Al menos 18 militares rusos murieron en un ataque ucraniano llevado a cabo ayer, miércoles, contra un puesto de mando militar ruso en la ciudad de Lgov en Kursk, afirmó este jueves la Dirección General de Comunicaciones de las Fuerzas Armadas de Ucrania. “Según la información actualizada, el edificio donde se encontraba el puesto de mando de la 810ª Brigada de Infantería de Marina quedó parcialmente destruido”, se indica en un comunicado ucraniano. El ataque contra la ciudad, que está ubicada a unos 30 kilómetros de la zona de combate activo en la región de Kursk, probablemente mató al comandante adjunto de la brigada y a otros 17 militares rusos, la mayoría de los cuales eran oficiales de estado mayor, según el comunicado. Por su parte, Rusia afirma que en el ataque resultaron muertas cuatro personas y otras tantas heridas, según indicó el miércoles el gobernador interino de la región, Aleksander Jinstein, mientras que el canal ruso de Telegram Mash, vinculado al ejército, afirmó que la operación se ejecutó con sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes HIMARS.
Rusia arresta a sospechosos de conspirar para asesinar a altos mandos militares
El ataque contra el mando ruso en Kursk se confirma el mismo día en que la principal agencia de seguridad de Rusia informó la detención de varios sospechosos acusados de participar en un supuesto complot ucraniano para asesinar a altos mandos militares, un anuncio que sigue al asesinato de un alto general ruso la semana pasada.
El Servicio Federal de Seguridad, sucesor del soviético KGB y conocido por sus siglas rusas FSB, dijo en un comunicado difundido por las agencias de noticias rusas que había detenido a cuatro rusos acusados de realizar preparativos para asesinar a altos cargos del Ministerio de Defensa.
El FSB afirmó que los presuntos organizadores de los atentados planeaban matar a uno de los altos cargos utilizando un coche bomba teledirigido. Añadió que otro alto cargo militar iba a ser asesinado con un artefacto explosivo oculto en un sobre. La agencia no dio el nombre de los militares que eran objetivo del presunto complot.
El FSB difundió un vídeo en el que se mostraba la detención y el interrogatorio de los sospechosos, que no fueron nombrados.
La declaración se produce tras la muerte del teniente general Igor Kirilov, asesinado el 17 de diciembre por una bomba oculta en un patinete eléctrico aparcado frente a su edificio de apartamentos cuando se dirigía a su oficina. El ayudante de Kirillov también murió en el atentado, que fue reivindicado por Ucrania y llevó de nuevo el conflicto a las calles de la capital rusa.
El FSB ha detenido a un sospechoso, ciudadano de la nación centroasiática de Uzbekistán, y ha afirmado que dijo haber sido reclutado por los servicios especiales ucranianos.
Kirillov, de 54 años, era el jefe de las Fuerzas de Protección Radiológica, Biológica y Química de Rusia. Estas tropas especiales se encargan de proteger al ejército del uso de armas nucleares, químicas o biológicas por parte del enemigo y de garantizar las operaciones en un entorno contaminado.
El Presidente ruso, Vladimir Putin, calificó el asesinato de Kirillov de “grave error” de los organismos de seguridad rusos, señalando que debían aprender de él y mejorar su eficacia.