Las nuevas autoridades de Siria arrestaron este jueves a un alto responsable del régimen derrocado en Tartús, en el oeste del país, durante una operación marcada por violentos enfrentamientos que dejaron al menos 14 muertos el miércoles.
El general Mohamed Kanjo Hassan, jefe de la justicia militar bajo dirección de Bashar al Assad y “responsable de numerosas condenas a muerte” en la prisión de Saydnaya cerca de Damasco, fue arrestado en la localidad de Khirbet al Ma’zah junto con 20 miembros de su guardia personal, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Mohamad Kanjo Hassan firmó la condena a muerte de “miles de personas en juicios sumarios”, indicó a la agencia de noticias AFP Diab Seria, cofundador de la Asociación de Detenidos y Desaparecidos de la prisión de Saydnaya. Su asociación estimó en unos 150 millones de dólares la fortuna acumulada a costa de las familias de los detenidos, que pagaban por obtener información sobre sus seres queridos, que nunca fue proporcionada.
El arresto de Mohamad Kanjo Hassan, “uno de los criminales del régimen de Assad, representa un paso importante hacia la obtención de justicia y la persecución de los criminales”, celebró en X la coalición siria de la oposición, que agrupa a las principales formaciones políticas en el exilio.
Desde la caída del régimen de Assad el 8 de diciembre, Mohamed Kanjo Hassan es el oficial de más alto rango cuya detención ha sido anunciada.
Bashar al Assad huyó a Rusia después de que una ofensiva liderada por islamistas le arrebatara el control de una ciudad tras otra hasta la caída de Damasco, poniendo fin a cinco décadas de gobierno de su clan y provocando celebraciones en Siria y fuera del país. La ofensiva tomó por sorpresa a Assad y a su círculo íntimo, y en su huida del país sólo se llevó consigo a un puñado de confidentes. Muchos otros quedaron atrás, entre ellos su hermano Maher al-Assad, que según una fuente militar siria huyó a Irak antes de dirigirse a Rusia.
Se cree que otros colaboradores del régimen se refugiaron en sus lugares de origen, en regiones alauitas que en su día fueron bastión del clan Assad.
Según la Asociación de Detenidos y Desaparecidos de la Prisión de Saydnaya, Kanjo Hassan dirigió el tribunal militar de campaña de Siria entre 2011 y 2014, los tres primeros años de la guerra que comenzó con la represión de Assad a las protestas democráticas inspiradas en la Primavera Árabe. Más tarde fue ascendido a jefe de la justicia militar en todo el país.
El complejo de Saydnaya, escenario de ejecuciones extrajudiciales, torturas y desapariciones forzadas, personificaba las atrocidades cometidas contra los opositores de Assad. El destino de decenas de miles de prisioneros y desaparecidos sigue siendo uno de los legados más desgarradores de su gobierno.
Odio o venganza
Durante la ofensiva que precipitó el derrocamiento de Assad, los rebeldes abrieron de par en par las puertas de las cárceles y centros de detención de todo el país, dejando salir a miles de personas. En el centro de Damasco, los familiares de algunos de los desaparecidos han colgado carteles de sus seres queridos con la esperanza de que, una vez desaparecido Assad, algún día puedan saber qué les ocurrió.
Las potencias mundiales y las organizaciones internacionales han pedido que se establezcan urgentemente mecanismos de rendición de cuentas.
Dado que el poder judicial aún no se ha reorganizado desde el derrocamiento de Assad, no está claro cómo se juzgará a los detenidos sospechosos de delitos relacionados con las antiguas autoridades.
Algunos miembros de la comunidad alauita temen que, sin Assad, corran el riesgo de sufrir ataques de grupos sedientos de venganza o movidos por el odio sectario.
El miércoles estallaron airadas protestas en varias zonas de Siria, incluida Qardaha, ciudad natal de Assad, por un video que mostraba un ataque contra un santuario alauita y que circuló por Internet.
El OSDH dijo que un manifestante murió y otros cinco resultaron heridos “después de que las fuerzas de seguridad... abrieran fuego para dispersar” a una multitud en la ciudad central de Homs.
Queremos la paz
Las autoridades de transición designadas por HTS afirmaron en un comunicado que el ataque al santuario tuvo lugar a principios de mes, mientras que el Ministerio del Interior dijo que lo habían perpetrado “grupos desconocidos” y que la republicación del video había servido para “atizar las hostilidades”.
Este jueves, el Ministerio de Información prohibió la publicación o distribución de “cualquier contenido o información de carácter sectario cuyo objetivo sea sembrar la división y la discriminación”.
En una de las protestas del miércoles por el video, grandes multitudes corearon lemas como “alauitas, sunitas, queremos la paz”.
Assad se presentó durante mucho tiempo como protector de los grupos minoritarios de Siria, de mayoría sunita, aunque sus detractores afirmaron que jugaba con las divisiones sectarias para mantenerse en el poder.
(Con información de AFP)