Indonesia recordó este jueves a las 167.000 víctimas del tsunami de 2004 en este país desde la Gran Mezquita de Baiturrahman, en la ciudad de Banda Aceh, que aguantó en pie la sacudida de las olas en plena zona cero de uno de los mayores desastres naturales de la era moderna.
El gobernador interino de la provincia de Aceh, Safrizal Zakaria Ali, y el clérigo Abdullah Gymnastiar, lideraron los rituales, a los que acudieron cientos de fieles vestidos de blanco para unirse a las plegarias a lo largo de los jardines del recinto.
Los anfitriones arrojaron agua y flores sobre una tumba, en señal de duelo y recuerdo por los fallecidos.
“Ese día, el desastre cambió la vida de millones. Madres, padres, niños perdieron la vida. Ciudades quedaron devastadas”, recordó el político durante su discurso durante el acto, retransmitido en directo en las redes sociales.
“Pensé que sería el juicio final”, declaró Hasnwati, un profesor de 54 años.
“Era una mañana de domingo en que nuestra familia reía junta cuando de repente llegó el desastre y todo se acabó. No lo puedo describir con palabras”, agregó.
Algunas personas se sentaron llorando en la fosa común de Ulee Lheue, en Banda Aceh, donde fueron sepultadas unas 14.000 personas, mientras algunas comunidades celebraron sus propias oraciones en la provincia para recordar la tragedia.
“Mis hijos, esposa, padre, madre, todos mis hermanos fueron arrastrados”, lamentó Bahaduddin Zainun, un pescador indonesio de 70 años.
“Otros vivieron la misma tragedia. Tenemos los mismos sentimientos”.
Un terremoto de magnitud 9,1 registrado a las 7:58 hora local a unos 120 kilómetros al oeste de la isla indonesia de Sumatra, creó el 26 de diciembre de 2004 olas de hasta 30 metros de altura que golpearon Banda Aceh unos 20 minutos después del temblor inicial.
Unas 61.000 personas perdieron la vida en esta población, alrededor de un 25 % de sus habitantes, ubicada en el extremo norte de Sumatra y considera el epicentro de la tragedia.
La imagen de la solitaria mezquita en pie a unos cientos de metros de la costa, mientras que las viviendas a su alrededor habían sido borradas por las aguas se convirtió en una de las más icónicas de este desastre natural.
Otras urbes costeras de Sumatra, como Calang y Meulaboh, también se vieron afectadas por este tsunami que dejó en el país unos 167.000 muertos, conforme a las cifras oficiales.
Al menos, el tsunami y la magnitud de la tragedia humana que causó consiguieron que la guerrilla separatista islámica que actuaba en Aceh y el Gobierno indonesio alcanzasen un acuerdo de paz y pusieran fin a más de tres décadas de lucha fratricida.
“El tsunami abrió las puertas de la paz en Aceh. El desastre ayudó a que la gente se diera cuenta de que la paz era la mejor solución”, remarcó el gobernador.
Además de los actos programados en Indonesia, otros países, como Tailandia, Sri Lanka e India organizaron ceremonias para recordar este desastre natural que se cobró la vida de más de 228.000 en 14 países bañados por el océano Índico.
Las olas llegaron a impactar incluso contra las costas este de África, siendo la población sudafricana de Rooi-Els, a más de 8.000 kilómetros de lugar del epicentro del sismo, donde se cobraron la vida más lejana.
En las comunidades más afectadas, recordó la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), una tercera parte de los fallecidos eran menores de edad a consecuencia de un terremoto que llegó a romper la falla de mayor longitud jamás registrada, abarcando una distancia estimada de 1.500 kilómetros, más larga que el estado norteamericano de California.
(Con información de EFE y AFP)