La Justicia de Alemania condenó a diez años de cárcel a un ex mercenario del dictador sirio Bashar al Assad por haber cometido crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en el país entre 2012 y 2015, en el marco de la guerra civil.
El sujeto fue identificado por medios locales como Ahmad H, de 47 años, y llegó a Alemania en 2016, en plena crisis migratoria.
Según pudieron corroborar los investigadores, el acusado era uno de los líderes de la milicia a sueldo Shabiha, que operaba en Tadamon, a las afueras de Damasco, y respondía a al Assad reprimiendo a la oposición y sometiendo al pueblo a torturas y maltratos.
Uno de los incidentes incluidos en la causa lo señala por detener a un hombre, golpearlo en la cara y ordenar a otros milicianos que lo “atormentaran brutalmente” durante horas. También se lo acusa de patear a un civil en un puesto de control, golpear su cabeza contra el pavimento y maniatarlo, y de someter en dos oportunidades a un grupo de entre 25 y 30 personas a pasar un día entero cargando sacos de arena hasta una línea del frente cercana, donde estaban expuestos al fuego directo y no se les ofrecia ni comida ni agua.
Shabiha, según la acusación de los fiscales, operaba a su vez con un equipo de la inteligencia militar de la dictadura que ejecutó a por lo menos 47 vecinos de Tadamon.
Tras cometer todos estos crímenes, Ahmad H abandonó Siria y se asentó en Alemania con un perfil bajo, gracias a que la entonces canciller, Angela Merkel, concedió refugio a miles de personas provenientes del país. Vivió allí cuatro años hasta que, en mayo de 2020, un testigo denunció ante las autoridades su paradero y se inició una investigación.
Tres años más tarde, el 8 de marzo de 2023, el hombre fue detenido y responsabilizado por sus actos.
Si bien ninguno de los crímenes fue cometido en suelo alemán ni se identificó como víctima de ellos a ninguno de sus nacionales, Berlín aplica el principio de “jurisdicción universal” que permite a los fiscales tomar casos de delitos graves en el extranjero, independientemente de quién sea el perpetrador o quiénes las víctimas.

Gracias a este lineamiento, el 13 de enero de 2022, la Justicia alemana ya había condenado a cadena perpetua al ex coronel sirio Anwar Raslan, en el que fue el primer juicio internacional por torturas en cárceles sirias ordenadas por la dictadura.
El militar, que desertó de su país en 2012, fue acusado de dirigir el servicio de investigaciones del centro de detención Al Khatib, también conocido como “Rama 251″, en Damasco, entre 2011 y 2012, y de asesinar a 58 personas y torturar a otras 4.000 allí recluidas.
Su juicio comenzó en abril de 2020 y contó con el testimonio de más de 80 personas, entre ellas 12 desertores y múltiples víctimas, que hablaron de los maltratos que sufrieron, describieron el empleo de métodos como descargas eléctricas y golpes con cables, y presentaron más de 50.000 imágenes que exponían la grave situación en la cárcel.
(Con información de AFP)
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