras que en Irán no se han especificado restricciones similares.
Durante la llamada telefónica con sus padres, Sala expresó su preocupación y urgencia, insistiendo en que “tenemos que darnos prisa” para encontrar una solución que permita su liberación.
Detención y acusaciones ambiguas
Las autoridades iraníes detuvieron a Cecilia Sala el 19 de diciembre, seis días después de su llegada al país con un visado de periodista. Según un comunicado del Ministerio de Cultura y Orientación Islámica difundido por la agencia oficial IRNA, la periodista fue arrestada por “violar la ley de la República Islámica de Irán”.
Sin embargo, no se han especificado los cargos concretos en su contra, y el caso ha sido descrito como objeto de una investigación en curso. La ambigüedad de las acusaciones ha llevado a especulaciones sobre las verdaderas razones detrás de su detención.
Fuentes citadas por Il Post y la Agencia Italiana de Noticias sugieren que el arresto de Sala podría estar vinculado a un intento del régimen iraní de utilizarla como moneda de cambio en un posible intercambio de prisioneros.
Durante una reunión con la embajadora italiana, el viceministro de Exteriores iraní, Vahid Jalalzadeh, insinuó esta posibilidad al mencionar el caso de Mohammad Abedini Najafabadi, un ciudadano iraní detenido en el aeropuerto de Malpensa, en Milán, el 16 de diciembre.
Abedini, un ingeniero experto en drones, enfrenta una solicitud de extradición por parte de Estados Unidos, lo que ha generado tensiones diplomáticas entre Roma, Teherán y Washington.
El gobierno italiano, encabezado por la primera ministra Giorgia Meloni, ha intensificado los esfuerzos diplomáticos para garantizar la liberación de Sala. Según Il Post, el caso está siendo monitoreado de cerca por Meloni, el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, el ministro de Justicia, Carlo Nordio y el subsecretario del Primer Ministro, Alfredo Mantovano.
El 1 de enero, Italia solicitó formalmente al gobierno iraní “plenas garantías sobre las condiciones de detención de Cecilia Sala” y exigió su liberación inmediata. Además, se pidió que los artículos enviados por la embajada fueran entregados a la periodista.
El ministro Tajani ha descrito las negociaciones como “delicadas y complejas”, subrayando la necesidad de discreción en el manejo del caso.
Según la Agencia Italiana de Noticias, el gobierno italiano y sus servicios de inteligencia están explorando todas las opciones posibles, incluyendo un intercambio triangular que podría involucrar a prisioneros iraníes detenidos en otros países. Este escenario requeriría la colaboración de Estados Unidos, que ha denunciado repetidamente las detenciones arbitrarias de ciudadanos extranjeros en Irán.
La visita del presidente estadounidense Joe Biden a Roma, programada entre el 9 y el 12 de enero, podría desempeñar un papel clave en las negociaciones. Biden tiene previsto reunirse con la primera ministra Meloni, el presidente italiano, Sergio Mattarella y el papa Francisco, aunque su agenda podría verse alterada por los funerales de Estado del expresidente Jimmy Carter, programados para el 9 de enero.
Uso político de las detenciones
La detención de Cecilia Sala ha sido interpretada por analistas y organizaciones internacionales como un intento de presión política por parte del régimen iraní.
Según Riccardo Noury, portavoz de Amnistía Internacional Italia, la falta de cargos específicos contra Sala refuerza la hipótesis de que su arresto responde a intereses estratégicos. Noury señaló que, de tratarse de acusaciones concretas, como violaciones a las normas del velo o propaganda contra el régimen, estas habrían sido comunicadas de inmediato.
La prisión de Evin, donde se encuentra Sala, es conocida por albergar a presos políticos y por las duras condiciones a las que son sometidos sus internos. A pesar de las declaraciones del canciller Tajani, quien aseguró que Sala se encuentra en buenas condiciones de salud, la periodista enfrenta un entorno que, según expertos, está diseñado para ejercer presión psicológica sobre los detenidos.
Mientras las autoridades italianas trabajan para lograr su liberación, el caso sigue siendo un recordatorio de los riesgos asociados con el ejercicio del periodismo en regímenes autoritarios.
La situación de Sala no solo ha movilizado a su país natal, sino que también ha captado la atención de la comunidad internacional, que observa de cerca el desenlace de este complejo caso diplomático.