La OTAN está aumentando su presencia militar en el mar Báltico para mantener la vigilancia y disuadir futuros incidentes como el posible sabotaje de infraestructura submarina crítica acaecido la semana pasada y que afectó a Finlandia y Estonia, según informó la Alianza en su página web.
“Para mantener la vigilancia, aumentar el conocimiento de la situación y disuadir futuros incidentes, la OTAN está aumentando su presencia militar en el mar Báltico”, señaló la Organización del Tratado del Atlántico Norte sin precisar datos del despliegue.
Los aliados también están considerando otras medidas para hacer frente a las posibles amenazas a la infraestructura submarina crítica, incluido el apoyo del Centro Marítimo de la OTAN para la Seguridad de la Infraestructura Submarina Crítica (CUI), señaló la Alianza.
Para hacer frente a esta amenaza potencial de sabotajes a infraestructuras críticas, la OTAN inauguró en mayo pasado, en Londres, su Centro Marítimo para la Seguridad de la Infraestructura Submarina Crítica, cuyo objetivo es cartografiar todas estas infraestructuras en aguas controladas por la Alianza e identificar sus posibles puntos débiles.
Los daños a los cables afectados la semana pasada, que están siendo investigados por las autoridades finlandesas, forman parte de una serie de incidentes recientes en el mar Báltico que están siendo analizados como posibles sabotajes, recordó la OTAN en su web.
Este incidente fue analizado en una reunión mantenida por los aliados la víspera, tras la que expresaron su “total solidaridad” con Estonia y Finlandia a raíz del reciente incidente.
Fueron Finlandia y Estonia, los dos países más perjudicados por la rotura de varios cables submarinos eléctricos y de telecomunicaciones, los que solicitaron a la OTAN que aumentase su presencia militar en la región del Báltico, especialmente en torno a las infraestructuras críticas.
Las autoridades finlandesas tienen confiscado el petrolero Eagle S, registrado en las Islas Cook y que hacía la travesía entre Rusia y Egipto, ya que le consideran sospechoso de haber dañado con su ancla el cable eléctrico submarino Estlink-2 entre Finlandia y Estonia y cuatro cables de telecomunicaciones cercanos.
De acuerdo a las autoridades finlandesas, de haber continuado viaje el navío podría haber dañado también el otro cable eléctrico que une Finlandia y Estonia (Estlink 1) y el gasoducto Balticconnector.
A mediados de noviembre pasado se produjo un episodio similar de rotura de dos cables submarinos en aguas suecas, del que se sospechó que fue responsable un buque chino, el Yi Peng 3; un caso bastante similar al protagonizado por el barco del mismo pabellón NewNew Polar Bear que presuntamente dañó con su ancla dos cables que conectaban Estonia con Finlandia y Suecia, así como en un gasoducto Estonia-Finlandia.
A finales de noviembre pasado, 30 buques de la OTAN y 4.000 efectivos militares se dirigieron al mar Báltico para llevar a cabo uno de los ejercicios navales más grandes del norte de Europa, días después del incidente del Yi Peng 3 en esa misma zona, por la que transita el 15% del tráfico marítimo mundial.
El mar Báltico está bordeado por ocho países de la OTAN y Rusia.
Desde finales de febrero de 2022, cuando Rusia inició su ataque masivo a Ucrania, se han producido varios posibles sabotajes a algunos de los 40 cables de telecomunicaciones y gasoductos críticos que discurren por su fondo marino.
(Con información de EFE)